Silvia Roldán (45 años) aparece con una sonrisa que salta de la mascarilla y se refleja en sus ojos. La primera mujer que ha llegado a presidir Metro de Madrid tiene el trabajo por castigo y la pasión por su profesión como lema de vida.

"Yo no era de ese tipo de ingenieras que juega con trenes desde pequeña, pero siempre he tenido la vocación, sobre todo de ingeniería eléctrica. Tenía clarísimo que lo que me gustaba era la parte de electrónica, toquetear cacharritos e ir desmontando las placas. Me encantaba".

La entrevista se produce antes de que una nevada histórica colapse Madrid y el metro, su Metro, se convierta en la única vía de salvamento para los miles de madrileños que se quedaron atrapados en sus coches, o en sus trabajos, y querían llegar a sus casas. 

El metro era lo único que funcionaba en las horas más duras y Silvia Roldán, apoyada por el consejero de Transportes, Ángel Garrido, decidieron que no podían echar el cierre ni siquiera de madrugada durante todo el fin de semana. Que no podían dejar aislada a la ciudad. 

"El hecho de ser el único medio de transporte que haya garantizado la movilidad durante estos días era una gran responsabilidad, dada la situación tan excepcional que hemos vivido. Por eso, hemos decidido abrir la red toda la noche, algo que no se había hecho casi nunca. Los madrileños nos lo han agradecido", relata Roldán a MagasIN durante los pocos segundos que tiene libre entre incidencias y cambios en función del parte meteorológico.

Javier Carbajal

Y eso que no fue fácil mantener caliente esta gigantesca ciudad subterránea mientras la superficie se helaba: "Para poder tener en funcionamiento los trenes en la mañana del sábado tuvimos que tenerlos toda la noche en funcionamiento, dentro de la red, porque si los hubiésemos mandado a los depósitos no hubiéramos podido sacarlos al día siguiente".

No ha pegado ojo este fin de semana, pero en unos días históricos para la capital, el metro ha vuelto a ser oxígeno para muchos. "Metro forma parte de la vida de los madrileños y cada día nos proponemos estar a la altura de sus necesidades. Existen problemas, averías, pero creo que Madrid y los madrileños pueden estar muy orgullosos del metro que tienen".

También los que no son de Madrid puesto que estas 12 líneas han servido de vía para los que tenían que salir de la ciudad pero no llegaban ni a estaciones ni al aeropuerto: "Hemos ayudado a otros organismos como AENA o Adif, que nos han solicitado apoyos puntuales, para ayudar a viajeros que se habían quedado atrapados en la capital de madrugada".

Adif

Precisamente una de estas compañías que ahora pedía ayuda, Adif, fue su casa durante casi toda su carrera profesional. "Es una de esas empresas que engancha. Le tengo un respeto tremendo porque he aprendido todo lo que sé del sector del transporte allí. He tenido la oportunidad de tocar muchas áreas: como directora de obra, en mantenimiento, proyectos en el extranjero, gestión y dirección dentro de la compañía...".

De hecho, dejó su despacho como gerente de Área de Planificación y Análisis presupuestario de la empresa ferroviaria el 11 de octubre de 2019 para convertirse en la primera consejera delegada del principal medio de transporte de la capital: Metro.

Javier Carbajal

"En Adif tuve la oportunidad de trabajar en la parte de Cercanías, donde encuentras lo que es el transporte público con un usuario repetitivo. Así que mi paso a Metro fue bien y con mucha ilusión. Era la parte que me faltaba para completar el sistema ferroviario dentro de una comunidad como Madrid, en la que el transporte público es tan importante", reconoce esta directiva.

La verdad es que el subterráneo es el corazón de la movilidad en una región que se traslada sobre todo bajo tierra. "Somos la pieza esencial de la movilidad pues transportamos el 40% de la gente que viaja". En el año 2019, sus redes llevaron y trajeron a más de 677 millones de usuarios, un 3% más que el año anterior. "Siempre digo que somos como una ciudad subterránea con 2,5 millones de viajeros al día (en condiciones normales), 300 estaciones, doce líneas y que ya damos servicio a doce municipios". 

