El submarino S-81 Isaac Peral.

El submarino S-81 Isaac Peral. Alfonso Durán Omicrono Cartagena

Defensa y Espacio

Dentro del S-81 Isaac Peral, el submarino de la Armada diseñado y construido en España está listo para operar

El primer ejemplar de la clase S-80 se entregó a la Armada a finales de 2023 y, actualmente, se encuentra a punto de realizar su primer gran viaje.

Más información: Destapamos el S-81, nuevo submarino de España: silencioso, letal, dispara hasta 12 torpedos y misiles

Cartagena
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El Arsenal de Cartagena es el vértice mediterráneo más importante para la Armada de España. Basta colocar un pie dentro de sus instalaciones para reconocer que no es una base naval cualquiera, allí hay algo que sólo un puñado de países en el mundo tiene el privilegio de poseer. Y, todavía más exclusivo, la capacidad de diseñar, desarrollar y fabricar sin depender de nadie. Cartagena es el hogar de los submarinos españoles.

La ciudad ha estado estrechamente ligada a esta rama tan particular de los buques de guerra desde que el cartagenero, ingeniero y teniente de navío Isaac Peral inventara, en la década de 1880, el primer sumergible torpedero y de propulsión eléctrica del mundo. Una auténtica revolución tecnológica que situó a España en el mapa mundial en una época en al que el país afrontaba la pérdida de sus últimos territorios de ultramar.

Esa situación geopolítica tan delicada impidió el aprovechamiento de los inventos del ingeniero Peral. No fue hasta 1917, gracias al impulso de la Ley Miranda, cuando el primer submarino recaló en España desde Estados Unidos. Posteriormente, la participación de la industria nacional fue en aumento y, durante principios del siglo XX, la construcción de los submarinos ya se realizaba en astilleros españoles, aunque siempre bajo licencias de diseños adquiridas a terceros.

Tripulación del S-81 en la cubierta del submarino

Tripulación del S-81 en la cubierta del submarino Alfonso Durán Cartagena

A lo largo de la historia, el nombre de Isaac Peral se ha empleado como homenaje en varios submarinos de la Armada, siendo el último de ellos el S-81 que Navantia entregó a finales de 2023. Se trata, además, de una denominación especial ya que da nombre a toda la familia de sumergibles S-80 de nueva generación.

Se trata de la primera clase de submarinos diseñada, desarrollada y construida íntegramente en España. Una capacidad industrial con la que sólo cuentan 11 países en todo el planeta.

En total, hay cuatro submarinos de esta clase programados y sólo el S-81 finalizado. El S-82 se encuentra en plena construcción en los astilleros vecinos en el puerto de Cartagena y tiene planeado la entrega en septiembre de 2026. El S-83 hará lo propio a finales de 2028 y el S-84 completará la serie prevista en 2030.

Para qué sirve un submarino

"El valor añadido que aporta un submarino es que nadie sabe dónde está ni qué está haciendo ni cuál es su cometido". Con esta frase introductoria a EL ESPAÑOL-Omicrono, Pedro Márquez de la Calleja, comandante de la Flotilla de Submarinos, condensó la razón existencial de estos buques clave para la estrategia naval de la Armada española. "La discreción es nuestra principal cualidad".

Submarino S-81 Isaac Peral atracado en el Arsenal de Cartagena

Submarino S-81 Isaac Peral atracado en el Arsenal de Cartagena Alfonso Durán Cartagena

Los últimos informes indican que, en el año 2030, habrá alrededor de 600 submarinos militares en servicio. "Esto no es porque estén de moda, sino porque es una capacidad que para los países tiene un valor estratégico", explicó el capitán de navío Márquez.

"Si repasamos la historia de la Segunda Guerra Mundial, veremos que los submarinos alemanes pusieron el jaque el desarrollo de la contienda y, en ciertos puntos, fueron los responsables de inclinar la balanza hacia su lado". Otro de los ejemplos que puso el capitán de navío ocurrió en la guerra de las Malvinas donde esta discreción de los sumergibles también tuvo un papel clave en el desarrollo de la contienda.

Ya en pleno siglo XXI, en el año 2006, un portaviones estadounidense que navegaba escoltado por su grupo de combate se encontró, a 500 metros, un submarino chino que había permanecido oculto mientras se acercaba la comitiva de la Navy. "Aquí los americanos se dieron cuenta de todas las capacidades que habían perdido" desde la reducción paulatina de la rama submarina tras el fin de la Guerra Fría.

Esta nueva edad de oro de los submarinos se plasma en la cantidad de países que ya los operan o tienen planeado hacerlo próximamente. Argelia, por ejemplo cuenta en la actualidad con 6 submarinos. "Marruecos, nuestro otro vecino del sur, todavía no tiene", señaló. "Aunque están metido ya en grupos de salvamento y rescate de submarinos y quién sabe si en un futuro llegarán a tener".

