Bruselas

"¿Qué grupo le gusta más: el de Marine Le Pen o el de los polacos de Ley y Justicia?", le preguntaron al secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, durante su polémica visita a la Eurocámara la semana pasada. De momento no hay respuesta. El partido de Santiago Abascal se deja querer: no le faltan pretendientes en Bruselas que aspiran a sumar los escaños que podría obtener en las elecciones del 26 de mayo (hasta 7, según las últimas proyecciones). Al mismo tiempo, Vox esconde sus cartas, evita retratarse con los más ultras y mantiene sus opciones abiertas hasta conocer cómo será el próximo Parlamento Europeo.

"Estaremos allí donde se defienda la Europa de la libertad, la Europa de los Estados nación, la desburocratización de Europa y por supuesto la bajada de impuestos en Europa. Estaremos allí donde la libertad, el Estado de derecho y la soberanía de los europeos se salvaguarde con mayor firmeza y donde se combata con mayor firmeza a los del lacito amarillo". Estos son los criterios que utilizará Vox para decidir a qué familia política europea se suma, según detalló Ortega Smith, que aprovechó su visita a Bruselas para reunirse con representantes de diferentes grupos, cuya identidad tampoco desveló.

"La configuración del próximo Parlamento va a variar muy sustancialmente respecto a la actual. Por lo tanto hasta que no tengamos la configuración de los nuevos grupos y no sepamos qué va a defender cada grupo no nos posicionaremos", se justifica el secretario general de Vox.

En la legislatura que ahora termina, los partidos euroescépticos y de extrema derecha en la Eurocámara están divididos en tres grupos políticos diferentes: los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, en inglés), donde están los tories británicos y los polacos de Ley y Justicia de Jaroslaw Kaczynski; la Europa de las Naciones y las Libertades (ENF), con Le Pen, La Liga de Matteo Salvini o el FPÖ austriaco; y la Europa de la Libertad y de la Democracia Directa (EFDD), dirigido por Nigel Farage y en el que se integra también Alternativa por Alemania y el Movimiento 5 Estrellas italiano.

El adiós de Reino Unido alterará profundamente esta cartografía ya que deja cojos a dos grupos: los Conservadores y Reformistas, que pierden al partido de Theresa May; y la Europa de la Libertad y la Democracia Directa, que se queda sin el UKIP. El brexit abre la veda para todo tipo de opas hostiles, absorciones y fusiones en las que el EFDD se perfila como principal candidato a desaparecer: el M5E busca por Europa partidos con el fin de crear un nuevo grupo antisistema, pero de momento no le dan los números. Entre los probables supervivientes, ¿dónde encaja Vox?

1.- Conservadores y Reformistas Europeos

Es el grupo que ahora mismo prefiere el partido de Santiago Abascal. Al menos así se desprende de la conferencia de Ortega Smith en la Eurocámara: su patrocinador fue el eurodiputado de Ley y Justicia Kosma Zlotowski, que es tesorero de los Conservadores y Reformistas Europeos. "Vox está muy interesado en unirse a nuestro grupo en el Parlamento Europeo y nosotros en que se una", ha dicho a Efe el vicepresidente de ECR, Ryszard Legutko, que define a Vox como un partido "conservador en el sentido pleno de la palabra, con un programa cercano" a Ley y Justicia, que gobierna en Polonia. 

"Por supuesto que hay cosas que nuestro grupo comparte con Vox, como el refuerzo del papel de los Estados miembros en la UE, el énfasis en la protección de las fronteras exteriores y la lucha contra la inmigración irregular o el pensamiento conservador en general. Personalmente, tengo la impresión de que si Vox busca una familia política tras las elecciones de mayo, ECR sería definitivamente una de las opciones lógicas, pero les corresponde a ellos decidirse", señala a EL ESPAÑOL el portavoz del grupo, Jan Krelina.

En los Conservadores y Reformistas recalará también muy probablemente el Fidesz del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, al que Abascal ve como referente, si como todo apunta se le expulsa del Partido Popular Europeo (PPE). Un total de 12 partidos adscritos al PPE de 9 países diferentes han pedido formalmente que se le eche por su deriva autoritaria. La votación se celebrará el 20 de marzo. La Hungría de Orbán y la Polonia de Ley y Justicia son los dos únicos Estados miembros contra los que se ha activado el 'botón nuclear', el artículo 7 del Tratado, por poner en riesgo el Estado de derecho. Un expediente que podría culminar en la suspensión de su derecho de voto en la UE. Los dos países comparten además la visión de una "democracia iliberal" y el rechazo a la inmigración.

