López Aguilar, en el Parlamento Europeo

López Aguilar, en el Parlamento Europeo Flickr PSOE Europa

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López Aguilar: “Los liberales no han hecho ascos a la extrema derecha en Europa"

El eurodiputado socialista advierte de los riesgos de una posible mayoría de bloqueo eurófoba en la próxma legislatura de la Eurocámara.

3 febrero, 2019 01:53
Estrasburgo

Juan Fernando López Aguilar (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) termina su segunda legislatura en el Parlamento Europeo con la misma intensidad y dedicación que ha entregado en los puestos de responsabilidad que ha ejercido en su dilatada trayectoria política. El que fuera ministro de Justicia en la primera legislatura de Zapatero reivindica en esta entrevista su papel de muñidor de leyes históricas -matrimonio homosexual, divorcio exprés...- y advierte de los peligros de la irrupción de la ultraderecha populista: "Las conquistas sociales están amenazadas". El eurodiputado, que quiere repetir en las listas para "dar la batalla que debe librar la socialdemocracia", responde a EL ESPAÑOL sobre las mentiras del brexit o la reputación internacional de España en pleno desafío independentista.

PP y Cs acaban de formar Gobierno en Andalucía con el apoyo de Vox tras más de 20 años de hegemonía socialista ¿Qué ha fallado en la estrategia del PSOE para sufrir este retroceso electoral?

La reflexión está abierta. Es necesaria y obligada. En todo el PSOE se ha plantado cara a cualquier tentativa de incorporar a cualquier tipo de extrema derecha a un Gobierno. El rechazo rotundo a esta opción es clarísimo por nuestra parte y también en la calle. Los derechos y libertades no admiten retroceso. Las conquistas de la legislatura en la que fui ministro de Justicia: el matrimonio entre personas del mismo sexo, el que la derecha llamó divorcio exprés, la ley de violencia de género... Todo está amenazado por la extrema derecha. Es un error que la socialdemocracia piense que cuando irrumpe la ultraderecha es sólo una amenaza para la consistencia de las fuerzas conservadoras.

El gran éxito del PP ha sido precisamente dar cauce a todas las fuerzas conservadoras, desde los liberales más despistados hasta la extrema derecha nostálgica del franquismo. Que ahora la extrema derecha practique una escisión del PP también presenta una amenaza para el socialismo y la socialdemocracia. Así ha sido en toda Europa y así será en España, como se ha puesto de manifiesto en Andalucía. Es imposible que una fuerza de extrema derecha que provenga del PP no intente pescar en caladeros de gente de carne y hueso, desesperados por la desigualdad y las injusticias, del manejo de la gran recesión y la crisis. Algunos resuelvan por un motivo u otro darle una patada al tablero y esa patada no es inocua y es motivo de reflexión para los socialistas.

Siempre nos preguntaban en Europa por la supuesta anomalía española: ¿Por qué no hay ultraderecha en España? La respuesta es clara: siempre estuvo ahí, sólo que conglomerada en el PP.  

¿Cómo valoraron estos resultados y las expectativas electorales en la reunión del grupo socialista con Pedro Sánchez en la Eurocámara?

El presidente dejó claro que prefiere la respuesta sueca: las fuerzas que están en disposición de aislar a la extrema derecha hacen sacrificios mutuos y pactan. Los socialistas no podemos ignorar que en toda Europa las fuerzas de extrema derecha están adquiriendo relevancia electoral en segmentos sociales que votaron históricamente a los socialistas e incluso a los comunistas. Es el caso de Italia o Francia.  

El portavoz de ALDE en Europa bendijo el pacto de PP y Cs en Andalucía y felicitó a Albert Rivera por no haber hecho concesiones a Vox. ¿Comparte la visión de Guy Verhofstadt?

Son declaraciones hipócritas. En este caso es especialmente grave porque los liberales se pretenden europeístas pero no han hecho ascos ni en España ni en Bélgica ni en Holanda a la cooperación con la extrema derecha, rabiosamente antieuropea, populista, que fractura sociedades plurales. No resuelven ningún problema. Enquistan o empeoran los malestares que la política tiene la obligación de disolver y superar. Sí que ha habido concesiones, incorporan postulados de extrema derecha al Gobierno. Supone el renacimiento de un nuevo franquismo y vienen con afán de revancha sobre conquistas de derechos y libertades que en España siempre han sido lideradas por el PSOE. 

No podemos ignorar que en toda Europa las fuerzas de extrema derecha están adquiriendo relevancia electoral en segmentos que votaron históricamente a los socialistas e incluso a los comunistas

Cuando la izquierda hace este discurso, la derecha replica afeando que el presidente Sánchez se mantiene en La Moncloa gracias a los independentistas catalanes. ¿Cuanta culpa tiene conflicto catalán en el ascenso de Vox?

El sececesionismo ha hecho daño a la convivencia no sólo en Cataluña sino en el conjunto de España. Además, ha dañado nuestra reputación de manera inmerecida. Resulta intolerable, insufrible, escuchar ciertos discursos de los secesionistas catalanes. Hace poco un eurodiputado catalán comparó España con Turquía. Eso es intolerable. Tenemos un gran país democrático y plural. 

