Cuando Theresa May desveló sus cartas y anunció elecciones anticipadas, las encuestas le auguraban una mayoría en el Parlamento de más de 100 escaños. La primera ministra conservadora, que sucedió a David Cameron tras su dimisión, confiaba en multiplicar su poder en Westminster para pulverizar a la oposición interna y externa a su liderazgo y obtener carta blanca para negociar el brexit.

Con el Partido Laborista debilitado bajo la dirección del izquierdista Jeremy Corbyn -que sobrevivió a un motín y se reimpuso en las primarias de la formación-, la cosa pintaba bien. Pero a poco más de una semana para que los británicos acudan a las urnas y tras el atentado en Manchester, que se cobró más de una veintena de vidas, la imagen es sorprendentemente distinta. May empezó la contienda con una ventaja de más de 20 puntos sobre los laboristas. Ahora bastan los dedos para contar la diferencia.

El primer sondeo de la encuestadora YouGov tras el ataque terrorista de la semana pasaba situaba a los de Corbyn tan solo cinco puntos del Partido Conservador. El más reciente devuelve dos puntos de ventaja a los tories, pero la distancia sigue siendo mucho menor que la que se dibujaba al arranque de la campaña electoral. Otras encuestas sitúan a los conservadores a más distancia del principal partido de la oposición. La cuestión es si el auge del laborismo es real o apenas ficción.

Matt Singh, analista de sondeos del Financial Times, argumenta en su blog para los comicios que la diferencia entre las distintas predicciones se explica por la metodología de los encuestadores y sus modelos estadísticos. Así, aquellos que señalan una victoria más clara de los conservadores basan sus pronósticos en cómo los diversos grupos de votantes se comportaron en elecciones pasadas. El Partido Laborista aspira a convencer a colectivos como los jóvenes, que tienden a acudir menos a votar. Este junio, sin embargo, la tradición podría romperse en beneficio de la formación opositora.

'TROPIEZO' SOCIAL

Los laboristas han buscado convertir las 'elecciones del brexiten unos comicios sobre la desigualdad y las cuestiones sociales. Y el tema se encuentra ahora en el centro de la contienda después de que los conservadores incluyeran en su programa una polémica reforma del sistema de asistencia social para luego dar un giro de 180 grados.

Según el plan de May, quien reciba este tipo de cuidados y tenga bienes valorados en más de 100.000 libras -incluida su casa- tendrá que costeárselos. El precio medio de la vivienda en Reino Unido, sin embargo, sobrepasa las 200.000 libras. El laborismo y la prensa denominaron la medida el “impuesto de la demencia” y, ante las críticas, May tuvo que asegurar que no obligaría a nadie a vender su casa para cubrir los costes y prometer que establecería un límite a la cantidad a pagar. “Desde que publicamos nuestro programa, nuestras propuestas han estado sujetas a falsas alegaciones por parte de Jeremy Corbyn”, afirmó.

Pero la iniciativa y posterior rectificación parecen haber costado caros a la líder tory. “Tiene la razón. Pero es una arriesgada empresa política y puede afectar a estas elecciones”, advertía Paul Goodman, líder de la publicación conservadora ConservativeHome, tras la publicación del programa electoral de May. “Algunos, quizás muchos, votantes tory votarán amarillo (por los liberaldemócratas) o púrpura (por el eurófobo UKIP) a modo de protesta o simplemente no votarán”.

Así las cosas, May intentará reenfocar la campaña electoral de nuevo en el brexit. El domingo el Sunday Times informaba del cambio de estrategia en el bando conservador. Y este lunes, May se ha vuelto a presentar como la persona adecuada para negociar la inminente salida de la Unión Europea. “Los europeos saben que un Gobierno débil con un Parlamento sin una clara mayoría no podrá defender al Reino Unido”, aseguró en un evento en Londres.

May, con todo, ha evitado dar grandes detalles de su plan para la salida del Reino Unido y hasta ahora ha optado por una campaña de baja exposición negándose a participar en un cara a cara con sus rivales, una apuesta que está por ver si dará sus frutos.

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