Vuelo rasante de F-35
India y Suiza se apartan del caza F-35 por culpa de Trump: rechazan su adquisición tras la subida de los aranceles
La imposición de las nuevas tasas arancelarias de Trump está provocando que India mire hacia Moscú y Suiza busque apoyarse en socios europeos.
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Además de tensar las relaciones diplomáticas, la utilización de los aranceles como arma arrojadiza está provocando que algunos países vean con recelo y se echen atrás en la intención de comprar cazas estadounidenses F-35.
Hace solo un par de días, trascendió que el Ministerio de Defensa español se desmarcaba completamente de la compra del F-35B para la Armada y, por tanto, también de la versión F-35A para el Ejército del Aire y del Espacio.
Mientras que el Partido Popular reclama al Gobierno de Sánchez que detalle los motivos de tal movimiento, otros países como Suiza o India lo tienen mucho más claro y apuntan directamente a la nueva política económica de Donald Trump.
Varios representantes de todos los partidos políticos suizos se encuentran ahora mismo buscando la fórmula para cancelar el pedido de 36 cazas F-35 a Lockheed Martin, según Bloomberg.
La exigencia ha cogido forma en Berna después de que Trump impusiera un arancel del 39% a Suiza, mucho más alta que a sus vecinos de la Unión Europea. El coste estimado del programa de adquisición de los 36 cazas apuntaba a superar los 7.500 millones de euros.
"Un país que nos lanza piedras en el comercio no debería recibir ningún regalo", dijo el diputado verde Balthasar Glättli, quien en primavera presentó una propuesta para cancelar el proyecto de adquisiciones.
De hecho, la compra del caza lleva siendo un tema complicado de tratar en Suiza debido a un "malentendido" con Lockheed Martin por el coste total de la operación. A finales de junio, se conoció un sobrecoste de más de 1.000 millones de euros respecto al precio acordado cuando se firmó el contrato.
"No sé cómo aceptará nuestra gente la compra de aviones de combate F-35 a precios más altos de lo que se suponía originalmente, especialmente después del shock arancelario estadounidense", según argumentó Hans-Peter Portmann, legislador liberal y compañero de partido de la presidenta suiza Karin Keller-Sutter.
Portmann aseguró que el gobierno debería considerar la suspensión total o parcial del contrato y asumir las posibles pérdidas. También que, posteriormente, se debería examinar qué deficiencias en la defensa del país podrían subsanarse mediante una colaboración más estrecha con los socios europeos.
India mira a Putin
Según recoge Bloomberg, India ha informado a Estados Unidos que no está interesada en comprar los aviones de combate F-35. El primer acercamiento entre ambos países sobre el tema ocurrió el pasado febrero cuando Modi, el presidente indio, visitó la Casa Blanca y Trump le ofreció este modelo de caza.
Sin embargo, desde Nueva Delhi apuestan más por una colaboración centrada en el diseño y la fabricación conjunta de equipos de defensa a nivel nacional, tal y como recoge el mismo medio citando a funcionarios del país. La decisión llegó tras la imposición por parte de Trump de un arancel del 25% a India.
Caza Su-57 en el evento. X (Twitter)
Este alejamiento entre los dos países está siendo aprovechado por Rusia. Moscú mantiene buenas relaciones históricas con Nueva Delhi en el apartado diplomático que se traslada igualmente al armamentístico.
El sistema de misiles Oniks y los cazas Su-30 de origen ruso se fabrican íntegramente dentro del tejido industrial indio, un esquema que quieren replicar con el Su-57, la propuesta del Kremlin para los cazas de quinta generación.
Hasta ahora, debido a algunas dificultades en el desarrollo del motor, el caza Su-57 ha tenido una representación testimonial fuera de su país de origen. Algo que Putin quiere cambiar en el corto plazo para convertir a su plataforma en un éxito de exportaciones, clave para el sostenimiento del programa.
Lo que ofrece Rusia a India es la posibilidad de fabricar los Su-57 en su territorio y una transferencia tecnológica completa, según Defence Express. Esto significa que las Fuerzas Armadas de Nueva Delhi podrán acceder a las entrañas de la aeronave y modificarla a conveniencia.
Estados Unidos no permite esto último a ningún país salvo a Israel, el resto compra un sistema totalmente cerrado e, incluso, con perpetua dependencia de Lockheed Martin y Estados Unidos para llevar a cabo tareas críticas para la operación de la aeronave.