La médica ucraniana Yuliia Paievska grabó durante días el horror de la guerra en Mariúpol. Lo hizo con una pequeña cámara colocada en su cabeza y varias tarjetas de memoria. En total 256 gigas de imágenes que logró que salieran de forma de segura de esta ciudad. Ahora, Yuliia ha sido capturada y es prisionera de los rusos.

Conocida en Ucrania por ser una atleta estrella y llamada Taira por sus compañeros, esta médica de 53 años utilizó una cámara corporal para grabar en vídeo los frenéticos esfuerzos de su equipo para salvar vidas y curar heridos, incluso a soldados rusos, durante las primeras semanas de la invasión de Rusia, en las que también se encargó de entrenar a la fuerza médica voluntaria de Ucrania. 

Yuliia Paievska, que tiene una hija, consiguió que todo ese material gráfico llegara a manos de un equipo de The Associated Press, uno de los pocos grupos de periodistas que quedaban en Mariúpol durante el asedio a esta ciudad, gracias a un oficial de policía. Taira pidió a los periodistas por un walkie talkie que sacaran la tarjeta de forma segura de Mariúpol. La tarjeta estaba escondida dentro de un tampón mientras los periodistas pasaban por 15 puestos de control rusos.

Sin embargo, ni 24 horas después, Taira y el conductor de la ambulancia en la que ambos trabajaban fueron capturados por un grupo de soldados rusos, siendo esta una de las muchas desapariciones forzosas en zonas de Ucrania tomadas por Rusia. Desde entonces, Taira ha aparecido en un vídeo en un informativo ruso en el que la ve aturdida, demacrada y una herida en la cabeza. 

Según Rusia, esta médica ucraniana trabajaba para el batallón Azov, una afirmación negada por sus compañeros y que intenta reforzar la narrativa de Moscú de que están "desnazificando" Ucrania. De hecho, según ha confirmado The Associated Press, el hospital militar de Mariúpol en el que Yuliia Paievska trabajaba no está vinculado con Azov.

Soldados rusos

Los vídeos de Taira muestran su incensante trabajo para salvar la vida no sólo a los soldados ucranianos, también a varios rusos. 

En uno de ellos, grabado el 10 de marzo, se observa a dos soldados rusos sacados con cierta brusquedad de una ambulancia por un un soldado ucraniano. Uno de ellos está en silla de ruedas y otro de rodillas, con las manos atadas a la espera y una herida en la pierna.

En un momento de vídeo se escucha a un soldado ucraniano insultándole y preguntándole "¿por qué has venido a nuestra tierra a matarnos?". "Cálmate, cálmate", le pide Taira. "¿Pero vas a tratar a los rusos?", le pregunta una mujer, a lo que la médica responde de forma afirmativa. "Aunque sé que no serán tan amables con nosotros", añade. 

Dos soldados rusos llegan a un hospital en Mariúpol para ser tratados.

'Sunshine'

En otro de los vídeos se ve cómo pide a sus compañeros que envolvieran en una manta a un soldado ruso herido. Ella llama al joven Sunshine, un apodo favorito para los muchos soldados que pasaron por sus manos, y le pregunta por qué vino a Ucrania.

"Me estás cuidando", le dice el soldado ruso, casi con asombro. La respuesta de Taira fue: "Tratamos a todos por igual".

Taira tratando a un soldado ruso, al que llama "Sunshine".

"Quédate conmigo, pequeño"

Ese mismo día, y ya por la noche, dos niños, hermano y hermana, llegan gravemente heridos de un tiroteo en un puesto de control. Sus padres están muertos. Al final de la noche, a pesar de las súplicas de Taira de "quédate conmigo, pequeño", el niño muere. Taira se aparta de su cuerpo sin vida y llora. "Odio esto", dice ella.

Taira es ahora prisionera de los rusos, al igual que cientos de funcionarios, periodistas y civiles que han sido secuestrados o capturados. Su marido, Vadim Puzanov, ha afirmado que apenas tiene noticias de ella y denuncia la propaganda rusa que rodea a su desaparición. "Acusan a mi mujer de todos los pecados mortales, incluido el tráfico de órganos. Es una propaganda escandalosa; ni siquiera sé para qué es", dijo a AP.

La última imagen de Taira y su compañero.

Juegos Invictus

Taira fue parte de los Juegos Invictus de Ucrania. Recibió la cámara corporal el año pasado para filmar una serie documental de Netflix sobre figuras inspiradoras producida por el príncipe Harry de Gran Bretaña, quien fundó los Juegos Invictus.

Utilizó esa cámara para mostrar al mundo el horror de la guerraEn el último vídeo que filmó Taira aparece sentada junto al conductor que desaparecería con ella. El vídeo está fechado el 9 de marzo. "Dos semanas de guerra. Sitiada Mariúpol", son sus últimas palabras antes de que se apague la cámara.

Clip de uno de los vídeos grabados por Taira.

Desapariciones forzadas

La Misión de Vigilancia de los Derechos Humanos de la ONU en Ucrania ha registrado 204 casos de desapariciones forzadas y afirma que algunas víctimas pueden haber sido torturadas y que, al menos cinco, fueron encontradas muertas más tarde. Entre ellas no está Taira. 

Desde el inicio de la invasión, soldados rusos han atacado a médicos y hospitales a pesar de que las Convenciones de Ginebra protege a los médicos militares y civiles  "en todas las circunstancias".

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