"Ella será la candidata demócrata a la presidencia y pretendo hacer todo lo que pueda para asegurarme de que sea la nueva presidenta de Estados Unidos". Con estas palabras, el senador por Vermont Bernie Sanders ha dado su apoyo este martes a su rival en las primarias demócratas, Hillary Clinton, tras una encarnizada batalla hasta el último minuto que fracturó al partido.

Acompañado por la ex secretaria de Estado y desde un atril con el mensaje "stronger together" (juntos somos más fuertes), el autodenominado socialista ha reclamado la cohesión en el Partido Demócrata para hacer frente al ascenso del virtual paladín republicano, Donald Trump, de cara a las elecciones de noviembre.

"Clinton ha ganado las primarias y la felicito por ello", ha afirmado Sanders en un mitin en New Hampshire, estado que respaldó al senador de 74 años en la contienda interna de la formación azul. Sanders ya había dicho tras las primarias que probablemente votaría por Clinton en los comicios generales, pero el acto de este martes es el primer respaldo formal que el progresista ofrece a la antigua responsable del Departamento de Estado.

Pese a las muestras de buena voluntad de ambos candidatos al inicio de la campaña electoral, la fricción entre ambos aumentó en la recta final de la temporada de primarias y provocó un cisma en el seno del partido. Por ejemplo, la convención estatal demócrata en Nevada acabó con simpatizantes de Sanders arrojando sillas y amenazando a la dirigente local de la formación.

Sanders se negó a renunciar y prometió aguantar hasta el final, lo que algunos entendieron como una cruzada ideológica para desplazar al Partido Demócrata y su probable candidata hacia la izquierda.

"Sanders permanece en la carrera por una de dos razones: uno, porque piensa que puede ganar -ahí estaría equivocado-; o, dos, porque cree que puede ayudar a dirigir el debate -donde estaría en lo cierto", afirmó Mo Elleithee, director ejecutivo del Instituto de Políticas y Servicio Público de la Universidad de Georgetown y veterano estratega demócrata, a EL ESPAÑOL en mayo.

Pero aunque ha perdido en las urnas, el senador, que logró ilusionar a los votantes jóvenes con su discurso contra la desigualdad económica, ha tenido éxito a la hora de hacer que Clinton adopte puntos de la agenda progresista que él representa.

La semana pasada, la que fuera primera dama de EEUU se comprometió a eliminar la matrícula en universidades públicas a estudiantes del estado cuyas familias ganen menos de 125.000 dólares anuales y aumentar la inversión en sanidad.

"Hillary Clinton entiende que debemos arreglar una economía que es injusta y favorece al 1% [más pudiente] de la pirámide" ha aseverado Sanders en el acto de este martes. "Entiende que la gente que trabaja 40 horas a la semana no debe vivir en la pobreza".

Aunque Sanders ha puesto cara al movimiento progresista de EEUU en la carrera presidencial, no es el primer líder de esta corriente que cierra filas en torno a Clinton. La senadora por Massachusetts Elizabeth Warren -a quien la prensa baraja como posible compañera de papeleta de Clinton- participó en un acto de campaña de la ex secretaria de Estado el pasado mes.

"Será la nueva presidenta de Estados Unidos porque sabe lo que se necesita para vencer a un abusón malhumorado empujado por la avaricia y el odio", dijo Warren en referencia al polémico Trump.

¿O BERNIE O NADA?

Ahora Clinton deberá convencer de cara a noviembre a los 13 millones de votantes progresistas de Sanders, que se muestran escépticos con el establishment, las élites políticas tradicionales, y exigen cambios. 

Si bien hay quien enarbola el lema "Bernie or bust" (Bernie o fracaso), un sondeo publicado la pasada semana por el Pew Research Center muestra que un 85% de los demócratas que apoyaron a Sanders en las primarias votarían por Clinton en las elecciones.

Es el caso de Samantha Lowe, una joven de Kentucky que se graduó recientemente con un máster en Psicología Experimental. "Aunque quiero ser 'Bernie o nada', apoyaré a Clinton", contaba Lowe a este diario el mes pasado cuando las opciones del senador de representar a los demócratas en la pugna por la Casa Blanca se habían esfumado prácticamente.

Lowe, que apoya la sanidad universal y la reforma del sistema político estadounidense, veía en Sanders a su candidato ideal.

"Siento que inicialmente me subí al vagón de Bernie porque no tenía la etiqueta 'Clinton' pegada. Estados Unidos comienza a parecerse más a una oligarquía que a una democracia con familias como los Bush y los Clinton", dijo. "Pero después de investigar, me di cuenta de que Bernie es el único verdadero candidato progresista. Clinton es progresista en las cuestiones sociales pero su política económica flaquea en comparación".

Tras comparecer ante las cámaras junto a Clinton, el comité de campaña de Sanders ha enviado un correo electrónico a sus seguidores dándoles las gracias por su apoyo y explicando sus motivos para respaldar a la ex secretaria de Estado.

"Hoy, os escribo para expresaros mi profundo orgullo por este movimiento, la revolución política, que hemos creado juntos durante los 15 últimos meses", reza la epístola. "Este movimiento nuestra, esta revolución política debe continuar. No podemos permitir que todo el impulso que hemos ganado en la lucha por transformar Estados Unidos se pierda. Nunca dejaremos de luchar por lo que es correcto".

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