Además de esa vocación de servicio público, este transporte centenario también forma parte de la vida de los madrileños casi como si fuera su propia casa. "Conseguimos que los trabajadores lleguen a sus puestos, que los estudiantes vayan a clase, que la gente pueda salir de ocio, que se pueda mover por la comunidad", relata experiencias que ella misma ha vivido desde la infancia.

"Si tengo que decir una estación favorita, quizás la de Iglesia, porque llevo toda mi vida viviendo en el barrio y tengo muchísimos recuerdos allí. ¿Quién no ha viajado entre Iglesia y Bilbao y sus padres no le han dicho: ¡mira la estación fantasma! Y nos hemos puesto todos a mirar por las ventanillas?".

Esa cara clavada en el cristal junto a la de su hermana mientras trataba de descubrir los secretos de una estación que ahora está abierta al público, no es el único recuerdo que tiene de unos trenes que llevan y traen millones de vidas todos los días: "Todos los madrileños tenemos una historia que contar de Metro de Madrid. A todos nos ha pasado algo en el Metro".

La pandemia

Silvia Roldán reconoce que llegó a Metro de Madrid en octubre con muchos planes en la cabeza y en la carpeta, pero el coronavirus vino de repente, como en cada casa y empresa de este país, a darle la vuelta a todas las estrategias pensadas.

"Uno de nuestros principales objetivos era centrarnos en el presente, en mejorar el transporte, las frecuencias y la calidad del servicio. Queríamos adquirir material rodante, contratar maquinistas y aprobar un plan estratégico de inversiones pensando en un proceso de digitalización".

Y mucho de ello lo han ido poniendo en marcha pero después de familiarizarse en su jornada laboral con aspectos como el distanciamiento social, el flujo de viajeros exacto para evitar aglomeraciones o averías que acababan provocando cierta condensación de usuarios.

"Hemos estado unos meses tremendamente concentrados en gestionar la pandemia. Eran momentos en que teníamos que tomar decisiones muy rápidas, muy cambiantes, porque un día nos decían una cosa y al siguiente, la contraria. Algunas prescripciones eran interpretativas, pero siempre hemos tenido muy claro que teníamos que trabajar de manera conjunta".

Javier Carbajal

Desde que empezó el confinamiento, Metro seguía con su actividad para devolver a la vida a Madrid. La Consejería de Transporte organizó un comité de crisis en el que diariamente tenían entre dos y tres reuniones para analizar cualquier aspecto que iba surgiendo.

Como ocurrió con las imágenes al principio del desconfinamiento de vagones llenos: "En Metro se han tomado muchas medidas y muy importantes para velar por la seguridad de los usuarios y los trabajadores. Se ha desplegado un operativo de gestión de aglomeraciones con personal de Metro que es impresionante con el que ayudamos a que los usuarios se coloquen a lo largo del andén o se distribuyan de manera uniforme por los trenes, para asegurar ese distanciamiento social".

Pero Silvia Roldán asume que el Metro es algo vivo, que tiene incidencias, averías, sucesos, que acabaron provocando esas imágenes: "Metro de Madrid es un medio de transporte masivo y está diseñado para transportar grandes cantidades de gente. Trabajamos con las prescripciones que marcan las autoridades sanitarias (tres viajeros por metro cuadrado por plataforma de pie) y lo medimos milimétricamente para asegurarnos que lo cumplimos. Pero ocurren incidencias, un día un viajero se pone malito dentro de un tren o una avería y eso afecta a la regularidad del resto de los trenes".

Sin embargo, destaca que cuentan con protocolos en todos los casos para hacer frente a estas circunstancias e incluso que hay gente que ahora, meses después de esos vídeos, se queja del sistema que regula la entrada y la salida en cada estación y que impide, en determinados momentos, la entrada de más viajeros para no colapsar la red.

"Algunos días nos critican que lleguen a una estación donde ven que no hay gente y les paren. Pero el control de aforos está pensado para trabajar de una manera integral. Una línea es como si fuera un río y la aportación que recibe en cada una de las estaciones es un afluente. Si consigo controlar esa aportación en cada uno de los afluentes, lo que logro es tener controlada la densidad de toda la línea. El objetivo es que no se desborde".

En su teléfono móvil, sea la hora que sea y el día de la semana que sea, recibe un mensaje con todos los detalles de cualquier tipo de avería o incidencia que se produce en las 12 líneas de Metro. Así que hay momentos que su aparato no para de sonar, ya sea en casa, en la oficina o de camino a llevar a sus hijas al colegio, una cita sagrada que cumple hasta con la muñeca Ona, que viaja con ella acompañando a la más pequeña todas las mañanas.

