
Retrato de la científica guatemalteca. Fundación Princesa de Girona
La Premio Princesa de Girona, Gabriela Asturias: "EEUU solía ser el Disneyland de la ciencia; ahora reina la incertidumbre"
La investigadora guatemalteca ha sido reconocida por encarnar un nuevo modelo de liderazgo médico global: joven, comprometido y transformador.
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Gabriela Asturias (Guatemala, 1995) no recuerda un momento concreto en el que decidiera ser científica. La decisión fue, más bien, una certeza precoz. “Mi mente es lógica, matemática. Siempre supe que lo que más me gustaba era la ciencia”, dice. A los 14 años ya pasaba horas en el laboratorio de la Universidad del Valle de Guatemala, investigando junto a la microbióloga Pamela Pennington.
Allí, empezó a imaginar una ciencia con impacto social real, y comenzó un camino que ha seguido hasta hoy, con 29 años y un Premio Princesa de Girona Internacional (pronto) entre las manos. La distinción que recibe en la categoría de Investigación reconoce su excelencia y capacidad para convertir la innovación en una vía de progreso.
Asturias nació y creció en una Guatemala marcada por las brechas sociales —alrededor del 60% de la población vive en situación de pobreza—, lo que la llevó a emigrar a Estados Unidos. En el país que hizo un lema del 'gran sueño americano' se licenció en Neurociencia por la Universidad de Duke y también se doctoró en Medicina por Stanford.
Aunque físicamente estaba lejos de su tierra —la del Quetzal, la marimba y las joyas de jade— la distancia no hizo más que reforzar su compromiso: “Me costó mucho irme. Nunca me vi creando una fundación, pero fue mi forma de canalizar lo que perdí al salir de Guatemala. Es raro, pero desde fuera me conecté más íntimamente con mi país que estando dentro".
Ella misma explica que "en Guatemala tenía que escarbar para encontrar a mujeres mentoras que se dediquen a la ciencia". En la mayoría de los países iberoamericanos, el porcentaje de investigadoras es inferior al 50%, según se desprende de los estudios más recientes de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Si se mira a nivel mundial, este apenas llega al 30%.
Esa experiencia contrasta con el panorama que encontró cuando llegó a EEUU. "Era como el Disneyland de la ciencia: hay fondos, infraestructura, apoyo para investigar a tiempo completo". Ella, marcada por la "frustración" que le producía ver cómo esas oportunidades solo podía encontrarlas lejos de su tierra, empezó a plantearse cómo ampliar el alcance de la investigación en Guatemala.
A los 19 años, de su mano y apoyada por otros profesionales como el doctor David Boyd, de Duke, acabó naciendo Fundegua, una organización que conecta investigadores locales con científicos en el extranjero para promover el desarrollo social: “Muchos profesionales de renombre llegaban aquí, recolectaban muestras, publicaban en inglés y nadie traducía nada al español".

Retrato de Gabriela Asturias. Fundación Princesa de Girona
La información —que, bien se sabe, es poder— luego no volvía a las comunidades. "La fundación nació para romper con eso”, explica la investigadora, que en sus años universitarios se dedicó a trabajar sin apenas descanso, explica a esta revista, combinando su formación médica con la gestión de un proyecto en plena expansión.
“Sentía una responsabilidad enorme. Cuando creas algo así, te toca responder hasta el día de Navidad. Hay que definir el concepto, recaudar fondos, asumir que eres tú quien sostiene todo. Y al mismo tiempo, yo estaba en el hospital. Me levantaba dos o tres horas antes de mis turnos para hacer reuniones virtuales. Mis jornadas eran larguísimas", cuenta.
"En realidad, todavía lo son, pero me llenan mucho. Tanto que puedo decir que ahora mismo estoy en el mejor momento de mi vida”, apostilla emocionada durante la entrevista, que tiene lugar la misma semana en la que recibe uno de los galardones al talento joven internacional más prestigiosos entre los que se otorgan desde España.
Tecnología que empodera
Desde 2015, la organización de Asturias funciona como incubadora de proyectos de alto impacto, especialmente centrados en entornos vulnerables. Uno de ellos es Enciéndete, una serie de programas educativos que ha empoderado a más de mil niños a través de la ciencia, la ingeniería y la innovación, para que ellos también puedan ser líderes del cambio en sus comunidades.
