Bruselas

Aunque la vacunación contra la Covid-19 no es de momento obligatoria en ningún Estado miembro, la Unión Europea prepara una medida que podría actuar como incentivo para animar a los más escépticos. Se trata de crear un pasaporte común de vacunación cuyo objetivo primordial es facilitar viajes sin pruebas PCR ni cuarentenas, aunque su uso podría ampliarse, por ejemplo, para garantizar un acceso seguro a otras actividades como grandes conciertos u otros eventos masivos.

Hacer la vacuna obligatoria o voluntaria es competencia nacional, pero Bruselas considera que los antídotos constituyen hoy por hoy la única estrategia de salida sostenible de la crisis. El objetivo es llegar como mínimo al 70% de la población para lograr la inmunidad de grupo. "La vacunación es la luz al final del túnel de esta pandemia", ha dicho la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, este viernes en Lisboa, donde ha acudido para marcar que Portugal asume la presidencia de turno de la UE. 

El certificado europeo de vacunación se discutirá por primera vez al máximo nivel en la videocumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete que se celebra el próximo jueves 21 de enero. Aunque ya cuenta con el apoyo de países dependientes del turismo como España, Portugal o Grecia, genera dudas en otros como Alemania. La OMS rechaza de facto esta idea ya que, según sostiene, "todavía se desconocen las repercusiones de las vacunas en la reducción de la transmisión y la disponibilidad actual de vacunas es demasiado limitada".

Se trata pues de un debate "muy sensible" por los riesgos para la privacidad y de discriminación, por lo que no se espera una decisión inmediata, explican fuentes diplomáticas. 

La discusión la ha lanzado precisamente el primer ministo griego, el conservador Kyriakos Mitsotakis, con una carta enviada el pasado martes a Von der Leyen y al resto de sus colegas europeos. "Aunque nosotros no vamos a hacer que la vacunación sea obligatoria ni un prerrequisito para viajar, las personas que se han vacunado deberían tener libertad para viajar", escribe Mitsotakis.

El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, durante una cumbre de la UE UE

"Esto proporcionará además un incentivo positivo para que los ciudadanos se animen a vacunarse, que es la única forma de asegurar un retorno a la normalidad", agrega. Por todo ello, el primer ministro griego reclama implantar un certificado estandarizado de vacunación reconocido en todos los países de la UE, que los ciudadanos presentarían al embarcar en cualquier medio de transporte: avión, barco o ferrocarril. 

Mitsotakis ha puesto sobre la mesa incluso un modelo de cómo debería ser este pasaporte. Considera "imperativo" que el debate se resuelva antes del verano con el fin de salvar la temporada vacacional de 2021 y por ello reclama una movilización "urgente" al máximo nivel político. 

No al cierre de fronteras

Von der Leyen ha dado una acogida positiva a esta idea, pero al mismo tiempo avisa de las dificultades de ponerla en práctica. A su juicio, es una "necesidad médica" que los ciudadanos cuenten con un certificado de que han sido vacunados y que esté armonizado en la UE. "Una segunda cuestión, de caracter político y legal, es qué puedes hacer con este certificado", ha agregado la presidenta de la Comisión. Es decir, qué derechos o qué acceso otorgaría este pasaporte.

"Esto es algo que vamos a tener que discutir a nivel europeo para contar con reglas comunes. Lo importante es encontrar el equilibrio correcto y justo. Por ejemplo, que se pueda optar entre el certificado o una prueba negativa de Covid si aún no has tenido acceso a la vacunación", sostiene Von der Leyen. 

"Lo esencial es encontrar una forma de garantizar la libre circulación en Europa, que ningún pais sienta la necesidad de cerrar otra vez sus fronteras por la pandemia", ha explicado el primer ministro portugués, António Costa, que ha ejercido de anfitrión de la presidenta. Portugal defiende un pasaporte armonizado pero también que se mantenga la opción de una PCR. Eso sí, cualquier solución debe estar lista antes de verano para recuperar el turismo.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el primer ministro portugués, António Costa, este viernes en Lisboa Carlos Costa/CE

El Gobierno de Pedro Sánchez apoya el certificado europeo de vacunación con el objetivo de "facilitar la movilidad intracomunitaria" (no sólo de turistas, sino también de estudiantes, empresarios o incluso diplomáticos), lo que se traduciría en un "impacto muy positivo en nuestra economía". Pero también admite que la discusión en Bruselas "está muy verde".

"Si hay un consenso en la comunidad sanitaria y científica de que las personas que han recibido esas vacunas deberían poder moverse porque eso no tiene una incidencia negativa sobre los esfuerzos de mitigación de la enfermedad, España va a estar siempre de acuerdo", explican fuentes de Exteriores. 

¿Privilegio a los vacunados?

