Las altas temperaturas que estamos viviendo a consecuencia de las olas de calor, pueden producir en el cuerpo una sensación de fatiga, que puede inducir, fácilmente, a caer en el sedentarismo absoluto.

[Los ejercicios para mantenerte en forma durante las vacaciones en la playa o la montaña]

Si bien es cierto, que unas semanas de descanso de la rutina habitual de ejercicios es beneficiosa y necesaria, también es importante entender que este reposo no debe ser absoluto. Los especialistas recomiendan seguir ejercitando el cuerpo, pero con menor intensidad y duración y con ejercicios distintos a los que estamos acostumbrados.

Deberían ser actividades o ejercicios de carácter general, multiarticulares, y que ayuden a mejorar la circulación sanguínea y la oxigenación de los músculos.

Así pues, en verano y sobre todo, si estamos de vacaciones, es el momento idóneo para dedicarle un poco de ese tiempo vacacional a entrenar de forma ligera y aprovecharnos del beneficio antioxidante que tiene el deporte.

Júlia Ndocky Ribas, trainer personal y técnica de la División de Actividad Física de Club Metropolitan propone una serie de disciplinas, con las que se garantiza un descanso activo que puede combatir el sedentarismo durante el verano.

Mujer en la piscina.

Nadar

Un clásico apto para todos los públicos. Hay gente que disfruta nadando en la piscina y otras en el mar.Ambas alternativas son válidas para nuestro planteamiento vacacional. Sin embargo, nadar en el mar es más ligero, debido a la cantidad de sal del agua, ya que hace que flotemos con mayor facilidad. Esta actividad es considerada como uno de los deportes más completos que existen. Nadando trabajamos la mayor parte de los grupos musculares y ejercitamos el sistema cardiopulmonar, además, de fortalecer las articulaciones y mejorar nuestra postura corporal”, asegura la trainer.

Mujer haciendo senderismo por la montaña.

Senderismo

Andar tiene numerosos beneficios para la salud. “Por ejemplo, disminuye el riesgo de sufrir hipertensión, y en el caso de que se sufra esta dolencia, caminar reduce los valores de presión arterial”, afirma Júlia Ndocky.

Y continúa: “También ayuda a reducir el colesterol y previene la aparición de diabetes, puesto que al caminar el organismo procesa el azúcar más rápido”, afirma.

Y por si esto fuera poco, caminar es un ejercicio que contribuye a bajar de peso, “especialmente si se le dedican entre 45 minutos y una hora diarios”.

También mejora la circulación y la tonificación de los diferentes músculos del cuerpo ejercitados (piernas, abdomen y glúteos). 

"Caminar es, además, una manera muy 'amable' de movilizar la espalda baja y muchas personas con lumbalgia sienten alivio tras andar de 15 a 20 minutos.

Mujer practicando meditación en el campo.

Yoga

Siempre se ha señalado el yoga como una de las actividades que aporta un mayor bienestar, sobre todo, porque ayuda a relajar el sistema nervioso y a reducir el estrés.

“Para ponerlo en práctica, solo necesitas un mat o colchoneta e intentar relajar la mente a la hora de practicarlo, ya que no solo beneficia por fuera, sino también por dentro”, asegura la entrenadora.

Con la práctica del yoga, aumentas flexibilidad corporal, ganas cierto tono muscular, mejoras la movilidad de músculos y articulaciones, y trabajas el equilibrio de todo el cuerpo. Además, su práctica se combina con ejercicios respiratorios, que reduce el ritmo cardíaco y relaja el organismo, facilitando de esta manera calma mental, una mejora en el descanso y una mayor capacidad de concentración. Todos ellos factores que contribuyen a la reducción del estrés”, concluye.

Chica haciendo pilates con pelota.

Pilates

Este método está basado en diferentes disciplinas como el yoga o la danza. “Integrando la práctica de Pilates en tus rutinas de entrenamiento, además de mejorar la postura corporal y reafirmar diferentes grupos musculares, puedes llegar a conseguir un cuerpo fuerte, flexible, armonioso y saludable. Además, en el plano emocional, el método Pilates es realmente beneficioso para alcanzar conciencia corporal”, dice la trainer.

Mujeres con esterilla de yoga.

Según el lugar

El experto en fisiología del deporte, Jerónimo Aragón, profesor colaborador del máster de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC asegura que "aunque ponerse en forma es una carrera de larga distancia, durante las vacaciones se puede empezar por ejercicios más bien tranquilos, y de cara a septiembre, añadir más carga o intensidad".

"Por ejemplo", explica Aragón, "si el sitio de veraneo es la playa, se pueden dar paseos, jugar con las palas, alquilar una tabla de paddle surf o un kayak, etc. En cuanto a la montaña, no hace falta complicarse demasiado, con realizar largas caminatas de más de dos horas en un terreno aceptable es suficiente. Y en cambio, si estamos en una ciudad de vacaciones, con hacer turismo durante todo el día, que es lo que tradicionalmente hacemos, es suficiente", afirma Aragón.

A estos consejos, añade otros para engancharse a la actividad física:

  • Empezar el día con actividad física y no dejarlo para el final de la jornada, para evitar la pereza.

  • Evitar la improvisación, muy habitual en vacaciones. Es aconsejable ponerse unas rutinas asumibles de andar o correr, aunque sean 10 o 20 minutos.

  • Hacer actividades que se realizan habitualmente en el día a día, pero con mayor intensidad. Es decir, ir a paso más ligero cuando se va a comprar el periódico, la comida, visitar a alguien, entre otros. Hay que sudar, aunque sea un poco.

  • Al visitar una ciudad, población o lugar de veraneo, hacerlo como una auténtica turista, y andar o montar en bicicleta en lugar de coger el coche o transporte público.

  • Dependiendo de la edad y del estado físico, se puede practicar o iniciarse en algún deporte, siempre de forma moderada, controlada y divertida.

  • Si se está cerca del mar o de una piscina, hacer unos 20 minutos de natación.

  • Todo esto, acompañado de una buena nutrición y sobre todo, hidratación.