Actualmente, los LEDs que solemos ver en todos los aparatos que usamos en el día a día se componen de un chip emisor de luz azul y de un filtro fabricado con tierras raras que convierte la luz azul en luz blanca. Estos filtros están muy estandarizados, pero generan una serie de problemas, tanto en su producción como en su impacto directo en las personas. Un proyecto liderado por el instituto IMDEA Materiales pretende acabar con ellos.

¿Cómo? El objetivo del IMDEA es sustituir los filtros de los LEDs que solemos usar por proteínas diseñadas genéticamente y producidas por bacterias. Concretamente, proteínas similares a las que usan los animales marinos para producir luz, y así evitar los problemas derivados del uso de esta clase de filtros.

Según explica la misma IMDEA, este proyecto europeo bautizado como ENABLED cuenta cuenta con 2.6 millones de euros de respaldo. Se desarrolla bajo un consorcio en el que participan países como España, Italia y Europa y tendrá una duración de unos 3 años.

LEDs a partir de bacterias

Proteína fluorescente artificial. IMDEA

Los filtros que se usan en los LEDs actuales tienen varios problemas. No consiguen una conversión a luz blanca absoluta, provocando por el camino problemas en la vista de los niños y alteraciones en el ritmo cardíaco de los adultos. Las tierras raras con las que se fabrican estos filtros también son un problema, ya que no se reciclan y son un producto muy escaso. Estos se agotarán, al ritmo actual y teniendo en cuenta el aumento de producción de los LEDs la IMDEA estima que se agotarán en aproximadamente una década.

ENABLED pretende sustituir estos filtros por las proteíans ya mencionadas. 3 de cada 4 animales marinos producen luz de alta potencia mediante un sistema que usa estas proteínas como filtro. El grupo de IMDEA ha conseguido extraer estas proteínas de dichos animales y estabilizarlas en plásticos sin que pierdan por el camino sus propiedades luminiscentes.

No obstante, el caso no es usar estas mismas proteínas, sino diseñar proteínas similares genéticamente. Para fabricar los bioLEDs resultantes usarán bacterias como la Escherichia coli, un microorganismo que crece muy rápidamente y con mucha facilidad. Esto debería arreglar el problema del abastecimiento de la producción LED debido a su facilidad para crecer y a su rapidez.

Además, se evitarían los problemas derivados de los filtros convencionales. Sin embargo, esto lleva un desarrollo y no se sabe a ciencia cierta cómo afectaría este proceso a la producción final de estos bioLEDs y si conseguirán ofrecer los mismos resultados que los actuales.

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