La salud es una de las industrias más boyantes del mundo. Empresas de todo el globo invierten ingentes cantidades de dinero en buscar curas para todo tipo de enfermedades (comunes en su mayoría) y algunas ya han visto a la inteligencia artificial como una herramienta potentísima para la preciada longevidad.

Longevidad que en países como España o Japón, donde en 2019 murió un anciano con 113 años, superan cada poco tiempo los récords cosechados. En otras latitudes, también del mundo desarrollado, el tema no pinta muy bien y la esperanza de vida está estancándose o incluso retrocediendo. Como por ejemplo en Estados Unidos.

La nación más poderosa del mundo y la que más se gasta en salud tiene también un gravísimo problema con el acceso a la sanidad para millones de personas. Ciudadanos que tienen que hipotecar su casa para poder recibir un tratamiento contra un cáncer y que en la acomodada Europa Occidental nos parece algo extraterrestre.

Arma más contra las enfermedades

Un estudio llevado a cabo por CB Insights ha recogido los datos financieros de las empresas de salud y arroja que han recaudado inversiones por valor de 1.600 millones de dólares solo en el tercer trimestre del año 2019.

Gran parte de ellos corresponden con los 550 millones que Babylon Health ha conseguido, un trozo de pastel enorme para la compañía londinense que utiliza una enorme base de datos con inteligencia artificial aplicada para encontrar patrones y realizar recomendaciones.

Entre el resto de las compañías del sector, según apunta SingularityHub, encontramos nombres tan importantes como Insilico Medicine y Juvenescence. La primera de ellas es una empresa de biotecnología con sede en Maryland que utiliza la inteligencia artificial y el deep learning para el descubrimiento de nuevas medicinas en ordenadores.

Algo muy similar hace Juvenescence pero con el concepto de "ecosistema de la longevidad". Un concepto que tiene como base proveer de buenas condiciones físicas y mentales a los pacientes para que lleguen sanos a más edad. Lo hace a través de una red de compañías coordinadas por científicos y que cuenta con especialistas en la creación de medicinas, en el desarrollo de aplicaciones con inteligencia artificial y expertos en finanzas.

Negocio multimillonario

Relacionado íntimamente con la salud nos encontramos con uno de los deseos más recurrentes de la humanidad: la eterna juventud. Lo que antes significaba la peregrinación para tomar agua de la fuente de un manantial, hoy tenemos centros de datos y aplicaciones en la nube.

¿Y dónde está el negocio? Donde hay dinero. Las personas mayores son los que acaparan más dinero en sus cuentas corrientes y son los únicos que están dispuestos a rascarse el bolsillo (porque pueden) en tratamientos de miles de euros.

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La inteligencia artificial también puede significar un ahorro superlativo para las administraciones públicas. Proyectos como el Digital Care Planning llevado a cabo en Reino Unido usa un asistente de voz basado en IA para que los propios mayores y sus familias tengan una planificación y gestión de los cuidados que se requieran.

Y no solo con inteligencia artificial, alrededor del día a día de los mayores hay decenas de servicios extras en los que algunas empresas invierten miles de millones. Un buen ejemplo podría ser Echo, una app que permite solicitar recetas en la sanidad pública de UK y que sean proveídas directamente en la casa del mayor.

Son solo un par de empresas de todas las que recoge el Financial Times y que han quedado finalistas en los premios Innovating for Ageing. Pero la industria de la longevidad tiene en las tecnológicas de Silicon Valley y en la inteligencia artificial dos núcleos sobre los que cimentar su negocio.

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