Bruselas

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha sido coronado este jueves en la ciudad alemana de Aquisgrán como nuevo líder de facto de la UE. El único capaz de articular con claridad en un vibrante discurso, que ha sido muy aplaudido, una visión de futuro ambiciosa para el proyecto de integración comunitaria. Durante la ceremonia en la que ha recibido el premio Carlomagno -y ante un auditorio en el que se encontraban la canciller Angela Merkel, el rey Felipe VI o el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi-, el presidente francés ha defendido de nuevo la construcción de una soberanía europea para hacer frente al actual desorden mundial y el unilateralismo de los Estados Unidos de Donald Trump.

Pero Macron admite ya que su entusiasmo europeísta no es suficiente para refundar la UE, sobre todo si tropieza con el inmovilismo que exhibe Alemania, especialmente a la hora de reforzar la eurozona frente a futuras crisis. Por eso, su mensaje en Aquisgrán se ha dirigido especialmente a Merkel y a la opinión pública alemana. En primer lugar, buscando desmontar los tópicos con los que se les retrata en Francia y el resto de Europa. "Alemania es egoísta, está envejecida, no quiere reformar Europa, sólo quiere a Europa cuando le beneficia: yo sé que esto es falso", ha asegurado el presidente francés.

Pero también ha reclamado al Gobierno de Berlín que se mueva hacia la nueva Francia que él representa. "Escucho a los que dicen en Alemania que no hay que ceder a los cantos de sirena de una Francia que conocemos bien. No son serios, no han hecho las reformas y quieren una Europa para ellos, que financie sus déficits. Despertad, Francia ha cambiado, ya no es la misma, ha hecho las reformas!", ha clamado Macron. A su juicio, es imprescindible que París y Berlín superen esta desconfianza mutua porque "la unidad de Francia y Alemania es la condición previa para la unidad de la UE, que es lo único que nos permitirá actuar".

Superar las divisiones

Para lograr este acercamiento, Francia está dispuesta a renunciar a sus líneas rojas tradicionales, por ejemplo su oposición a una reforma de los Tratados o su negativa a reducir el gasto público. "Estoy dispuesto a decir que hay que bajar el gasto público", ha espetado Macron. Pero reclama una flexibilidad y apertura de miras similar en Berlín. En este sentido, ha arremetido contra "el fetichismo, en Alemania, por los superávits presupuestarios y comerciales", un reflejo a su juicio negativo porque perjudica al resto de países.

"Yo creo en una eurozona más fuerte, más profundamente integrada, con su propio presupuesto que permita inversiones y convergencia", ha defendido el presidente francés delante de Merkel. El nuevo Gobierno de Gran Coalición de la canciller ya ha enfriado los planes de Macron sobre el presupuesto y el superministro de Finanzas para la eurozona o sobre la creación de un sistema europeo de garantía de depósitos bancarios. Los líderes europeos se han marcado la cumbre del 28 y 29 de junio como fecha tope para desbloquear la reforma de la eurozona.

Críticas a Trump

Sin mencionarlo en ningún momento durante su discurso, Macron ha dirigido numerosos ataques al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por su decisión de retirarse del acuerdo nuclear con Irán o del pacto de París de lucha contra el cambio climático o por sus aranceles al aluminio o al acero. Pese a la supuesta química que existe entre ambos, el presidente francés ha fracasado en todos sus intentos de convencer a Trump de que tenga en cuenta los intereses de la UE.

"Nosotros hemos escogido construir la paz en Oriente Próximo. Otras potencias, igual de soberanas que nosotros, han decidido no respetar ni su propia palabra", ha denunciado el presidente francés.

"¿Quién debe tomar nuestras decisiones comerciales? ¿Los que nos amenazan, los que nos hacen chantaje explicando que las reglas internacionales que han contribuido a desarrollar ya no valen porque no les benefician?", se ha preguntando Macron. Ante las "grandes amenazas y desequilibrios" del mundo, la alternativa a la que se enfrenta la UE es "aceptar las reglas de los otros o la tiranía de los acontecimientos" o bien desarrollar su propia soberanía. "No seamos débiles", ha proclamado.

También Merkel ha insistido en que "Europa debe tomar el control de su destino". "El tiempo en el que podíamos simplemente contar con Estados Unidos para protegernos ha pasado", ha subrayado la canciller, que sin embargo ha evitado hacer cualquier concesión a Macron en su discurso de felicitación por el premio Carlomagno.

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