
Jeremy London, cirujano cardíaco.
Jeremy London, cirujano cardíaco: "Hidratarse bien en la menopausia reduce el riesgo de enfermedades del corazón"
La disminución de estrógenos propia de esta etapa puede afectar la capacidad del cuerpo para retener agua.
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Según el Instituto Nacional de Estadística, la enfermedad cardiovascular es la segunda causa de mortalidad en mujeres españolas. Además, tal y como indican los expertos de Mayo Clinic, el género femenino es más propenso a sufrir un ataque cardíaco sin que haya una obstrucción grave en una arteria.
Según los expertos, esta frecuencia de enfermedad cardíaca en las mujeres se debe a muchos factores, entre ellos a que antes de la menopausia las mujeres están parcialmente protegidas por los estrógenos fisiológicos. Sin embargo, tal y como explican desde la Fundación Española del Corazón, después del cese de la menstruación, los niveles de colesterol y la tensión arterial tienden a alterarse y el riesgo de enfermedad coronaria aumenta.
En este sentido, el estilo de vida juega un papel fundamental. Así como la alimentación puede marcar una gran diferencia en cuanto a la salud del corazón se refiere, hay otro aspecto crucial al que no se le presta tanta atención: la hidratación. Según los expertos, como el cirujano cardíaco Jeremy London, la deshidratación puede aumentar las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares.
La importancia de la hidratación en la menopausia
Durante la menopausia, el cuerpo de la mujer experimenta importantes cambios hormonales que pueden influir directamente en la salud cardiovascular. La disminución de los niveles de estrógenos es la transformación más significativa y la que provoca un incremento notable en el riesgo de padecer enfermedades del corazón, llegando a cuadruplicarse en comparación con la etapa fértil.
El estrógeno no solo es una hormona crucial en la función reproductiva, sino que desempeña un rol protector sobre el sistema cardiovascular. A medida que los niveles disminuyen, se reduce la capacidad del cuerpo para mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos y la hidratación adecuada cobra una importancia decisiva, ya que el agua desempeña un papel fundamental, ya que mantiene el volumen sanguíneo estable.
Mantener una hidratación constante no solo favorece el bienestar general y la reducción de síntomas menopáusicos, sino que contribuye activamente a preservar la salud cardiovascular. Según el cirujano, "la hidratación no se trata solo de beber más agua: se trata de reemplazar lo que se pierde".

Mujer bebiendo agua.
En este sentido, la hidratación debe ser inteligente: no se trata de beber grandes cantidades de agua, sino de hacerlo de manera distribuida durante el día y, especialmente en las fechas más calurosas, complementarlo con alimentos como frutas y verduras. Además, también es fundamental evitar otras bebidas con alto contenido de cafeína, azúcares o alcohol, ya que pueden contribuir a la deshidratación o tener efectos negativos sobre la presión arterial.
Además de la hidratación, para cuidar del corazón en la menopausia también debemos prestar atención a la alimentación y al ejercicio físico. En primer lugar, incorporar alimentos ricos en nutrientes esenciales y grasas saludables puede reducir considerablemente los factores de riesgo asociados, uno de los más recomendados es el aguacate.
Otro alimento clave para la salud cardiovascular es el pescado azul. Variedades como el salmón, las sardinas o la caballa son excelentes fuentes de ácidos grasos omega-3, conocidos por su capacidad para reducir la inflamación y proteger las arterias. También los frutos secos juegan un papel importante en el cuidado del corazón: almendras, nueces y avellanas destacan por su alto contenido en grasas saludables, antioxidantes y minerales que ayudan a regular la presión arterial y mejorar la circulación.
En cuanto al ejercicio físico, actividades como caminar a paso ligero, nadar o bailar, son especialmente eficaces para fortalecer el corazón, mejorar la función vascular y mantener la presión arterial en niveles saludables.
La práctica regular de este tipo de ejercicio no solo ayuda a reducir el riesgo cardiovascular, sino que también mejora el bienestar emocional y mental, aspectos que pueden verse afectados durante esta etapa de cambios hormonales.