Imagen de archivo de una escultura.

Imagen de archivo de una escultura. Foto de Victoria Strukovskaya en Unsplash

Salud y Bienestar

La prevención ante el cáncer de mama: desde la lactancia a la autoexploración pasando por el deporte

La especialista de Quirónsalud, la doctora Laia Garrigós, desvela las medidas que funcionan de forma cautelar ante el posible desarrollo de esta enfermedad.

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El día 19 de octubre sirve como conmemoración mundial de la lucha contra el cáncer de mama. Cada año, los lazos rosas salen a la calle en solapas y bolsos, y adornan balcones para recordarle a la población los estragos de una enfermedad que no solo afecta a aquellas personas que la sufren, sino a su entorno y, por ende, a la sociedad por completo.

Aun así, el mensaje debe ser de esperanza, ya que la tasa de curación en global es del 85%, el otro 15% afecta a personas que desarrollan metástasis. En este contexto, hay una serie de hábitos que funcionan como medidas de protección ante su desarrollo. E igualmente, hay otros que pueden actuar como disparadores.

La doctora Laia Garrigós, del Instituto Ontológico Quirónsalud Teknon, ha resuelto algunas dudas para fomentar un estilo de vida saludable y concienciar sobre aspectos básicos que pueden marcar la diferencia en el futuro.

Prevención en positivo

La lactancia, así como el embarazo, parecen ser factores protectores para el cáncer de mama hormonodependiente, ya que "implica una situación de baja exposición a estrógenos.".

Estos tumores que menciona la experta son un subtipo de la enfermedad, cuyas células presentan receptores para las hormonas estrógeno y/o progesterona, lo que significa que su crecimiento está influenciado por las mismas.

Imagen de una madre amamantando a su bebé.

Imagen de una madre amamantando a su bebé. Foto de Luiza Braun en Unsplash

El deporte

Otro factor fundamental es el ejercicio. "Hay estudios clínicos que han demostrado que hacerlo de forma regular reduce el riesgo de padecer la enfermedad, así como la posibilidad de una recidiva en pacientes ya diagnosticadas", dice la especialista del Instituto Ontológico Quirónsalud Teknon. Lo último que indica hace referencia a la posibilidad de que haya una recaída.

La doctora Laia Garrigós, del Instituto Ontológico Quirónsalud Teknon.

La doctora Laia Garrigós, del Instituto Ontológico Quirónsalud Teknon. Cedida

Otra ventaja de este hábito es que mejora la tolerancia a los tratamientos oncológicos, sobre todo a la hormonoterapia. "Se recomienda, teniendo en cuenta las posibilidades de cada persona, un mínimo de dos o tres horas a la semana. Lo ideal sería combinar ejercicios de fuerza para incrementar masa muscular, con propuestas aeróbicas moderadas como nadar, salir en bicicleta, hacer marcha nórdica...", señala la doctora Garrigós.

De acuerdo a la OMS, se aconseja realizar entre 100 y 300 minutos de actividad física moderada o entre 75 y 150 minutos de modalidad intensa cada semana.

Imagen de archivo de tres mujeres corriendo.

Imagen de archivo de tres mujeres corriendo. Foto de Greg Rosenke en Unsplash

El sueño

Este aspecto merece la pena abordarlo desde diferentes vías. La primera sería la influencia de dormir con total oscuridad. ¿Es cierto que hacerlo de ese modo puede ser un hábito protector ante enfermedades como el cáncer de mama? De acuerdo a la experta que participan en este reportaje, no. Al menos no hay evidencia demostrable.

La doctora Laia Garrigós explica que si hay algo seguro es que acostarse sin luz favorece el descanso nocturno con todos los beneficios que conlleva para la salud en general. "Hacerlo con iluminación artificial parece que podría provocar alteraciones hormonales y metabólicas que modificarían los procesos fisiológicos normales en humanos", especifica.

