Montserrat Medina.

Montserrat Medina. AGUSTINAS SANTA ANA

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Montserrat Medina, la valenciana de 40 años que dejó Deloitte para ser monja: "Elijo a Dios, no al dinero"

A pesar de ser becada en Stanford, fundadora de una Startup que acabó vendiendo por varios millones y socia de Deloitte, Montserrat decidió dejarlo todo.

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Durante años, Montserrat Medina fue uno de los nombres más prometedores del ecosistema tecnológico de Silicon Valley. Ingeniera matemática, doctora por Stanford y fundadora de una startup adquirida por una de las gigantes del sector, su carrera parecía encaminada hacia las más altas esferas de la élite empresarial global.

Pero hoy, en lugar de los despachos acristalados de California o los informes de Deloitte, su vida transcurre entre los muros silenciosos del monasterio de Santa Ana, en Sant Mateu (Castellón). Allí, esta valenciana, que un día programó algoritmos para las multinacionales, dedica ahora sus jornadas a la oración, al estudio y a una vida de clausura que ella misma describe como "una respuesta a la llamada de Dios".

Así lo comunicó en su perfil de LinkedIn, donde también modificó su cargo. "Sierva de Dios", es como hoy Montse se muestra al mundo, un mundo al que destinó 12 años de su carrera profesional y que ahora ve con otros ojos: "Quiero que el Señor sea mi único Dios, y no el dinero. No puedo servir a dos señores", confesó en su carta pública de despedida.

La "nueva vida" de Montserrat

Montserrat nació en el centro de Valencia, en una familia de valores tradicionales y arraigo fallero. Desde joven mostró un talento fuera de lo común para las matemáticas y la ingeniería y fue esa misma curiosidad la que la llevó a cruzar el Atlántico para formarse en la Universidad de Stanford, una de las instituciones más prestigiosas del mundo.

Fue allí donde fundó Jetlore, una compañía especializada en inteligencia artificial aplicada al marketing predictivo. Su tecnología revolucionó la manera en que grandes empresas como eBay o Groupon personalizaban sus campañas de correo electrónico. El éxito fue inmediato: en pocos años, fue adquirida por PayPal, y Montserrat se convirtió, con apenas 34 años, en socia de Deloitte.

"Era una edad inusual para ese rango", recuerda un antiguo compañero de la firma al periódico El País. Según les confiesa, su salida profesional para entrar en el convento fue algo que "nadie se esperaba", especialmente, por todos sus logros.

Su perfil público desapareció poco a poco de los circuitos empresariales, aunque su perfil de LinkedIn y su carta de despedida despejaron las dudas de todos aquellos que no entendían su decisión: "Creo que Dios me está llamando a dejarlo todo para seguir a su hijo Jesús de más de cerca".

"He vivido doce años triunfando según los parámetros del mundo", escribió. "Tengo títulos de Stanford, fundé una startup en Silicon Valley que fue adquirida por una Fortune 100, y llegué a ser socia de Deloitte. Pero lejos de hacerme feliz, esa actitud solo me provocaba un vacío cada vez más creciente".

A su juicio, fue Dios quien le concedió "gratuitamente" todos los talentos que le han ayudado a "realizarse como persona" todos estos años, y su cometido es responder con el mismo cariño. "Desconozco el plan que Él tiene de ahora en adelante para conmigo. Lo único que sé con certeza es que he encontrado "el tesoro" y, como dice el Evangelio, quiero vender todo lo que tengo en este mundo para comprarlo", escribe Montserrat.

Perfil de Montserrat en LinkedIn.

Perfil de Montserrat en LinkedIn.

En sus últimos años en Deloitte, cuentan, ya se la notaba distanciada del vértigo de los objetivos y las métricas. "Parecía buscar algo más", apunta un antiguo colaborador. Ese "algo más" tomó forma en una decisión que para muchos resultó incomprensible.

Desde hace más de un año, Montserrat vive retirada en el monasterio castellonense de las Agustinas. No concede entrevistas —por decisión de su comunidad— y, para el 2022, se encontraba en el periodo de postulado, una etapa de tres años de silencio, discernimiento y formación en la vida contemplativa.

Estos años de silencio le sirvieron tanto a la comunidad como a la ex socia de Deloitte para saber si lo suyo era una verdadera vocación. "No se trata de una huida del mundo, sino de un encuentro más profundo con Dios".

Sin embargo, es algo complicado saber qué está haciendo ahora mismo, porque las propias monjas del convento rechazan las entrevistas, según le explican al medio citado. "Desde su llegada, si hubiera respondido a todas las entrevistas que nos han solicitado, creo que no hubiera hecho otra cosa", cuenta sor María Teresa.

En el convento, su talento para la tecnología no ha desaparecido: según cuentan sus compañeras, ha desarrollado un pequeño programa informático para organizar la biblioteca del monasterio. "Antes usábamos una hoja de Excel", comenta sor María Teresa a El País.

No obstante, la vida de Montserrat hoy transcurre al margen de las redes, conferencias y trajes empresariales. "He encontrado la paz del corazón", escribió.