Bruselas

La crisis migratoria que desbordó a la Unión Europea a partir de 2015 ha quedado definitivamente atrás, aunque las fracturas que provocó entre los Estados miembros siguen a flor de piel. El año pasado, el número de inmigrantes irregulares detectados en las fronteras exteriores de la Unión cayó un 6% hasta situarse en 139.000 personas. Esta cifra supone una disminución del 95% respecto al récord absoluto de 2015 y es la cantidad más baja desde 2013, según los datos preliminares recogidos por la Guardia Europea de Fronteras y Costas (Frontex).

En la ruta entre Marruecos y España, que en 2018 fue la principal vía de entrada de inmigrantes irregulares a la Unión Europea, el número de llegadas se redujo un 57%, hasta situarse por encima de las 23.000 personas. Las principales nacionalidades son marroquíes y argelinos, pero también subsaharianos. Con este descenso, España ha pasado a ser ahora la segunda ruta de entrada a Europa, superada de nuevo por las islas griegas. Por su parte, la vía del Mediterráneo Central entre Italia y Libia es la que menos inmigrantes irregulares registra.

¿Por qué se ha producido este descenso en la entrada de inmigrantes irregulares a España? "Se debe a la buena cooperación con Marruecos, tanto a nivel bilateral con España como a nivel europeo", explica el director ejecutivo de Frontex, Fabrice Leggeri.

Situación migratoria en España

"Las autoridades marroquíes se lo toman muy en serio porque no quieren que Marruecos se desestabilice debido a la inmigración irregular, actividades de tráfico y otras actividades delictivas. Es una colaboración en la que las dos partes salen ganando, porque lo que puede desestabilizar nuestra frontera en la ruta del Mediterráneo Occidental también desestabilizaría a países como Marruecos, que son nuestros vecinos", prosigue Leggeri.

De hecho, la UE aprobó a finales del año pasado, gracias a la presión de España, un nuevo paquete de ayudas por valor de 389 millones para Marruecos. De esta cantidad, 289 millones se destinaron a apoyar las reformas en sectores como la educación, la sanidad y la administración pública. Los 100 millones restantes tenían como objetivo reforzar la gestión de las fronteras terrestres y marítimas, así como de los aeropuertos marroquíes.

Bruselas sostiene que el respeto de los derechos humanos y la protección de los migrantes vulnerables son las prioridades de este programa, que incluye formación relacionada con estos aspectos. Habida cuenta del elevado número de jóvenes y de menores no acompañados procedentes de Marruecos, el plan hace especial hincapié en concienciar a los jóvenes y a sus familias sobre los riesgos de la emigración irregular. 

Rutas migratorias en la UE

En el Mediterráneo Central, en la ruta entre Italia y Libia, el número de migrantes cayó un 41%, hasta situarse en alrededor de 14.000 personas en total, muy lejos del máximo de 181.000 registrado en 2016. Se trata sobre todo de nacionales tunecinos y sudaneses. Frontex avisa de que esta vía de entrada irregular podría reactivarse en 2020 si la situación en Libia no se estabiliza.

Tras haber sido la principal vía de entrada durante el punto álgido de la crisis migratoria, la ruta entre Turquía y las islas griegas se taponó en 2017 gracias al acuerdo suscrito entre Bruselas y el Gobierno de Ankara para que este último retuviera a los refugiados que huían de la guerra en Siria. Pero el año pasado volvió a registrarse un aumento del 46% en el número de inmigrantes irregulares, hasta llegar a 82.000 personas. La mitad de ellos son afganos y sirios.

Frontex explica este repunte porque continúa la guerra en Siria, pero también por la inestabilidad en Afganistán y por el cambio de política en Irán y Pakistán hacia los afganos. También influye la reducción de las oportunidad económicas en Irán para los afganos que vivían allí, así como las restricciones en el acceso de los trabajadores migrantes en Arabia Saudí. "Hay muchos factores que pueden afectar a nuestras fronteras exteriores", resalta Leggeri.

La reactivación de la ruta del Mediterráneo Oriental ha despertado además la ruta terrestre a través de los Balcanes, ya que muchos migrantes que entran a través de Grecia intentan continuar camino hasta el centro de Europa. Aquí se han detectado 14.183 entradas irregulares, un 143% más que el año pasado. Frontex prevé que esta tendencia continúe también en 2020.

En conjunto, los afganos fueron la principal nacionalidad entre los migrantes irregulares que entraron a la UE en 2019, ya que representaron casi una cuarta parte de las llegadas. Los datos más recientes sugieren además un mayor porcentaje de mujeres: alrededor de un 23% de los migrantes eran mujeres, frente a 19% en 2018. El número de niños menores de 14 años ascendió a 14.600.

La reducción de la presión migratoria en la UE no ha servido no obstante para curar la fractura entre los países del Este y del Oeste. Polonia, Hungría y República Checa siguen negándose en redondo a las cuotas de refugiados, cuyo objetivo es repartir el esfuerzo y aliviar la carga que sufren Italia, Grecia o España y han bloqueado todas las iniciativas de Bruselas para reformar la política de asilo. La nueva presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha prometido volver a la casilla de salida y presentará nuevas propuestas en los próximos meses.

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