Magüi Mira, directora y actriz.

Magüi Mira, directora y actriz.

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Magüi Mira, directora y actriz: "Dependemos cada vez más de un sistema que crea adicciones"

La artista conversa con MagasIN sobre su trayectoria, sus últimos trabajos y la situación de la mujer en el momento presente. 

30 junio, 2022 02:23

Es arrebatadora y bellísima, a sus casi 78 años se bebe la vida con el luminoso descaro y el talento fértil que despliega en todos sus trabajos. Compagina la dirección, la interpretación y la docencia con una vitalidad pasmosa.

Atesora innumerables premios y reconocimientos como la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, en una carrera que dura ya más de 50 años. Sin duda, el premio es charlar con ella dejándose impregnar por su energía.

Recién estrenada en el Teatro Español la última función que ha dirigido, Los nocturnos, inicia los ensayos de la siguiente, Adictos, que dará a luz el 12 de agosto en el teatro Palacio Valdés de Avilés para recalar en septiembre en el teatro Reina Victoria de Madrid, tras la gira veraniega.

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La actriz y directora Magüi Mira

La actriz y directora Magüi Mira Ángela Ortiz

Pregunta: Los nocturnos, con texto de Irma Correa, expone el descarnado e intensísimo amor entre la rompedora escritora francesa George Sand y Frédéric Chopin. ¿Cómo has abordado este viaje emocional hacia la pasión extrema?

Respuesta: Cada abordaje de un texto nuevo es un reto del que aprender. Me enamoré de la belleza de la prosa poética del texto y he buscado un camino diferente, arriesgando, profundizando en el tema del sexo y la muerte - el orgasmo, como dicen los franceses, es una petite mort –, configurando una estética que ordenara el fascinante desorden de este texto en el que el tiempo está roto, fragmentado, con la ayuda de mi equipo: los actores Marta Etura y Jorge Bedoya, el vestuario de Helena Sanchís, el espacio de Curt Allen y Leticia Gañán, la luz de José Manuel Guerra, el movimiento de Mónica Runde.

Inicias ensayos con las actrices, Ana Labordeta, Lola Baldrich y la grandísima Lola Herrera, triunvirato de lujo con el que te embarcas en Adictos, una función sobre la adicción a las tecnologías. ¿Crees que el ser humano será capaz de revelarse y romper las ataduras con el mundo líquido e invisible que hemos creado?

En ese sentido, no soy optimista, creo que cada vez somos más dependientes de un sistema que crea adicciones, te compran prometiéndote cosas y te haces adicto de un sistema que vigila y controla, un “Gran hermano” gigantesco.

Tal y como se explica en la función, perdemos la capacidad de decisión, otros deciden por nosotros cómo quieren que sea el mundo, cómo gestionar el bienestar, la riqueza e incluso la personalidad y autenticidad de las personas, creándonos una vida en la que vamos entrando – y tragando - sin darnos cuenta.

"A lo mejor un día abrimos el grifo y no sale agua"

¿Cómo escapas tú, si es que puedes, de esa adicción?

No yo, todos formamos parte de una inmensa secuencia de datos que usan para formatear nuestras vidas. Hay que pararse y pensar, pero el tiempo transcurre, cada vez más, en paralelo a la ansiedad, no nos queda tiempo para pensar…

Ni tiempo para perder el tiempo…

¡Lo cual es una maravilla! Por otra parte, siento que estamos en un tiempo interesante, un totum revolutum, se nos mueve el suelo que pisamos, no sabemos bien hacia dónde vamos, todo está evolucionando, incluida la clase política, que no tienen tiempo ni de lanzar planes a corto plazo. Vivimos un momento fascinante, pero a lo mejor un día abrimos el grifo y no sale agua.

¿Dónde piensas que estamos las mujeres en este nuevo tiempo presente?

Especialmente nosotras, las mujeres, tenemos que seguir luchando por la cuota pendiente, en esta intifada que, desde hace tantos años, llevamos arrastrando, porque todavía no hemos conseguido justicia: la igualdad.

La paridad es algo urgente, eso sí, conservando las diferencias, ya que el enjambre hormonal que envuelve a una mujer no es el mismo enjambre que envuelve a un hombre. Las diferencias están ahí y son necesarias, pero no de un modo clasista ni patriarcal, son diferencias que no deben llevarnos a la desigualdad.

"Las mujeres, tenemos que seguir luchando por la cuota pendiente"

Precisamente este año has revisitado La noche de Molly Bloom, dándole nueva vida a una mujer sin filtros ni mordazas, libre, inteligente y rebelde, extraída del capítulo dieciocho del Ulises de James Joyce, un monólogo que estrenaste hace 43 años. ¿En qué habéis evolucionado y cambiado, Magüi y Molly?