Imagen de archivo de una chica durmiendo.

Imagen de archivo de una chica durmiendo. Foto de Greg Pappas en Unsplash

Y esta idea enlaza con la de las consecuencias de exponerse a la luz azul. A pesar de que no hay evidencia de que ello aumente el riesgo de padecer cáncer de mama, sí que condiciona de forma negativa la calidad del sueño. "Habría que dejar las pantallas de lado una hora antes de dormir", añade la doctora Garrigós.

Por último, otro matiz interesante sería el de que los trabajos nocturnos o por turnos también pueden condicionar el hecho de sufrir esta patología.

La oncóloga de Teknon destaca que algún estudio sugiere "una posible relación en cuanto a un leve incremento del riesgo, probablemente relacionado con la alteración constante de los ritmos circadianos y de la secreción de ciertas hormonas. De ahí que se recomiende llevar horarios regulares".

La dieta

A nadie debería pillarle por sorpresa la importancia que tiene contemplar unos hábitos alimenticios saludables. E igualmente, tampoco tendría que extrañar que el sobrepeso y la obesidad sean factores que favorecen el desarrollo de cualquier tipo de cáncer, además de la predisposición a sufrir otras enfermedades.

"Es especialmente relevante en los casos de mama hormonodependiente, ya que el exceso de grasa corporal condiciona un incremento de los niveles estrogénicos", determina la doctora Laia Garrigós.

Llegado el momento de centrarse en según qué alimentos y su posible relación con una disminución del riesgo de sufrir esta patología, a veces se señala a los vegetales crudos. No obstante, no hay evidencia científica alguna que soporte esta hipótesis, aunque sí está probado los beneficios para la salud del consumo de frutas y verduras en general y de la dieta mediterránea.

Imagen de archivo de una ensalada.

Imagen de archivo de una ensalada. Foto de Brooke Lark en Unsplash

Por otro lado, quizás algo que también pueda resultar obvio, es el hecho de que el consumo de alcohol es un factor determinante en estos casos. "Puede alterar el metabolismo estrogénico y generar tóxicos que dañen el ADN favoreciendo la transformación neoplásica", especifica la doctora Garrigós.

Este último término que menciona la doctora en su aclaración se trata de un proceso mediante el cual las células normales del organismo adquieren características que les permiten crecer y multiplicarse de forma descontrolada. De este modo, las mismas pierden sus mecanismos de regulación y desarrollan un potencial de invasión y capacidad para formar tumores.

Ritmos descontrolados

Desde hace un tiempo la vida va cuesta abajo y sin frenos. A veces se deja atrás lo importante por cumplir lo que mandan las agendas, en muchas ocasiones, además, autoimpuestas. Sin embargo, el cuidado de la salud no suele entrar en esos planes a pesar de que sin la misma, poco sentido tiene el resto.

Imagen de archivo de una chica estresada.

Imagen de archivo de una chica estresada. Foto de Elisa Ventur en Unsplash

"No hay una clara evidencia de que el estrés aumente la probabilidad de padecer un cáncer de mama. A pesar de ello, sí que conlleva conductas poco saludables, como alteraciones del sueño y, en muchos casos, dieta poco saludable y falta de ejercicio físico. Todo esto sí que está asociado a un aumento de riesgo", destaca la directora del Instituto Ontológico Quirónsalud Teknon, la doctora Laia Garrigós.

Puntos suspensivos

A esta serie de pautas que se detallan, se le añaden otros elementos que pueden beneficiar la prevención. Una de las que la profesional sanitaria comenta y señala como primordiales sería la de participar en las revisiones de cribado, practicar la autoexploración y, ante cualquier duda, consultar con el médico.

Sea como fuera, lo que está claro es que ningún esfuerzo es en vano cuando de lo que se trata es de algo tan frágil y valioso como la vida. Que todo esto sirva para seguir apostando e invirtiendo en ella.