De ninguna manera es lo mismo la extrema derecha que plantea una involución que el intento de dialogar en el cauce de la Constitución y en el respeto a la ley con una realidad que es un sentimiento identitario y nacional con presencia importante en el electorado. La obligación es crear un acomodo a ese sentimiento nacional que no busque realizarse en un estado independiente. Por lo tanto el presidente del Gobierno cumple con su obligación dialogando con los independentistas en el marco de la Constitución y el Estatuto. Es falso que esa acción independentista esté incorporada al Gobierno. Eso sí que ocurre en Andalucía con la ultraderecha.

Es cierto, y esto le duele al PP, que el hartazgo superlativo que sacó a Rajoy de La Moncloa solo pudo realizarse con una moción de censura constructiva en la que hubo que sumar la mayoría absoluta de la cámara, hubo una mayoría negativa contra Rajoy que hizo presidente a Pedro Sánchez, pero el presidente no ha incorporado concesión alguna a esos independentistas. No van a desaparecer de la noche a la mañana. Son españoles, les guste o no. 

El propio ministro Borrell ha reconocido que la “política del ibuprofeno” de Sánchez en Cataluña ha tenido poco éxito.

En Europa siempre nos preguntan por una versión corta de esta historia que es muy larga. La cuestión catalana siempre ha estado presente. Si se nos pregunta de que chispa prendió este incendio es imposible no poner el dedo en la irresponsable ofensiva del PP contra el Estatut de 2006. No hay que olvidar el agravio comparativo que supuso su impugnación masiva ante el TC ignorando que el Estatut replica casi al cien por cien a los llamados de tercera generación: Andalucía, Baleares, Aragón o Canarias…

Manipulando la composición del TC hasta la nausea para condicionar la correlación de los magistrados por el TC para torpedear el Estatut creando un malestar en Cataluña que luego no supo gestionar y empeoró con una política de avestruz imperdobable. Es el PP el causante de este incendio. Sin duda la responsabilidad directa es de los secesionistas que han quebrantado la ley. Su irresponsable gestión del conflicto hace que ahora no se puede resolver, hará falta mucho tiempo, es un trabajo para una generación de políticos el reacomodar el intenso sentimiento identitario de Cataluña.

Los independentistas no van a desaparecer de la noche a la mañana. Son españoles, les guste o no. 

¿Tiene que acabar el conflicto en Cataluña con una votación aunque restringida a un mayor autogobierno como defiende Sánchez?

El problema real y grave es el daño reputacional de España en el extranjero. No se va a resolver sin hacer absolutamente nada y sin moverse. Es irresponsable pensar que ese sentimiento se vaya a aquietar moliéndolo a palos o ignorándolo como hizo el PP. Hay que hablar, del diálogo deben surgir actuaciones que permitan la unidad constitucional sin las tensiones cronificadas. Ese es el único horizonte y nos obliga a todos. Pero siempre dentro de las reglas de juego y dejando claro que nadie que rompa esas reglas se va a salir con la suya. En Europa me he empleado a fondo para explicar, también cuando gobernaba el PP, que nadie en Cataluña es encausado por ser independentista. Nadie es perseguido por su lengua, cultura o identidad. La convivencia es la principal preocupación del Gobierno y el presidente Sánchez.  

El Parlamento británico tumbó el acuerdo del brexit y ahora se abre una etapa de incertidumbre y un proceso de renegociación. ¿Debería aprovechar el Gobierno para intentar conseguir alguna garantía más sobre Gibraltar?

La respuesta corta es no. Me encuentro entre quienes denunciaron la perspectiva del brexit desde que se avecinó. Es una amenaza existencial para la UE. El irresponsable primer ministro Cameron pasará a la Historia de la estupidez por convocar un referéndum divisivo que ha tronchado a la sociedad británica. Pero ahora el problema está en el tejado británico, que ahí están, en su laberinto. Ellos deben encontrar la salida porque la UE ya ha fijado su posición negociadora. Reino Unido ha dilapidado su prestigio diplomático. En el pasado supieron dividir a través de la interacción bilateral en beneficio de sus intereses. Esta vez no ha sucedido. Es lo único gratificante de esta experiencia que es triste de principio a fin. Una lose-lose situation

David Cameron pasará a la Historia de la estupidez por convocar un referéndum divisivo que ha tronchado a la sociedad británica

Quedan meses para las elecciones europeas. ¿Le gustaría ver a Borrell como cabeza de lista del PSOE o lo prefiere como ministro de Exteriores? ¿Quiere repetir en las listas?

Las próximas elecciones europeas son cruciales. El test que se plantea es existencial. Los eurófobos están muy alterados; huelen la sangre y les excita. Es imprescindible que los europeístas de cuerpo entero nos movilicemos para derrotarles en las urnas. Para impedir el pronóstico de que los escaños antieuropeos vayan a neutralizar la acción legislativa en este Parlamento. Hay que impedir eso masivamente votando, ya es hora de que los progresistas volvamos a ser mayoría. Yo personalmente quiero formar parte de esa batalla política que hay que dar.

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