Mucho ha cambiado la industria musical desde que apareció Spotify hace casi 5 años. Aunque en aquellos tiempos ya contábamos con algunas opciones similares, fue la compañía sueca la que consiguió convencer a gran parte del público, y a una parte importante de los artistas, de que ellos traían bajo el brazo la solución definitiva al caduco modelo de distribución musical. A día de hoy Spotify sigue luchando por mantener unos cimientos aparentemente frágiles, cuyas ruinas (en caso de que lleguemos a verlas) podrían ser igual o más valiosas que las del aclamado Napster.

De cualquier modo, la polémica sobre la sostenibilidad de Spotify vuelve a calentarse debido a las recientes declaraciones del músico Thom Yorke, vocalista de Radiohead entre otros grupos, y su amigo y productor Nigel Godrich. Ambos desmienten que este modelo sea rentable para los artistas, no así para las discográficas, cuyas arcas suelen llenarse con un porcentaje muy superior al de los autores. Situación que, de ser cierta, desemboca en un panorama muy similar al que existe con la distribución en formato CD. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación?

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En primer lugar tenemos Spotify Free, esta modalidad nos permite escuchar 10 horas de música mensuales intercaladas con anuncios y nos priva de la opción de utilizar la aplicación oficial para smartphones, entre otras limitaciones. El origen de ingresos de una cuenta gratuita es la publicidad, similar a la mayoría de los canales de televisión y otros modelos de distribución de contenidos multimedia. Además, existen varias modalidades premium que permiten muchas más funcionalidades a cambio de una suscripción mensual.

La compañía asegura que estas limitaciones de las cuentas gratuitas son suficientes para incitar a una cuarta parte de sus 24 millones de usuarios activos a pasarse a la modalidad premium. Más de 5 millones de usuarios pagando 120 dólares anuales más los ingresos por publicidad de Spotify Free, avalan el modelo que sostiene Spotify. Modelo que, según la propia compañía, reparte el 70% de los ingresos (500 millones de dólares hasta la fecha) entre artistas, discográficas y compañías gestoras de derechos, entre otros actores. Pero ¿qué porcentaje real percibe el artista?

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Como norma general, a pesar de todo el secretismo que existe entorno a las cifras concretas, Spotify afirma que paga a un artista un porcentaje equivalente al volumen de reproducciones que consigue a través de su servicio. Por ejemplo, paga el 2% de sus royalties en bruto a un artista cuya música representa aproximadamente el 2% del total de las reproducciones del amplio catálogo disponible. Por otra parte, según Spotify, todos los autores deben contar con una compañía gestora que medie entre Spotify y ellos mismos.

Por último, y para rizar más el rizo, leemos en Consequence of Sound que el propio manager de Radiohead, Brian Message, apoya las gestiones de Spotify alegando que la música necesita abrirse nuevos caminos, y que no debemos negar las oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías. Lo cual no hace más que demostrar que aquí cada uno tiene su punto de vista y que el problema de la distribución multimedia, lejos de solucionarse, aún tiene cuerda para rato.

Fuente | Spotify