También está Alma, una IA que nació en el pandémico 2020, cuando la información fiable sobre el coronavirus escaseaba, para brindar a la gente respuestas basadas en evidencia: "Fue un trabajo colaborativo con un equipo de médicos e ingenieros. Queríamos ayudar a la gente en un momento de mucha confusión. Estábamos encerrados, nos cambió la vida, y Alma respondía a esos miedos”.
Cuando la vacuna llegó al país, el programa evolucionó. “No existía una base de datos de centros de vacunación. Nosotros creamos la primera digital. Alma localizaba los centros más cercanos y resolvía dudas. Desde el principio, ofrecía un espacio anónimo, seguro y empático”, cuenta.
Hoy, lejos de ser un experimento pasajero, el chatbot que dio apoyo a más de un millón de personas en el país ha crecido, consolidándose como una herramienta institucional de salud. "Busca acompañar a las personas en los momentos más difíciles. Lo veo a diario en el hospital: cuidar a un ser querido con una enfermedad es angustiante, estás constantemente buscando respuestas".
A su juicio, "el médico no debería ser el que lo sabe todo, sino quien sabe comunicar. Alma es ese puente entre sanitarios y sociedad: traduce, explica y orienta" con la innovación humanista por bandera. "No se trata de que la tecnología reemplace al profesional, sino de que nos ayude. Por eso a Alma le dimos valores, personalidad. Queríamos que la gente sintiera que hay humanos detrás".
Al margen de este proyecto, otro hito de la joven es el de liderar, como directora de investigación en MiResource, una plataforma de salud mental que asiste a más de 3,5 millones de personas en Estados Unidos. Asimismo, trabaja en la creación de tecnologías sanitarias personalizadas con aplicación específica en comunidades migrantes.
EEUU y el futuro de la ciencia
Recibir el Premio Princesa de Girona 2025, que comparte con profesionales como la colombiana Valentina Agudelo —esta en la categoría CreaEmpresa—, ha sido una sorpresa y una alegría: “No pensé que iba a ganar. Me sentía muy joven. Ese estigma no desaparece: siempre piensas que no es tu momento. Pero aquí estoy. Para mí, es un honor representar a Guatemala”.
Más que un punto de llegada, lo vive como un nuevo comienzo. “Nos encantaría que este premio nos ayudara a expandir Alma a otros países. Lo bonito del proyecto es que se adapta al contexto local. Sabe cómo funciona la red de salud de cada lugar, cómo acceder a los servicios. Pero para crecer, necesitamos aliados locales", invita a posibles partners.

La investigadora, Premio Princesa de Girona Internacional 2025, frente al objetivo. Fundación Princesa de Girona
El futuro, refleja Gabriela, no se mide en líneas en un currículum, sino en impacto real. Para ella, la ciencia tiene que ser útil, democrática y justa. La conversación deriva en la fuga de cerebros que podría atravesar EEUU tras los movimientos del Gobierno para congelar subvenciones a la investigación y restringir la entrada de estudiantes internacionales, como fue ella en su momento.
"En el campo de financiación reina la incertidumbre. Se han recortado fondos, los procesos están retrasados. Y en los doctorados, donde antes había cinco plazas, ahora hay tres". Pese a todo, insiste en seguir: “Cuando una pasa por algo así, tiene que continuar haciendo su trabajo lo mejor que pueda, hay que seguir demostrando”, proclama en defensa de la inversión en ciencia e innovación.
Pese a su juventud, los aportes de Gabriela Asturias no han pasado desapercibidos. Fue elegida una de las 35 innovadoras menores de 35 por MIT Technology Review y figura entre las 100 Mujeres más poderosas de Centroamérica según Forbes. En 2021, recibió el Premio Nacional de Innovación de Guatemala, y ha sido reconocida por Bloomberg y el Consorcio de Universidades para la Salud Global.
El 9 de junio, la Fundación Princesa de Girona dio a conocer la noticia de su reconocimiento, que le será entregado el próximo día 23, en una ceremonia que tendrá lugar en el Gran Teatro del Liceu de Barcelona. A esta acudirá la Familia Real española, así como otras autoridades y patronos de la Fundación.