El año pasado, Isabel Sánchez-Arán consiguió la medalla de bronce en el CMAS World Champ de Kalamata (Grecia).

El año pasado, Isabel Sánchez-Arán consiguió la medalla de bronce en el CMAS World Champ de Kalamata (Grecia). Cedida.

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Isabel Sánchez-Arán, campeona de España de apnea: “En el mar encuentro a mi madre”

Pasó 12 años viajando por el mundo y, actualmente, vive en Girona, donde trabaja como instructora de buceo a pulmón y codirectora del Club La Caretta.

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"Entiendo el mar como una fuente de bienestar y de buenas experiencias, como una madre que te abraza cuando te tiras. A lo mejor lo siento así porque yo perdí a la mía muy joven", relata Isabel Sánchez-Arán (1985). Desafía a la biología y, mientras la mayoría busca el aire, ella lo deja ir, o, mejor dicho, puede vivir —hasta siete minutos y medio— sin él.

Pertenece a la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS) al ser miembro de la selección nacional de apnea. Ella se define como una "persona de pasiones" que hace lo que le gusta. Y está claro que sumergirse a varios —muchos— metros de profundidad a pulmón le fascina. Por algo tiene las mejores marcas de España en seis de las ocho modalidades que existen.

"Mi favorita es la inmersión libre, porque me permite relajarme y disfrutar del viaje. Cierro los ojos y dejo que mis manos sean las que guíen", narra a Magas la deportista. En esta especialidad, que consiste en descender y ascender utilizando únicamente la fuerza de los brazos, ella puso el récord de España en 86 metros.

Y en la de peso constante, que se realiza sin tocar el cabo guía —salvo en el giro para empezar a subir— y con la ayuda de una bialeta, logró bajar hasta los 90 metros. Aunque también existen otras categorías en las que la clave está en avanzar distancia de manera horizontal o aguantar la respiración estáticamente.

En general, el porcentaje de competidores hombres es mayor que el de mujeres, pero la apneísta señala que depende mucho del nivel y el lugar donde se practique. En sitios como las Islas Canarias o Tailandia, al ser más acogedoras las aguas, hay más representación femenina. En su club, en los cursos de iniciación hay mucha paridad; en cambio, conforme el grado es más alto, apenas se encuentra con una mujer.

Ha sido 15 veces campeona de España en diferentes modalidades de la apnea deportiva.

Ha sido 15 veces campeona de España en diferentes modalidades de la apnea deportiva. Cedida.

Cuando le preguntamos si la biología afecta para que existan esas diferencias responde: “Sí y no”. La capacidad pulmonar masculina está en torno a los seis litros y la femenina a los cuatro y medio. Por eso, en modalidades estáticas, es normal que sus récords sean superiores. En cambio, en aquellas que son dinámicas o de profundidad hay más proximidad en las marcas, sobre todo en aquellas que requieran mayor esfuerzo del tren inferior.

Aunque en las especialidades en las que la fuerza deba hacerse con los brazos, las distancias vuelven a aumentar. La deportista puntualiza que esas diferencias también crecen porque no hay la misma cantidad de participantes de los dos sexos.

"Madrileña, pero solo de DNI"

Su progenitora falleció cuando Sánchez tenía 19 años, lo que le despertó "unas ansias locas de vivir, de experimentar y de viajar". En sus andaduras se aficionó a hacer deporte al aire libre y, en Chipre, descubrió el buceo. Trabajaba de monitora allí y la apnea se le presentó como una herramienta útil para resolver problemas bajo el agua. "Lo probé, se me dio bien y encima me encantó", añade.

Isabel explica que es "madrileña, pero solo de DNI", ya que ella se siente de Elche, donde fue criada desde bien pequeña. Pasó 12 años viajando por el mundo y, actualmente, vive en la localidad catalana de L'Estartit (Girona). Allí trabaja como instructora de apnea y codirectora del Club La Caretta.

Isabel fue subcampeona en la Copa del Mundo de profundidad en 2021.

