Iago Jover asumió el puesto en la empresa con solo 22 años. Cedida
Iago Jover, nieto de Roberto Verino y director de desarrollo de la firma: "Intento aprender de mi abuelo la paciencia"
El experto en tecnología e innovación afronta, con apenas 23 años, un reto mayúsculo en tiempos de gran complejidad para la moda.
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Uno de los mayores desafíos que afrontan las casas de moda con amplia trayectoria es mantener su capacidad de innovación. Este es, precisamente, el que ha decidido aceptar Iago Jover, director de desarrollo de la firma Roberto Verino.
Nacido en Verín, Ourense, en 2002, es nieto del fundador e hijo de Cristina Mariño, quien fue directora de marca hasta su fallecimiento en 2022. Asumiendo el puesto con solo 22 años, se convirtió en un ejemplo de dedicación.
Tras graduarse en Ciencias Políticas por la Universidad de Leiden en Países Bajos, trabajó en proyectos de tecnología. Fue profesor en el extranjero y participó en el desarrollo de startups de biotecnología antes de unirse a la marca familiar.
Entre sus primeras grandes aportaciones se encuentra la entrada de Roberto Verino en el metaverso y la creación de 'Roborto', un avatar de IA para la firma. Asimismo, su proyecto '40x10' ha posicionado la marca como pionera en moda virtual y experiencias inmersivas digitales. Conversamos con él sobre su trayectoria y sus expectativas para la firma.
¿En qué momento supo que quería dedicarse a la moda?
Nunca me vi necesariamente en el mundo de la moda ni en la empresa familiar. Siempre quise ser astronauta. Incluso recuerdo un dibujo de la infancia en el que me imaginaba jugando al baloncesto en la Luna. Esa pasión no surgía solo por el espacio, sino por la idea de superar los límites científicos.
Sin embargo, me pregunté qué impacto de verdad tiene en el mundo y entendí que hay otras formas más inminentes y con uno mayor. Por ello, entré en el mundo de la política pero vi que tampoco era la forma de cambiar las cosas, al menos no como yo quería.
Entonces accedí al mundo de la educación. He sido profesor varios años y desarrollado un método propio. Me di cuenta de que quería realmente ayudar a las personas y así entré en el proyecto familiar.
¿Qué aprendió en este proceso?
Al integrarme en el entorno familiar, descubrí tres pilares fundamentales. Primero, el personal. La empresa no es solo un negocio, es una comunidad.
Somos una empresa familiar, y no lo decimos únicamente por los lazos de sangre, sino también por la manera en que entendemos la comunidad que hemos formado. Para nosotros, familia son todas esas personas que llevan con nosotros más de 40 años, construyendo este proyecto día a día.
El segundo pilar, es el aprendizaje constante como una gran motivación. Estar en mesas de trabajo con grandes empresarios y mentes brillantes es un desafío que impulsa a seguir creciendo.
Finalmente, destaco el impacto social. La moda tiene una capacidad de comunicar y transformar realmente impresionante. Es una poderosa herramienta que nos permite impulsar cambios y contribuir, aunque sea poco a poco, a construir un mundo mejor, o al menos más justo.
Iago Jover fue profesor en el extranjero y participó en el desarrollo de startups de biotecnología. Cedida
¿Cuál cree que es su gran valor añadido?
Considero que hay dos aptitudes fundamentales que me guían. La primera es la integridad. Para mí, implica conocerse bien, tener claros los propios valores y actuar siempre en coherencia con ellos. Esto resulta especialmente importante en un mundo que cambia a gran velocidad.
El segundo es la capacidad de crecerse ante los retos. No sé qué palabra lo define mejor: algunos lo llaman valentía, otros ingenuidad, incluso hay quien lo ve como una osadía.
Ante los desafíos, tiendo a crecerme y dar lo mejor de mí, incluso cuando parece que el camino es cuesta arriba o que uno está solo frente al mundo. Contar con un buen equipo es también fundamental para superar obstáculos.
¿Cómo afronta el hecho de contar con un legado familiar? ¿En qué sentido le influye a diario?
