El abuso de los medicamentos acarrea problemas muy graves que se traducen en millones de euros para los servicios públicos de salud. China ha puesto toda la carne en el asador para terminar con esta lacra empleando reconocimiento facial en la compra de medicamentos con fármacos delicados.

Shanghái, como ciudad piloto, está comenzando a desplegar en las farmacias unos terminales con cámaras capaces de reconocer a los usuarios de estos medicamentos. Las fórmulas que están bajo lupa son las que contienen sedantes y sustancias psicotrópicas que puedan usarse para fines no médicos.

Los fármacos con estas sustancias suelen estar relacionados con adicciones de todo tipo y tienen un mercado negro tan importante como lucrativo. Los terminales con reconocimiento facial instalado ayudarán a monitorizar la compra-venta de los medicamentos de forma bidireccional haciendo partícipe a ambas partes.

Xi Jinping, presidente de China. Reuters

Los dispositivos instalados escanearán tanto a los compradores como a los farmacéuticos. Evitando que unos consigan hacerse con más dosis de la estrictamente correspondiente y que otros provean de fármacos de forma ilegal.

La medida también se ha encaminado para evitar que los medicamentos que se sirven en las farmacias sirvan como materia prima para la fabricación de drogas ilegales en el país. Por ejemplo, algunos fármacos con efedrina o pseudoefedrina pueden ser utilizados como base en la fabricación de cristales de metanfetamina. Dos compuestos que se encuentran en medicinas para resfriados o alergias. Según recoge South China Morning Post, se trata de un problema creciente tanto en China como en el resto del mundo.

Las agencias antidrogas de Shanghái han estado probando el sistema desde noviembre de 2019 y esperan que el despliegue total se alcance en la primera mitad del próximo año. Por el momento, ya está instalado en 31 organizaciones de salud y se han realizado más de 300 reconocimientos faciales.

Una bolsita de metanfetamina.

China es uno de los países estrella en los escaneos faciales. El gobierno del país es uno de los más estrictos del mundo en lo relativo al control de sus ciudadanos. Por ejemplo, es imposible acceder a según qué servicios online provenientes de países extranjeros y los castigos para aquellos que se salten las normas son demasiado severos.

El reconocimiento facial en farmacias es solo una medida de control más con las que conviven los ciudadanos chinos. También es una forma muy costosa. En la gran mayoría de países el control de este tipo de medicamentos se lleva a cabo mediante recetas electrónicas y la necesidad de presentar un documento de identidad a la hora de retirarlo en una farmacia u hospital.

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