Isabel fue subcampeona en la Copa del Mundo de profundidad en 2021. Cedida.

Se trata de un pueblo costero que apenas cuenta con siete kilómetros cuadrados y 4.000 habitantes; sin embargo, tiene mucho encanto: playas de arena dorada, aguas cristalinas y las Islas Medas, declaradas reserva natural marina, a muy poca distancia. La instructora asegura que el club tiene bastante actividad estival, pero en invierno desciende mucho.

Por eso, combina ese trabajo con el de traductora de manuales o libros de buceo. De hecho, ahora está con el ejemplar de una apneísta profesional a la que Netflix hizo una película. Todo es gracias a haber cursado un Máster en Enseñanza de Idiomas.

Sus lugares favoritos para sumergirse en las profundidades son dos. El primero, el mar Mediterráneo, ya que, aun "no siendo el más vistoso", fue el que le vio crecer; y el segundo, el agujero azul de Dean, situado en las Bahamas, porque "tiene una energía brutal, su aspecto cambia por segundos y allí abajo se ve todo negro... parece que estás flotando en el espacio".

El fondo marino suele estar en silencio a pesar de que, allí abajo, los sonidos viajan mucho más rápido que en la superficie y se puede oír cercana la sirena de un barco que está muy lejos. Y, aunque está cómoda con ese mutismo, no dudaría en escuchar la canción Oceans Wait de Josin en bucle durante sus inmersiones si pudiera.

Empaquetar el aire

Justo antes de sumergirse, para tranquilizarse, suele pensar en momentos pasados donde fue muy feliz, compañeros de viaje o amigos. Dentro del agua la cosa cambia, solo se concentra en ella. "El mar te pone en tu sitio; es tan inmenso que, a su lado, los problemas se quedan muy pequeños", detalla.

La apneísta cuenta con 16 récords nacionales absolutos de profundidad.

La apneísta cuenta con 16 récords nacionales absolutos de profundidad. Cedida.

Muchas veces, la grandeza del océano impone. Sin embargo, apenas se produce una muerte por cada 34.400 inmersiones, es decir, la probabilidad tan solo alcanza el 0,003%. Sánchez-Arán expone que el riesgo en competición es muy bajo porque los sistemas de seguridad están muy estudiados y los peligros muy controlados.

La culpa de que la apnea tenga fama de mortífera, en parte, la tienen algunos programas de televisión, donde se muestra a los aspirantes con unas contracciones muy fuertes. En el día a día de los deportistas profesionales también sucede, pero no las sufren tan intensamente al estar bien entrenados.

"Tu cerebro desarrollado, el neocórtex, da la orden de no respirar mientras tu instinto animal está mandando señales involuntarias de coger aire. Por eso, las costillas se separan, el diafragma baja, como harías al inhalar, y se genera una especie de vacío, igual que si te diera hipo", dilucida Sánchez-Arán.

Continúa aclarando que "no duele, tan solo es desagradable y un poco molesto". Una apnea larga no se hace forzando, se entrena. Los estiramientos ayudan a tener mayor rango de movilidad para expandir la caja torácica, pero el secreto está en las técnicas de respiración. Con ellas consigues "empaquetar el aire", es decir, comprimirlo como si lo metieras en una bombona y así, cabe más en el mismo espacio.

Isabel entrena una media de cuatro a cinco horas diarias, aunque le cuesta precisar, ya que, al unir el trabajo y el hobby, no encuentra la línea divisoria entre la obligación y el ocio: lo ve un "estilo de vida". A pesar de ello, es fiel defensora de que hay que desconectar y dedicar tiempo de calidad a la familia. "Antes que deportista, eres persona, y para poder ser bueno, debes cuidar a quienes te rodean", apostilla.

Confiesa que dedicarse profesionalmente a la apnea requiere mucha "autogestión, ya que, a pesar de estar reconocido en el catálogo oficial de deportes, no es olímpico ni mediático". Las ayudas públicas que recibe no suponen ni un 10% de los gastos, por lo que necesita el apoyo del sector privado y de los patrocinadores.