Es un honor y un placer poder aprender tanto de la familia y poder seguir sumando, compartir y seguir haciendo crecer.
Tenemos mucho que aportar y por lo que seguir peleando. Entonces, no noto mucha presión, es más bien orgullo.
¿Qué ha aprendido de su abuelo y de su madre?
Sobre todo la paciencia. Para mí el mejor plan B es el que no existe, me gusta ir directo a por ello. Por eso, a veces me cuesta. Me falta esa mano dura entendida como templanza, el no abarcar más de lo que puedo apretar.
No lo digo como autocrítica, sino como reflexión: es un reto. Aprendí tanto de mi abuelo, súper puntilloso, detallista, de ir paso a paso, como de mi madre en este sentido.
¿Qué valores definen Roberto Verino?
Es estilo de vida. Roberto sigue viviendo en Verín, trabajando y buscando cómo llevar a todo el mundo su forma de entender el día a día y lo que vale la pena.
En cuanto a diseño, destacaría la calidad, la relevancia y la temporalidad. Son también los que nos permiten conseguir siempre ese estilo de vida. Mostrar cómo hacer las cosas con calidad, que sean sencillas, pero no simples.
Lo verdaderamente importante es no perder lo que da valor. Quédate con lo sencillo, lo valioso y con esencial. Se trata de buscar esa calidad deseada: lo que funcionaba ayer, lo que funciona hoy y lo que funcionará mañana. No tiene que ser un estándar inamovible, sino esa temporalidad flexible que acompaña la elegancia.
Entre sus primeras grandes aportaciones se encuentra la entrada de Roberto Verino en el metaverso y la creación de 'Roborto'. Cedida
¿Innovar en el sector de la moda es especialmente difícil?
La respuesta es muy gallega: es un sí y un no. La moda es transformación y evolución. Al mismo tiempo es cierto que es complejo, porque cuando tienes una marca como Roberto Verino, con 40 años, —y ocurre también en otros sectores—, tienes una seña de identidad tan marcada, con tanto bagaje, que da mucho miedo dar un paso en falso.
Si sacas algo que rompe el patrón, el golpe puede ser muy fuerte. Es un shock tanto para quienes no te conocen y empiezan a mirarte desde fuera, como para quienes sí te conocen desde dentro.
Eso te obliga a mantener un contacto constante con el equilibrio. No se trata de hacer esta evolución para que sea lo mismo de ayer sin parecerse en nada, sino de buscar ese punto en medio. Cada año vendemos camisetas: hay que vender una como la de ayer, pero no puede ser la misma. Es una rueda muy curiosa e interesante.
¿Estamos preparados para un cambio tecnológico masivo en este ámbito?
Aprendí una frase que me gustó mucho: lo que hoy es verdad, mañana puede no serlo. La tecnología está cambiando tanto y tan rápido que lo que tiene muchísimo sentido, en un futuro puede no tenerlo.
Éticamente es un reto, tanto como empresa, como consumidor o usuario del día a día. Por ejemplo: en enero hablábamos del metaverso humano, y a los tres meses ya era 'realidad mixta'.
Como usuario, tienes que enfrentarte a cambios constantes que resultan confusos. Tienen miles de millones de inputs y ruido por todas partes. Distinguir qué merece la pena y qué no es un verdadero desafío.
Como empresa, sin embargo, lo importante es que los cambios sean sutiles para no generar caos.
¿Qué esperan los clientes de las firmas de moda en 2025?
Experiencia y valores. Más que nunca, es importante que el usuario identifique la marca como algo integral. Se trata de integridad y de ser sincero con lo que dices. Tenemos que ofrecer una experiencia completa.
Hay dos tipos de usuarios: vamos a por los que tienen unos valores y piensan: “Me siento identificado, no quiero imitar, sino sacar lo mío de esa forma”. Nos proponemos acompañarlos en este sentido.
Por eso, las experiencias que intentamos desarrollar van siempre en esa línea: sé auténtico contigo mismo. Asegúrate de que tengas esa confianza de ser tú mismo.
