Bruselas

El Partido Popular Europeo (PPE) indulta al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, al menos de momento. Un total de 13 partidos de la familia conservadora de 10 países diferentes habían pedido la expulsión de Fidesz por su deriva autoritaria. Incluso el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, sostiene que Orbán ya no tiene sitio en el PPE. De hecho, el Gobierno húngaro acaba de organizar una campaña contra el Ejecutivo comunitario acusándole de promover la inmigración irregular

Al final, los populares europeos han optado por una solución intermedia, un apaño temporal que no acaba de contentar a nadie, pero aplaza el problema. La asamblea política del PPE ha aprobado este miércoles por una mayoría aplastante -190 votos a favor y 3 en contra- suspender temporalmente a Fidesz con efecto inmediato. Pero evita una expulsión que tendría repercusiones permanentes y que echaría a Orbán en brazos de la derecha radical euroescéptica.

La suspensión implica que el primer ministro húngaro ya no podrá asistir a ninguna reunión del PPE. Por ejemplo, no estará este jueves en la cumbre del partido previa al Consejo Europeo, a la que sí asiste el líder del PP, Pablo Casado. Fidesz no tendrá derecho a votar ni tampoco a proponer candidatos para ningún cargo dentro de la familia popular.

Además, el PPE ha nombrado a un "grupo de sabios" que se encargará de verificar si Orbán rectifica su deriva autoritaria y se ajusta a los valores europeos que definen al partido. El grupo estará presidido por el expresidente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy. Participan además el expresidente de la Eurocámara Hans-Gert Poettering y el ex primer ministro austriaco, Wolfgang Schüssel. El informe final de conclusiones no tiene fecha, pero Orbán espera que no se publique antes de las elecciones a la Eurocámara del 26 de mayo.

"Ha sido una discusión difícil pero necesaria. Es una decisión clara y firme basada en los valores del PPE", ha dicho el candidato del partido a presidir la Comisión Europea, el alemán Manfred Weber. La expulsión definitiva de Fidesz "todavía está encima de la mesa", pero Weber ve "señales" de que Orbán quiere quedarse en la familia popular. En particular, el Gobierno húngaro parece dispuesto a rectificar su decisión de expulsar de Budapest a la Universidad Centroeuropea de George Soros, al que Orbán considera su archienemigo.

Orbán no cambiará sus políticas

Sin embargo, el primer ministro húngaro, que ha asistido a la reunión del PPE, ha presentado la suspensión temporal como una iniciativa del propio Fidesz para desbloquear el conflicto. Una crisis de la que ha culpado a los partidos del "ala izquierdista y liberal" de la familia popular, a los que en una entrevista llamó "tontos útiles" de la izquierda. Orbán asegura que su intención es quedarse en el PPE y contribuir a que siga siendo el partido más fuerte tras las elecciones de mayo.

Eso sí, ha dejado bien claro que no tiene ninguna intención de modificar sus políticas o su acción de Gobierno. "No podemos imaginar cambiar nada en la cuestión de nuestras políticas migratorias. Y no podemos aceptar ningún compromiso en lo que se refiere a la protección de la cultura cristiana", ha subrayado.

Además, ha aprovechado la concurrida rueda de prensa para mostrar su admiración por el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, cuyo partido no pertenece al PPE sino al grupo de la ultra Marine Le Pen en la Eurocámara. "Nunca he ocultado que respetamos mucho a esta figura clave del Gobierno italiano", ha señalado Orbán.

En este conflicto, El PPE se juega el peso que tendrá en la Eurocámara tras las elecciones del 26 de mayo. Según el último promedio de encuestas, Fidesz volverá a arrasar en las elecciones en Hungría y obtendrá 13 de los 21 escaños en disputa.

El Parlamento Europeo activó el pasado septiembre el botón nuclear contra la Hungría de Orbán, el artículo 7 del Tratado, un procedimiento sancionador que podría acabar en la suspensión del voto de Budapest en la UE por poner en riesgo el Estado de derecho. Los eurodiputados denuncian los ataques a los medios de comunicación independientes, a las ONGs o a la libertad académica de instituciones como la Universidad Centroeuropea. También les alarma la persecución de los inmigrantes, la sustitución de jueces incómodos o el fraude con fondos europeos perpetrado por personas cercanas a Orbán.

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