
Asteroide Omicrono
La NASA y la ESA disparan en las últimas horas el riesgo de que el asteroide YR4 se estrelle contra la Tierra
Sigue la investigación de este asteroide, el telescopio James Webb servirá para precisar datos cruciales y determinar el riesgo exacto.
Más información: Científicos simulan cómo sería el impacto del asteroide Bennu de 500 metros contra la Tierra: "Sería catastrófico"
Desde su descubrimiento y tras activar la ONU el Protocolo de Seguridad Planetaria, la comunidad internacional ha enfocado los principales telescopios terrestres hacia esta roca de entre 40 y 90 metros de diámetro. Contra todo pronóstico, la probabilidad de que el asteroide 2024 YR4 choque contra la Tierra en 2032 va en aumento. Quedan pocas semanas para que su trayectoria impida seguir estudiando este peligro desde la Tierra hasta 2028.
La NASA calcula que hay un 2,3% de probabilidades de que el asteroide acabe chocando contra el planeta Tierra. Inicialmente el riesgo era del 1,2%, pero según se ha ido estudiando en los siguientes días su trayectoria, las probabilidades han subido, estando el jueves en 1,9%, hasta figurar este viernes con 2,3% para la agencia estadounidense.
Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha actualizado sus cálculos a 2,23%. Según estas mediciones, la roca chocará con la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Aún así los investigadores piden calma, aseguran que lo más probable es que pase cerca, pero no impacte. En caso de llegar a colisionar, un primer informe del 29 de enero de la International Asteroid Warning Network marca como zonas de mayor riesgo el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el Mar Arábigo y el sur de Asia.

Dimorphos, momentos antes de recibir el impacto. NASA
La observación del asteroide, que apenas llega mes y medio desde su detección, quedará suspendida a finales de marzo. Entonces, su órbita le alejará de la Tierra, hasta 2028. El asteroide tarda cuatro años en dar la vuelta al Sol, momento en el que será posible volver calcular las probabilidades de un impacto y valorar acciones de defensa para proteger la Tierra.
Investigadores españoles también están pendientes de esta amenaza cuya repercusión sería tan grave como una bomba atómica sobre una ciudad, tal y como explicaba esta misma semana Julia de León, investigadora del Instituto Astrofísico de Canarias, al EL ESPAÑOL-Omicrono. "El 99,9% de las veces, este tipo de alertas van disminuyendo la probabilidad de impacto con la Tierra, pero no ha sido así en este caso", decía la científica.
El Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la ESA ya ha aclarado que incluirá una serie de actualizaciones diarias sobre el asteroide, debido no solo a su riesgo de colisión sino al estado de alarma que ha generado entre los organismos de defensa planetaria. Por otra parte, han recordado que la información referente a 2024 YR4 se actualizará conforme su proximidad sea mayor y respecto al resto de observaciones que determinen de forma más clara su posición.
James Webb al rescate
Para cuando sea imposible seguir al asteroide desde la Tierra, el telescopio espacial James Webb será el encargado de vigilar a esta roca. Este importante instrumento de observación espacial medirá a partir de finales de abril el recorrido del asteroide 2024 YR4.
El jefe de la Oficina de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA), Richard Moissl ha explicado a EFE que este telescopio permitirá calcula con exactitud el diámetro del objeto y, por lo tanto, el peligro que implica, pues por el momento no se cuenta con este dato de forma precisa.
De ser mayor de 50 metros podría hacer desaparecer una ciudad del mapa, explica el experto, pero vaticina que a principios de abril el porcentaje de impacto podría haberse reducido a cero con más información.
Se trata del primer asteroide en estar en nivel 3 de la llamada 'escala Torino', lo que implica que este objeto tiene más de un 1 % de posibilidades de impactar en la Tierra y mide entre 40 y 90 metros de diámetro. También es la primera vez que la ONU activa el Protocolo de Seguridad Planetaria. Proyectos de investigación y misiones como DART adelantaron la necesidad de proteger en algún momento la Tierra de la llegada de un asteroide capaz de causar un gran daño.