Ya sea para mejorar la salud o para llevarnos mejor con nuestro aspecto, la pérdida de peso es un objetivo que solemos marcarnos en la lista de tareas pendientes antes de que acabe el año. Todo el mundo quiere mantenerse en forma, pero, pese a eso —y según datos de un informe publicado por la European Heart Network (EHN), se estima que el 25% de las mujeres en Europa son físicamente inactivas.
Hay días en los que simplemente no nos levantamos con las pilas lo suficientemente cargadas como para hacer frente a una rutina de ejercicio. Por eso, lo que hagamos en las primeras horas de la mañana será crucial para sacar el día adelante y llevar una rutina saludable. La ciencia lleva años estudiando el impacto que determinadas actividades pueden tener a la hora de quitarnos unos kilos de más.
Algunos tienen un efecto más directo, otros menos… Pero el más sorprendente quizás sea el que defendía la Universidad de Northwestern Chicago en 2019. Aquel año, investigadores del centro publicaron un artículo en el portal ournals.plo en el que revelaron que la grasa del cuerpo humano tiende a reducirse con la exposición a la luz solar.
La teoría que pretendía desarrollar el estudio conducido desde los departamentos de Neurología y Medicina Preventiva de la universidad es tan sorprendente como que tomar el sol ayuda a adelgazar. "Nuestros datos indican que aquellos con una mayor exposición a la luz por encima de los umbrales clave más temprano en el día tienen más probabilidades de tener un IMC más bajo", explican desde el estudio.
Relaciones entre luz y peso
En la investigación, los especialistas de la Universidad de Northwestern Chicago también mencionaron otros estudios previos en los que se establecían afirmaciones sobre el impacto de la luz en la pérdida de peso.
En el caso, por ejemplo, de una investigación dirigida en 2013 por Konstantin V. Danilenko, se observó cómo la exposición al menos 45 minutos de luz matutina (entre las 6 y las 9 de la mañana) durante 3 semanas en mujeres con obesidad resultó en una reducción de la grasa corporal y del apetito.
Pero, ¿por qué puede ser este un factor determinante en la pérdida de peso? Los investigadores consideran que los rayos del sol son los más potentes para sincronizar el cuerpo de manera interna, regular el ritmo circadiano y el metabolismo basal.
La investigación señala que ese efecto adelgazante resulta más evidente cuando se toma el sol durante las primeras horas del día, porque es entonces cuando recibimos más cantidad de luz azul (aquella de longitud de onda más corta), que es la que más influye en nuestro ritmo circadiano y en nuestro metabolismo.
Según esta creencia, una acción tan sencilla como subir las persianas y pasar el momento de desayuno en la terraza, ir caminando al trabajo y tomar el sol un par de horas recién levantados puede ser útil para darle un pequeño empujoncito al proceso de adelgazamiento.
Sin embargo, si hay algo que está claro es que los milagros no existen. "Se necesitan más estudios para comprender la relación causal y los mecanismos que vinculan el momento de iluminación con el peso, la luz es una poderosa señal biológica. Sin embargo, el momento, la intensidad y la duración adecuados de la exposición pueden representar un factor de riesgo potencialmente modificable para la prevención y el tratamiento de la obesidad en las sociedades modernas".
Por eso, aunque llevemos estos sencillos hábitos al día a día, sin una alimentación saludable y unos hábitos que irremediablemente pasan por hacer algo de actividad física durante el día, no será posible encontrar un buen equilibrio entre las calorías que ingerimos con las que gastamos.
Otras recomendaciones saludables
Por eso, para lograr un buen equilibrio entre las calorías que ingerimos con las que gastamos también hay que llevar una rutina saludable, lo que pasa por realizar actividad física y seguir una dieta equilibrada.
Además de esto, hay ciertos hábitos tan sencillos como el de tomar el sol que podrás incorporar fácilmente a tu rutina y te ayudarán a conseguir un peso saludable prácticamente sin esfuerzo.
1. Masticar despacio, entre 30 y 50 veces cada bocado para facilitar la digestión.
2. Dormir más horas, ya que un estudio llevado a cabo por JAMA Internal Medicine demostró que las personas que duermen menos de 6 horas y media por la noche ingieren de 270 a 400 calorías más que aquellas que consiguen descansar 8 horas y media.
3. Comer en platos pequeños. Esto puede engañar a la mente y hacer que parezca que estamos comiendo más, lo que ayuda a controlar el apetito.
4. Cocina en casa. La comida casera suele ser más saludable, ya que permite controlar los ingredientes y evitar aditivos y exceso de sal.
5. Dar paseos matutinos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que para estar sano debemos caminar unos 10.000 pasos al día.