Escotilla del Isaac Peral.

Escotilla del Isaac Peral. Alfonso Durán Omicrono Cartagena

"Porque tener un submarino en la mar y que se desconozca la ubicación, impide que otro país tenga el control de esa zona", aseguró. "Te permite hacer ciertas misiones que tenemos asignadas sin que nadie lo sepa".

El capitán de navío enumeró estas misiones: guerra antisubmarina, guerra antisuperficie, inteligencia encubierta, alerta y vigilancia, protección de unidades valiosas, minado, operaciones especiales y ataque a tierra. Para todas estas aplicaciones, la clase S-80 está diseñada y absolutamente preparada.

Inmersión

Antes de cruzar por la pasarela rumbo a la escotilla del S-81, el capitán de corbeta Manuel Corral, comandante del Isaac Peral, da un pequeño briefing sobre cómo es el submarino. La eslora total de la embarcación es de 80,81 metros, pero el casco resistente, donde se encuentra toda la zona transitable, mide aproximadamente 70 metros.

La función principal del casco resistente es proteger a la dotación de la presión a la que somete el agua cuando el submarino está en inmersión. "Gracias a él podemos estar sumergidos a cualquier cota, que nos mantendrá seguros". Según la hoja de especificaciones, el Isaac Peral puede navegar a más de 300 metros de profundidad.

Capitán de corbeta Manuel Corral (de pie) y el teniente de navío Antonio Simón en la sala de mando y control

Capitán de corbeta Manuel Corral (de pie) y el teniente de navío Antonio Simón en la sala de mando y control Alfonso Durán Cartagena

Esta diferencia de medida entre la eslora y el casco resistente del S-81 es debido a los tanques de lastre. El submarino tiene uno en la proa y otro en la popa, gracias a los cuales el buque desciende de forma controlada. "Lo que hacemos al llenar los tanques con agua es eliminar la flotabilidad positiva".

"Sacamos el aire a presión que contiene y lo cambiamos por agua de mar", afirmó Manuel Corral. "Después de esa maniobra de inmersión, hay que hacer el ajuste fino para que el submarino no esté ni muy pesado ni muy ligero" y que la navegación sea la óptima. Para conseguilo, los tripulantes se sirven de una serie de tanques de aire a presión incorporados que también actúan durante la maniobra de emersión.

Cámara de motorización diésel

Cámara de motorización diésel Alfonso Durán Cartagena

El submarino tiene que tener siempre una reserva de aire a alta presión que sea capaz de desplazar al agua almacenada en los lastres. Es importantísimo para que "pueda darle flotabilidad positiva para estar de nuevo en modo superficie, como un barco, también en las maniobras de emergencia".

Las reservas de aire se renuevan cada vez que el submarino alcanza la cota periscópica, en la que la vela del submarino emerge de la línea de agua. En esa maniobra, que puede realizarse incluso varias veces al día según la misión encomendada, también se se aprovecha para conectar los motores diésel y recargar las baterías.

"Con el sistema actual de motorización diésel podemos mantenernos bajo el agua algo más de dos días sin quedarnos sin baterías", apunta Corral. Cuando se instale el sistema AIP, este periodo de tiempo se incrementará hasta "más de dos semanas".

El AIP se encargará de proporcionar energía al submarino sin necesidad de aire exterior, una de las innovaciones más importantes que Navantia se encuentra desarrollando para esta clase de submarinos. El primero en llevar este sistema de serie será el S-83 a finales de 2028, mientras que el S-81 y S-82 lo integrarán en sus respectivas grandes carenas.

A bordo del S-81

Ya en el interior, Corral es la máxima autoridad y el único tripulante que tiene un camarote individual, aunque el lujo y las comodidades se quedan fuera del "tubo". La vida a bordo, reconocen diferentes miembros de la dotación, es tan dura como gratificante. Los egos y el individualismo deben apartarse, "al final somos una familia y la humildad tenemos que llevarla por bandera".

La entrada al submarino se hace en vertical, por la escotilla de proa en este caso. Unos cuantos escalones separan la cubierta del casco resistente hasta llegar a un pasillo que recorre la práctica totalidad de la eslora transitable. El espacio en el interior es mínimo y eso que una amplia mayoría de la dotación se encontraba en tierra firme en el momento de la visita.

Sala de Mando y Control del Isaac Peral.

