Hoy día 30 de abril de 2013 se cumplen 20 años desde que la web, tal y como la conocemos, se convirtió en una red pública.

Bastó con la publicación del CERN por el que proclamaban a Internet como una red pública, libre y mundial con la introducción de las siglas WWW (World Wide Web), y que ahora lo celebran con la republicación de este artículo, con el que podéis comprobar cuánto ha cambiado internet en lo que a interfaz se refiere.

Internet comenzó con la idea de mantener en contacto a físicos de universidades e instituciones de todo el mundo, pero pronto se convirtió en una infraestructura como la que se conoce ahora. Para hacernos una idea, si a finales de 1993 no había más de 500 servidores en todo el mundo y las WWW sólo representaban el 1% de tráfico en Internet (correo electrónico, acceso remoto, transferencia de archivos…), ni pensar la cantidad de servidores que existen en la actualidad cuando hay más de 630 millones de sitios web en linea.

Pero hace 20 años Internet no constaba más que de un servicio gratuito del que podías disponer con solo tener acceso a un servidor al que poder acceder desde un software determinado. Lógicamente, las primeras interfaces de internet requerían conocimientos previos de tecleo de código y algún estudio previo sobre informática, ya que en esa época Internet no estaba tan bien asentado en la sociedad como ahora y se trataba para muchos de un mundo extraño, desconocido y, sobretodo, criticado.

En ese momento se creó una nueva forma de comunicarnos de manera rápida y desde cualquier lugar del planeta. Surgieron nuevos términos, como el de hipertexto, que serían objeto de estudio y sentarían las bases de la estructura de la conocida actualmente como red de redes.

Entonces, Internet no tenía fronteras. Si nos paramos a visualizar el gran desarrollo que ha tenido Internet como red, no cabe duda de la facilidad y rapidez con la que podemos acceder,  compartir archivos, comunicarnos, etc. Pero si hay algo que Internet no ha podido superar son las barreras de la libertad, es difícil entender como en algunos países en pleno siglo XXI privan a sus ciudadanos de este servicio que nació con un carácter totalmente libre y gratuito.