Cuando la hice por primera vez, en los 80, estábamos saliendo de una dictadura cruel e iniciando esa tierna democracia que empezaba, yo fui la primera mujer que hacía este personaje en España y estrenar a esa Molly, por entonces, fue una revolución. Ahora es una vergüenza, ver que esos deseos insatisfechos que ella tenía y expresaba siguen igual de insatisfechos hoy en día.

En ese sentido, admiro profundamente a Joyce, un hombre que tuvo conciencia de lo que era la condición femenina hace cien años. Molly habla de cosas que les siguen pasando a montones de mujeres… ¿Por qué seguimos fingiendo orgasmos? ¿Por qué renuncié a ser una prima donna cuando me casé?

Son pensamientos privadísimos, como la caja negra de los aviones que solo se abre cuando el avión se estrella, que tienen que ver con el sexo.

Para mi sorpresa, he comprobado que hacer a Molly hace 43 años provocaba estupefacción, porque la gente no estaba acostumbrada a escuchar ni a hablar de cosas tan privadas, pero ahora he sentido mucha mayor complicidad con el público a través de la ironía; la gente en pie y esos aplausos, como no he recibido nunca en mi vida, significan que era muy necesario volver a Molly.

¿Cómo te organizas para saltar de un proyecto a otro? ¿Te resulta extenuante o fácil, cerrar un mundo y abrirte a otro?

Tengo la suerte de ser una pequeña controladora, mi capacidad de control es un don que me dieron mis ancestros, a veces es un grandísimo aliado y otras veces es mi peor enemigo, pero me ayuda.

Trabajo con mucha anticipación, planifico, organizo y es verdad que llevo mucho tiempo sin saber lo que es un día libre, porque he participado en la película de Jaume Balagueró Venus, he rodado Alguien que cuide de mí de Elvira Lindo y Daniela Fejerman, y he tenido una participación en una película maravillosa de Inés París Olvido, pero lo siento como un privilegio. Soy como otros muchos trabajadores que se levantan temprano cada día para ir a trabajar.

En este momento de tu vida, ¿disfrutas más, dentro o fuera del escenario? ¿Prefieres mirar o ser observada?

Me da más satisfacciones trabajar como actriz, por el contacto con el público, que no tiene precio, pero para ello se han de dar unas circunstancias muy especiales.
Como directora tienes que tener unas dosis de humildad y generosidad muy grandes, porque eres tú quien levanta el proyecto, todo depende de ti.

Soy consciente de que, cuando dirijo, tengo el privilegio de contar una historia tal y como yo la entiendo, defiendo una propuesta escénica, con respeto y compromiso, por supuesto, con mi cerebro, mi corazón, mi cuerpo y mis hormonas de hembra. Y yo sin esa libertad no trabajo, no lo hago.

Pero luego desapareces, lo que te ha costado tanta energía mental y física pasa a manos de otros y has de tener la generosidad de soltar amarras. En cambio, como actriz, sales cada día a escena con el poder que te da el espectador, a dar y recibir, y yo soy adicta a ese poder.

Las artes escénicas son como una gran partida de ajedrez: a veces eres peón, otras veces eres caballo o eres un rey y otras veces eres alfil, hay que tener la humildad de asumir en cada momento dónde estás y entender que hay jugadas que te salen bien y otras salen mal.

Como en la vida misma…

Así es, en el teatro bebemos de la vida para trascenderla y hablar de nosotros mismos a través de una poética teatral; a mí el mundo cotidiano no me interesa, para eso está el documental, que es maravilloso, pero yo no, yo quiero volar.

"Las artes escénicas son como una gran partida de ajedrez"

Y últimamente vuelas rodeada de mujeres creadoras, ¿es reflejo de que hemos crecido en visibilidad?

Sí, mujeres valiosas y más jóvenes que yo, exceptuando a Lola Herrera - para la que no tengo palabras suficientes para expresar mi amor y admiración -, lo cual me produce una gran alegría. Aprendo muchísimo de las mujeres, me dan una energía maravillosa y me hace pensar que, efectivamente, vamos avanzando. Me emociona ver el talento que tienen, cómo se abren camino, cómo convencen, trasmiten y conectan.

¿De dónde extraes la energía, el tiempo y la alegría de vivir que desprendes?

He vivido momentos difíciles, he tocado la muerte muy de cerca y sin embargo, nunca he sido consciente de que pudiera pasarme nada negativo, he superado esos momentos como si fuera lo más normal. Además, tengo el privilegio de tener personas cercanas que me transmiten esa energía. Creo que es algo genético, no sé vivir de otra manera. Es mi cabeza la que me impulsa cuando me falla el cuerpo. Tiro de mis fuerzas de flaqueza y salgo adelante.