Sala de Mando y Control del Isaac Peral. Alfonso Durán Omicrono Cartagena

A ambos lados de ese corredor longitudinal se encuentran algunas estancias como las salas de estar, los camarotes o la cocina. Mientras que el resto de cámaras se reparten en dos plantas cuando el pasillo se ensancha. Lejos de los prejuicios impuestos por la ficción, la sensación dista mucho de un agobio real de un espacio tan minúsculo. La iluminación ayuda mucho a dar una relativa apariencia de amplitud, así como algunas zonas donde caben perfectamente dos o tres personas en paralelo.

La primera estancia de la visita interior es la cámara de la motorización diésel del submarino. Cada uno de los conductos está forrado con un material aislante de un plateado muy brillante con el fin minimizar la transferencia de calor al ambiente. Esta medida, aunque efectiva, no quita que este sea el lugar más caluroso de cuantos hay en todo el buque.

Sargento Antonio Torres en la sala de motores diésel

Sargento Antonio Torres en la sala de motores diésel Alfonso Durán Cartagena

Allí nos atiende el sargento Antonio Torres, uno de los responsables de la estación y encargado de explicar los pormenores de la generación eléctrica. Uno de los puntos clave de todo el sistema es el mantenimiento, según señaló el sargento. "Está pensado para que nosotros hagamos un mantenimiento básico, enfocados principalmente en la operación de los diferentes equipos". Para tareas más complejas, se requiere el trabajo de empresas externas.

"Conforme vamos pasando horas en el interior, el oxígeno se va reduciendo y el dióxido de carbono aumentando", afirmó Corral. "La maniobra consiste en estar cerca de la superficie y sacar un mástil que nos pone en contacto con el exterior" para ingresar aire fresco tanto a la zona habitable como a los motores para permitir la combustión.

El teniente de navío Antonio Simón a los mandos del S-81 Isaac Peral

El teniente de navío Antonio Simón a los mandos del S-81 Isaac Peral Alfonso Durán Cartagena

La siguiente estancia, situada hacia proa de la sala de motores, es un espacio diáfano donde se integrará el AIP en la gran carena del submarino, programada para el 2028 o principios de 2029. "Ahora hemos instalado unas literas extra para acomodar a más personal", explicó Corral. Pero dentro de unos años estará copado por los sistemas de una de las novedades más importantes de la clase Isaac Peral que permitirá largos periodos en inmersión.

Mando, control y torpedos

Continuando por el pasillo central, se llega a la joya de corona del S-81: la cámara de mando y control. "Desde aquí se controla todo el submarino", afirmó el capitán de corbeta Corral. Esta parte se puede dividir realmente en dos secciones, a babor se encuentran todos los puestos de navegación del buque y "controlar la plataforma". Justo al otro lado, a estribor, están los controles del sistema de combate y los sensores, que por seguridad mantenían todos sus monitores desconectados.

Panel de mandos del submarino

Panel de mandos del submarino Alfonso Durán Cartagena

Un total de cinco personas son las encargadas del control del S-81. Al ser un submarino moderno, prácticamente todo se realiza a través de pantallas y software. "Permiten operar todos lo equipos de manera remota y también controlar el estado y las posibles emergencias que podamos tener", aseguró Corral.

"Las dos emergencias más graves que podemos tener son una vía de agua y un incendio". La primera por la inundación en pocos minutos debido a la enorme diferencia de presión entre el exterior y el interior del casco resistente. La segunda porque, en un espacio tan confinado, el humo se extiende muy rápido y es "muy peligroso".

Detalle de la Virgen del Carmen sobre el panel de mandos del S-81.

Detalle de la Virgen del Carmen sobre el panel de mandos del S-81. Alfonso Durán Cartagena

En caso de una vía de agua, existen dos cámaras seguras situadas en proa y popa. "Si, por ejemplo, hubiera una emergencia en popa, se estancaría la cámara donde está el problema y el personal se queda en la cámara opuesta". Asimismo, esas cámaras tienen todo lo necesario para manejar el submarino. "Podemos operarlo en local en caso de emergencia mediante unos cuadros".

En el lado de estribor, un equipo de personas tiene todo lo necesario para operar el sistema de combate del submarino, incluido todo el abanico de sensores, periscopios, comunicaciones, equipo de guerra electrónica y sónares, principalmente. "Toda la información recogida se compila de manera que tengamos una situación clara de lo que está pasado alrededor del submarino".

Detalle de controles del Isaac Peral.

Detalle de controles del Isaac Peral. Alfonso Durán Omicrono Cartagena

"Hay que tener en cuenta que, cuando estamos en inmersión profunda, nuestros únicos ojos son nuestros oídos", explicó Corral. "No hay nada más". La información recopilada por los sónares se compara con una serie de bases de datos para saber si lo que están oyendo es un buque de guerra, un mercante o un pesquero.

