Los usuarios bloqueados por Trump en Twitter sufrieron una pérdida de derechos constitucionales, según ha dictaminado un juez federal.

Donald Trump pasará a la historia por muchas razones; una de ellas, por ser el primer presidente de los EEUU que pasa más tiempo en redes sociales que en televisión. En concreto, Twitter lleva años siendo su plataforma preferida, incluso antes de que se hablase de su posible candidatura presidencial.

Hay quien dice que Donald Trump gobierna desde Twitter, y no le faltaría razón. Los tuits que publica en su cuenta personal, @realDonaldTrump, llegan a millones de personas de todo el mundo, y son el equivalente a órdenes directas para su equipo. Pero, ¿significa eso que todo el mundo debería poder leer su cuenta personal?

Los usuarios bloqueados por Trump en Twitter, ¿vulneración de la constitución?

Trump es famoso por bloquear a cualquiera que le contradiga o simplemente le caiga mal; la cuestión que llegó a los tribunales fue si el presidente estaba actuando de manera anticonstitucional, y la decisión de la jueza encargada del caso ha sido un rotundo “sí”.

En concreto, las acciones de Trump y la persona encargada de gestionar su cuenta, Daniel Scavino, infringen la primera enmienda de la constitución de los EEUU, que se refiere a la libertad de expresión y petición. La lógica es que, al bloquear a estos usuarios, Trump les negó la posibilidad de expresarse ante el Presidente de los EEUU. En este caso, los derechos de la mayoría vencen a los derechos del propio Trump.

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Esta decisión es importante porque, en realidad, @realDonaldTrump no es la cuenta oficial del presidente de los EEUU. Esa es @POTUS, una cuenta que su antecesor Barack Obama sí usaba para realizar comunicados, pero que en la actualidad ha quedado relegada a publicar notas de prensa y hacer RTs de noticias favorables a Trump.

De la misma manera que el hábito no hace al monje, la cuenta de Twitter no hace al presidente, y @realDonaldTrump no puede ser considerada una cuenta únicamente personal desde el mismo momento en el que Trump tomó el cargo.

Esta es una decisión interesante, por la manera en la que no distingue entre cuenta personal y “oficial”. En otros países es habitual ver esta distinción, y será interesante ver cómo otras leyes interpretan esta relación entre el representante y los ciudadanos.