Sin embargo, el Gobierno de Angela Merkel es mucho más escéptico. Su ministro del Interior, Horst Seehofer, rechaza cualquier "privilegio" para las personas vacunadas, porque a su juicio eso equivaldría a convertir la vacunación en obligatoria por la puerta de atrás, algo a lo que se opone. Seehofer tampoco quiere que empresas privadas como las aerolíneas o los organizadores de conciertos puedan conceder "derechos especiales" a las personas vacunadas. 

Una postura que contrasta con la del líder del grupo popular en la Eurocámara, el también alemán Manfred Weber, que sí respalda la iniciativa del primer ministro griego como receta para evitar una fragmentación de la libertad de viaje en la UE y amortiguar el impacto de la crisis en los Estados miembros más dependientes del turismo. 

"La propuesta del primer ministro Mitsotakis es una contribución interesante y debe ser valorada atentamente. Es fundamental seguir combatiendo la pandemia con medidas coordinadas a nivel europeo que combinen la prevención y control del coronavirus con el mantenimiento de la libertad de circulación dentro de la UE”, explica a EL ESPAÑOL la portavoz del PP en la Eurocámara, Dolors Montserrat. 

La canciller Angela Merkel, durante la última cumbre de la UE UE

Para el eurodiputado del PSOE Nicolás González Casares, el pasaporte de vacunación "puede ser bueno para el turismo y para la seguridad en los viajes, pero siempre que no conlleve restricción de viajes a los no vacunados, que deben poder hacerse la PCR y viajar igual". Lo que hay que evitar a toda costa es cualquier discriminación o limitación de la libertad a las personas que todavía no han podido vacunarse, insiste a este periódico.  

Y es que el principal problema ahora mismo en la Unión Europea para alcanzar la inmunidad de grupo no es tanto el rechazo a vacunarse sino la escasez de vacunas disponibles. Países como Alemania o Hungría llevan varios días criticado la estrategia de compras conjuntas a escala europea liderada por la Comisión. Se quejan de que no les llegan suficientes dosis. Sostienen que Bruselas cerró tarde los contratos con las grandes farmacéuticas, se equivocó de proveedores y no reservó bastantes pinchazos de Pfizer-BioNTech y Moderna, los únicos antídotos autorizados hasta ahora.

¿Faltan vacunas?

El resultado es de nuevo una cacofonía europea. El Gobierno de Merkel negocia sus propios contratos con Pfizer y Moderna. El húngaro Viktor Orbán mira a Rusia, China e Israel. También Chipre ha anunciado conversaciones con Israel para obtener más vacunas. Y los países nórdicos y bálticos han enviado una carta al Ejecutivo comunitario en la que se quejan de que Pfizer va a recortar los suministros durante las próximas semanas por obras en su planta en Bélgica, una reducción que afecta también a España.

Tras conocer estos problemas, Von der Leyen ha telefoneado este viernes al consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, para pedirle explicaciones. Él le ha dado garantías de que, pese a los retrasos, todas las dosis que la compañía prometió a la UE durante el primer trimestre de 2021 se entregarán efectivamente durante el primer trimestre. 

La presidenta de la Comisión rechaza los ataques a su gestión de las vacunas. "Con las dos primeras vacunas en el mercado, BioNTech y Moderna, tenemos acceso a suficientes dosis (en total, 760 millones) para vacunar al 80% de la población europea", presume Von der Leyen. Bruselas prevé autorizar la tercera vacuna, la de AstraZeneca, el 29 de enero (300 millones de dosis contratadas). La siguiente en llegar será la de Johnson & Johnson en febrero o marzo, que además sólo requiere una dosis.

Un momento del primer acto de vacunación en el área de salud de Ibiza y Formentera EFE

La negociadora del Ejecutivo comunitario en materia de vacunas, Sandra Gallina, tuvo que comparecer el pasado martes en la Eurocámara para defenderse de las acusaciones de Berlín o Budapest. Aseguró que la UE ha comprado todas las dosis que se le ofrecieron de las vacunas más prometedoras, al mejor precio y con plazos de entrega tasados. "¿Qué sentido tiene comprar miles de millones de dosis sobre el papel si luego no se suministran?", dijo a los parlamentarios.

La Comisión ha avisado de que el marco legal comunitario prohibe ahora a los Estados miembros emprender negociaciones paralelas con las farmacéuticas al margen de Bruselas. De hecho, la responsable de Sanidad, Stella Kyriakides, acaba de escribir a todos los Gobiernos para recordarles esta restricción y exigirles que le informen de cualquier contrato bilateral que hayan cerrado. Pero nadie en el Ejecutivo comunitario se atreve a cuestionar abiertamente la actitud de Alemania.

En contraste con Berlín, el Gobierno de Sánchez (como el de Emmanuel Macron en Francia) no tiene ninguna queja de la estrategia de compra de vacunas de Bruselas. Al contrario: considera que ha evitado la competencia entre los Estados miembros y la duplicidad de esfuerzos y de recursos y ha garantizado los mejores precios posibles. La campaña de vacunación alcanzará en las próximas semanas su "velocidad de crucero", cuando haya más antídotos autorizados y las farmacéuticas mejoren su capacidad de producción.

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