En un nivel inferior, que se accede por una angosta trampilla con unos cuantos peldaños, se encuentra la zona de torpedos. Por motivos de seguridad, las cámaras estaban prohibidas en esta sección tan sensible de la que no existe una sola imagen publicada.

Controles del submarino S-81

Controles del submarino S-81 Alfonso Durán Omicrono Cartagena

En el momento de la visita, los únicos torpedos que había almacenados eran de prueba. Aunque entregado a la Armada, el submarino todavía se encuentra en un periodo de entrenamiento avanzado por parte de las tripulaciones. El primer viaje de larga duración esperan realizarlo en mayo rumbo a las Islas Canarias, donde también efectuarán el primer lanzamiento de un torpedo real.

Convivencia y aislamiento

El siguiente módulo es el de habitabilidad dentro del Isaac Peral. El espacio está tan limitado que los efectos personales de la dotación deben caber en una taquilla de pequeñas dimensiones y la ropa se guarda debajo del colchón. "Tenemos la suerte de no ser a cama caliente, cada uno tiene su litera asignada", describió una tripulante del submarino. "Aquí no distinguimos entre hombres y mujeres, compartimos habitaciones sin problemas", recalcó.

Estas habitaciones a las que se refiere son minúsculas, la parte de todo el submarino que genera más acinamiento y agobio. Y, salvo el comandante del submarino, compartidas. Para los del escalafón más bajo, estas celdas constan de 6 literas repartidas en dos columnas de tres y separadas por muy pocos centímetros. De hecho, el que duerme en el piso inferior lo hace prácticamente a ras de suelo.

Para el siguiente escalafón las habitaciones están compuestas por una única columna de tres literas y, finalmente, el camarote del comandante. Igual de austero que el resto con la diferencia de tener una cama, algo de más espacio de almacenaje y un pequeño escritorio donde se apoya una foto familiar.

Camarote del capitán de corbeta Manuel Corral, comandante del Isaac Peral.

Camarote del capitán de corbeta Manuel Corral, comandante del Isaac Peral. Alfonso Durán Cartagena

Este vínculo con los que se quedan fuera es una de las peores partes del trabajo en un submarino, concuerdan todos los tripulantes preguntados. "El personal es muy cualificado, hay que tener una gran resistencia a la fatiga y estar muy concienciado", apuntó el teniente de navío Antonio Simón, segundo de a bordo del Isaac Peral. "Tenemos una gran pertenencia a un grupo, del último marinero depende que pueda pasar algo o no, cada uno tiene su puesto asignado y todo el mundo es muy imporante".

"Nos tenemos que ir tragando todas nuestras rarezas y convivir con las peculiaridades de los demás", afirmó en esta ocasión Pedro Márquez, comandante de la Flotilla de Submarinos. "Se requiere una vocación especial [...], aquí no hay Facebook ni Instagram ni TikTok", apuntó. "Eso, hoy por hoy, para un chaval de 20 años no es nada fácil".

Pasillo central del submarino S-81 Isaac Peral

Pasillo central del submarino S-81 Isaac Peral Alfonso Durán Cartagena

De hecho, el aislamiento es prácticamente absoluto y tan sólo hay contacto cuando el submarino está lo suficientemente cerca de la superficie como para desplegar las antenas. Las comunicaciones entre el buque y la estación de tierra se limitan a lo estrictamente necesario para la misión. Y muy poco más.

"Si las familias tienen alguna información que trasladar a algún miembro de la tripulación, deben ponerse en contacto primero con nosotros", explicó un mando asignado a la instrucción de las futuras dotaciones. Luego esa información se traslada al comandante del submarino en la siguiente conexión con tierra y es él quien se encarga de contárselo al destinatario.

Interior del Isaac Peral.

Interior del Isaac Peral. Alfonso Durán Omicrono Cartagena

La psicología en este tipo de situaciones es elemental, máxime teniendo en cuenta las características de los submarinos en cuanto a estar aislados en misiones secretas. "Hace unos años, tuve que comunicar a un subordinado la muerte de un familiar cercano", explicó otra persona. "Por suerte, estábamos en el Mediterráneo muy cerca de puerto y se pudo gestionar un regreso a España rápido gracias a una nación aliada".

En casos de urgencia que requieran una evacuación, el personal del submarino también está instruido para saber cómo gestionarlo. "Puede venir un helicóptero de rescate y evacuar" si hay algún herido o se requiere de un regreso urgente a tierra firme.

"Estar 25 días dentro del submarino sin recibir mensajes de WhatsApp, habiendo dejado a tu marido o a tu mujer y a los hijos, con todos los problemas que lleva esto asociado, es realmente duro", recalcó Márquez. "Hay situaciones en el día a día que son incontrolables y, es muy posible, que termines enterándote semanas después de que hayan ocurrido".