Sin embargo, la entrada de Vox en este grupo choca con un escollo prácticamente insalvable: en el ECR están también los nacionalistas flamencos de la N-VA, el partido que ha prestado cobertura política y operativa al expresidente catalán, Carles Puigdemont, desde que huyó a Bélgica. De hecho, el eurodiputado de la N-VA Mark Demesmaeker, con lazo amarillo, protagonizó un encontronazo con Ortega Smith al defender que Cataluña es una nación, vincular el Estado español al franquismo y criticar el papel de Vox en el juicio al procés. "Ya puede usted ir a recibir el donativo que sin duda le va a dar el molt honorable fugado, traidor y cobarde de Puigdemont", le replicó indignado el secretario general de Vox. Las últimas encuestas dan a la N-VA 4 escaños frente a los 7 de Vox: ¿está dispuesto ECR a prescindir de los nacionalistas flamencos para sumar más diputados?

2.- Europa de las Naciones y de las Libertades

"Tenemos muy buenas relaciones con Vox desde hace tiempo, mantenemos contactos regulares y conocemos a sus dirigentes, especialmente a Santiago Abascal. Espero de corazón que podamos estar juntos en el Parlamento Europeo, que Vox logre el mayor número posible de eurodiputados", explicó a EL ESPAÑOL en diciembre Nicolas Bay, miembro del comité ejecutivo de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen y copresidente de Europa de las Naciones y las Libertades en la Eurocámara. Este grupo también espera a Vox en Estrasburgo con los brazos abiertos. Comparten la idea de "una Europa que defienda la identidad de nuestras naciones, que defienda nuestras fronteras exteriores frente a los riesgos migratorios", sostiene Bay. 

Aunque en el pasado Abascal no ha dudado en fotografiarse con Le Pen e incluso en hacer campaña por ella frente a Macron en las presidenciales de 2017, desde su irrupción en el Parlamento andaluz Vox parece querer marcar distancias con el antiguo Frente Nacional (rebautizado ahora como Agrupación Nacional) y la etiqueta de ultraderecha que lleva asociada de forma indeleble. ¿Un intento de suavizar su imagen y moderar su perfil ideológico? El otro problema para que Vox se sume a la Europa de las Naciones y de las Libertades es que allí también está Salvini, que en diversas ocasiones ha expresado su simpatía hacia los secesionistas catalanes, enfureciendo por el camino a Abascal.

3.- ¿Un nuevo supergrupo de derecha radical euroescéptica?

Dado que el brexit obliga a reconfigurar la composición de la Eurocámara, ¿es posible que todos los partidos de derecha radical euroescéptica se fusionen en un único supergrupo? Ese es el escenario para el que trabaja el cabeza de lista del FPÖ austriaco para las elecciones europeas, Harald Vilimsky. "Quiero que los tres grupos críticos con la UE se unan bajo un único techo", ha dicho Vilimsky, que dirige las negociaciones con los principales líderes eurófobos para lograrlo. Su objetivo es reunir entre 120 y 170 escaños, lo que les convertiría en la segunda fuerza política en el Parlamento Europeo, por detrás del PPE pero adelantando a los socialdemócratas. Eso les daría poder suficiente para bloquear las iniciativas de las fuerzas tradicionales europeístas y el funcionamiento de la Eurocámara.

Este supergrupo tendría un programa de mínimos basado en dos puntos: recortar competencias a Bruselas y un plan antiinmigración. Salvini sería su cabeza visible, pero también estarían Le Pen, Ley y Justicia, Alternativa por Alemania o el Fidesz de Orbán, según Vilimsky. Y también encajaría Vox. ¿Es realista este escenario? Hasta ahora, todos los intentos de la derecha euroescéptica de unirse han fracasado: Le Pen y Farage no lograron forjar un grupo común en 2014. Y es que más allá de su odio hacia la UE y su retórica antiinmigración, estos partidos tienen muchas diferencias. Por ejemplo, en su actitud hacia Moscú: mientras que Ley y Justicia es un partido anti-ruso, Le Pen o Salvini defienden un acercamiento a Putin. La crisis catalana podría convertirse ahora también en motivo de fisuras dentro de la derecha radical.