El proyecto '40x10' ha posicionado la marca como pionera en moda virtual. Cedida
¿La innovación siempre va de la mano de la sostenibilidad?
Me gustan los dualismos, aunque sé que es un error, porque hay matices. Destaco otro: el de la sostenibilidad y de la innovación. Depende de cómo lo entiendas, como revolución o como evolución, entonces es o no es sostenible.
Si entiendes la innovación desde una perspectiva revolucionaria, lo de ayer ya no sirve, solo lo de hoy, no es sostenible. Tienes que mantenerlo y sumarle más.
Es como cuando se rompe un vaso: tienes dos opciones, o lo tiras y compras otro —poco sostenible— o lo arreglas con pegamento. Se rompió, pero ahora está incluso más bonito que antes. Tiene una historia. Luce por sí mismo. Eso es sostenible.
Entonces, creo que cuando entiendes la innovación como una evolución en lugar de una revolución, lo es por naturaleza. No tiene que ser necesariamente continuista, pero sí debe comprender de dónde vienes, ponerlo en valor y mejorarlo.
¿Siguen siendo necesarias las tiendas físicas?
Tras la pandemia, cuando las tiendas volvieron y llegó la nueva normalidad, las ventas no necesariamente remontaron. Nos demuestra que muchas veces la tecnología, más que conectarnos, nos desconecta, y más que ayudarnos a acercarnos, nos empuja lejos de los otros.
Creo que lo online nunca reemplaza lo físico. Como humanos buscamos siempre esa base: el contacto social, la comunidad y el respeto. La parte digital es una herramienta útil, pero no capaz de sustituir del todo la física. Los espacios cambiarán pero no desaparecerán del todo.
¿Hay un lugar para todos en el mundo de la moda, incluso las firmas 'low cost'?
Trabajamos para una inmensa minoría. Somos conscientes de que no todo el mundo entiende nuestro estilo de vida, o, si lo entiende, lo comparte.
Vamos a convivir mucho tiempo con otras firmas, pero hay otras marcas que también defienden un estilo de vida concreto. Creo que en algún momento reventará, de hecho, ya hay muchos signos. Marcas como la nuestra demuestran que es posible trabajar de otra manera. Por ello, la idea es ir paso a paso, con mucha paciencia.
¿Tiene la moda española el lugar que se merece en el mundo?
Tenemos muchísimo trabajo porque nos lo creemos poco. Por ejemplo, se cree que el vino francés o el aceite de oliva italiano son mejores, y no es una realidad irrefutable.
Nuestra moda, por ejemplo, puede ser tan buena o mejor que la francesa, pero no nos lo creemos y no se transmite. Supone un cambio social muy importante, pero creo que somos cada vez más conscientes y vamos consiguiendo crear y defender esa marca España.
¿Cuál es el reto de cara a vuestros diferentes públicos?
A día de hoy, es más fácil que nunca llegar a cualquier persona, puedes alcanzar una población impresionante.
Solo es un problema en el sentido de que estamos saturados de información, anuncios y productos. Hay tantas posibilidades que puede resultar más negativo que positivo. Al menos eso siento yo, tanto como usuario como individuo aislado.
Ya no te puedes fiar de casi nada, salvo que vayas a la tienda física de toda la vida. Por eso también el comercio físico no desaparece: sigue siendo un bastión, con lo bueno y lo malo.
En cambio, en lo online hay tanto que ya ni sabes qué hacer. Aunque parezca una tontería, toca asumir que es fácil acceder, pero resulta problemático.
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¿Qué nos puede adelantar sobre el futuro de la marca?
El 17 de septiembre organizamos un evento en el marco de Madrid es Moda. Es muy importante porque marca el lanzamiento de producto y de una nueva línea en la que trabajamos. En octubre, también saldrán a la luz nuevos proyectos, alineados con nuestros esfuerzos.
¿Qué expectativas tiene?
Mi esperanza es que la gente tenga esperanza, porque los tiempos son difíciles. Hay muchos problemas y no debemos apagar esa llama. Tenemos que salir más fuertes.