Gulalai Hotak, exjueza del Tribunal Supremo de Afganistán, refugiada en España

Gulalai Hotak, exjueza del Tribunal Supremo de Afganistán, refugiada en España

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Gulalai Hotak, la jueza afgana amenazada de muerte por talibanes: “No hay mujeres en la calle”

Era jueza del Tribunal Supremo de Afganistán hasta la llegada al poder de los talibanes, cuando debió huir del país. Hoy se encuentra refugiada en España.

12 marzo, 2023 01:35

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El 15 de agosto de 2021, cuando los talibanes consiguieron tomar Kabul y anunciaron su proclamación del Emirato Islámico, Gulalai Hotak, jueza del Tribunal Supremo de Afganistán, tuvo que huir del país y refugiarse en Turquía junto a su hermano, un diplomático del gobierno. Aquel día, las mujeres afganas perdieron todos sus derechos. Las juezas, adalides de la justicia, serían perseguidas y amenazadas de muerte. Todas ellas perdieron sus puestos de trabajo y se vieron obligadas a esconderse para evitar represalias.

ntes de la llegada de los talibanes, Afganistán gozaba de ciertas libertades y derechos que se respetaban, “especialmente en lo que se refiere a los derechos de las mujeres”, explica Gulalai en una entrevista con magasIN, quien ejerció su trabajo “con independencia y de acuerdo con las leyes del país”. Sin embargo, ser jueza en Afganistán siempre ha sido una profesión de riesgo. La lucha por la igualdad y la justicia en un país cuya sociedad discrimina a la mujer ha provocado que tanto Hotak como sus compañeras juristas fueran víctima de constantes amenazas.

Bajo la amenaza terrorista de los distintos grupos radicales, el gobierno afgano incrementó el número de guardias para proteger a los juristas, “además, nos proporcionaban armas para que nos pudiéramos proteger de cualquier posible ataque”. “Durante mi labor como jueza del Tribunal Supremo fui amenazada de muerte en varias ocasiones. Teníamos que tener mucha precaución”, cuenta Hotak. Tanto es así que, unos meses antes de la llegada de los talibanes, dos juezas que se dirigían a la Corte Suprema de Justicia en Kabul fueron asesinadas brutalmente a plena luz del día.

Gulalai Hotak, exjueza del Tribunal Supremo de Afganistán, refugiada en España

Gulalai Hotak, exjueza del Tribunal Supremo de Afganistán, refugiada en España

Sin embargo, desde que los extremistas tomasen el poder gubernamental, la justicia en Afganistán se ha esfumado de la mano de los jueces, como Hotak, que han tenido que escapar. Sin ellos, ahora los afganos han perdido todos sus derechos. “Los que se oponen a las ideas fundamentalistas del régimen están siendo asesinados, otros muchos desaparecen misteriosamente”, asegura la magistrada, quien no solo tuvo que luchar contra la violencia y las amenazas por hacer justicia, sino también contra el machismo. “Las afganas tienen que luchar contra el machismo que está completamente insertado en la sociedad afgana a todos los niveles, y desde la llegada de los talibanes mucho más", comenta.

Las últimas medidas adoptadas por el gobierno talibán han prohibido a las mujeres y niñas acceder a la educación universitaria y a sus títulos académicos, convirtiéndose en el primer país del mundo que, por ley, prohíbe la educación a la población femenina. Unas medidas que el grupo extremista ya impuso cuando gobernó Afganistán de 1996 a 2001 a través de la ley Sharia y que, 20 años después, vuelve a implantarse. Una ley que ha sido utilizada históricamente para justificar la discriminación y la violencia contra la mujer en los países musulmanes.

La International Association of Women Judges (IAWJ), una organización que trabaja en la defensa de los derechos de la mujer y la igualdad de género, ha estado trabajando para sacar a estas juezas de Afganistán. Hasta el momento, han conseguido poner a salvo a cerca de 180 magistradas, nueve de ellas en España, como es el caso de Hotak. “Mientras, las juezas que no han podido marcharse, viven en secreto, en pisos francos, y en constante peligro”, cuenta.

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Debido a la ley Sharia, las mujeres afganas no pueden salir solas a la calle, las estrictas normas impuestas por los talibanes exigen que las mujeres estén siempre acompañadas por un tutor (marido o familiar). Esta situación es aún más complicada para las solteras o las que no tienen familia en el país, ya que les resulta más difícil moverse y abandonar el territorio. “Por las calles de las ciudades afganas nunca se ve a mujeres. Las mujeres y las niñas afganas conviven con el miedo constante”, apunta Hotak.

"Me duele ver cómo apoyan a Ucrania y se olvidan de Afganistán"

Gulalai Hotak, exjueza del Tribunal Supremo de Afganistán, refugiada en España

Por todo ello, esta jueza critica la falta de acción por parte de las Naciones Unidas y el Parlamento Europeo para mejorar la situación de las mujeres y niñas afganas. “El Europarlamento ha condenado el retroceso en derechos por parte de las mujeres y las niñas en el régimen de los talibanes, pero sus resoluciones no son vinculantes y no tienen poder legal”, expresa Hotak, quien insta a la ONU a “hacer un trabajo práctico que de verdad resuelva la negación de derechos a la que está sometida la mitad de la población en Afganistán, como son las mujeres”. 

Desde Madrid, donde reside actualmente la jueza, Gulalai Hotak se ha convertido en una de las voces más destacadas en defensa de los derechos de las mujeres y niñas afganas y denuncia esa falta de apoyo por parte de la comunidad internacional. En este sentido, critica la discriminación racial que sufren los afganos en comparación con, por ejemplo, los ciudadanos ucranianos, a las que se les facilita el acceso a la ayuda y la protección de Europa.

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“Empatizo mucho con el sufrimiento de la gente de Ucrania, personas que han perdido toda su vida en una guerra injusta. Y precisamente lo entiendo porque a los afganos también nos pasó lo mismo. Pero es muy doloroso para mí ver cómo Occidente hace una discriminación por cuestión racial que los lleva a apoyar al pueblo ucraniano y se olvidan de Afganistán”, comenta.

La realidad es que los refugiados ucranianos y afganos no están recibiendo la misma protección humanitaria en la Unión Europea. Esto se debe a la falta de una estrategia común entre los distintos países miembros, lo que está generando una acogida desigual para las refugiadas afganas.

Las mujeres afganas llevan años esperando para poder seguir su camino hacia Europa. Todavía hay al menos 40 familias afganas que España se comprometió a traer después de la toma del poder por los talibanes, pero están repartidas entre Irán y Pakistán, países que apoyan a los talibanes, con lo cual están en peligro constante de ser repatriadas a Afganistán”, sentencia la magistrada.