"Siempre encuentras de todo en mi bolso o en el coche", bromea para ponerse muy seria a la hora de hablar de conciliación y de su forma de liderar equipos, de que el trabajo por objetivos ayuda a tener vida personal y laboral y que no hace falta ir siempre por la vida como el Metro de Madrid, que "vuela".

"Hay que evolucionar a un trabajo por objetivos y es verdad que el teletrabajo, en un sentido, puede ayudar por lo menos para organizarte tu tiempo y el día que te tengas que quedar más, te quedes y el día que tengas asuntos familiares llegues. Yo siempre he entendido el trabajo así".

Esta flexibilidad que ahora se está imponiendo en los nuevos modelos de liderazgo es uno de los aspectos que suelen destacar de las mujeres directivas y de sus métodos. "Yo siempre he trabajado de la misma manera: apuesto por el diálogo, la empatía, me gusta crear buenos ambientes y creo que hay compañeros que trabajan de la misma manera, no creo que sea exclusivo de las mujeres".

Las primeras chicas

Eso sí, para todos "ha sido raro encontrarse con que era la primera mujer en ocupar este puesto", como ella misma reconoce, aunque Silvia Roldán está más que acostumbrada con lidiar situaciones en que es la única chica presente.

"En clase ya éramos muy pocas. Además, muchas abandonaban el primer año porque es muy duro. Y en Automática y Electrónica éramos incluso menos". Pero esta rebelde y magnífica estudiante tenía claro que esas clases eran el lugar donde tenía que estar: "He vivido en un entorno en el que las niñas estudiábamos otras carreras que no fueran de niños, y los niños estudiaban las de chicos y a mí me rebelaba eso. Lo tuve siempre clarísimo".

Ahora hay más chicas a su alrededor pero tampoco Metro es una empresa que tenga resueltos todos los porcentajes. "Estamos en un 75% de hombres y un 25% de mujeres. Hemos avanzado mucho porque en 1990, la propoción era de un 19%, y seguimos trabajando".

Y eso que, como muy bien conoce Silvia Roldán, Metro de Madrid fue junto con Telefónica una de las primeras compañías del país en incorporar a la mujer al mundo laboral, en el puesto de taquilleras. Claro que esa imagen en blanco y negro de las primeras trabajadoras tenía muchos matices.

"Todo lo que aconteció tiene cosas buenas y cosas malas, como que cuando las mujeres se casaban tenían que dejar la compañía, porque no estaba permitido que las casadas trabajaran. ¡Y la norma duró hasta 1984!", advierte sorprendida por lo cercano que queda en el tiempo. De hecho, la compañía incluso "le pagaba una dote a su trabajadora" cuando dejaba su taquilla para convertirse en esposa.

Taquilleras del Metro de Madrid, que recoge el libro La mujer en Metro.

Taquilleras del Metro de Madrid, que recoge el libro "La mujer en Metro".

Ahora, la empresa ha editado un libro, La mujer en Metro, donde se narran anécdotas de estas taquilleras que tenían que ver cómo los hombres bajaban hasta el subterráneo simplemente para ver a una chica trabajar. "La vivencia que tienen las mujeres en esta compañía merecía la pena contarlo. Igual que la primera maquinista o la mujer que mantiene trenes... Son muy importantes".

Precisamente, la primera conductora bajo tierra llegó en 1984 y desde ahí el porcentaje no ha subido mucho: "Nos sigue costando. En la incorporación de mujeres a la conducción de trenes aún hay que dar un impulso y también en mantenimiento donde vemos bastante diferencia. Las chicas tienen que sentir que estos trabajos son atractivos y que hay espacio para ellas".

De hecho, las paredes de los túneles de Metro de Madrid son ahora los protagonistas de la campaña "Mujeres en movimiento", carteles que dan visibilidad a las profesionales, "muy buenas" que hay en la compañía con el objetivo de "mostrar referentes", las dos palabras mágicas que Roldán cree que pueden mover montañas. "Estaba prevista para marzo pero se ha retrasado, como muchas cosas".

Aunque la lista de peticiones se va cumpliendo poco a poco. "En cuanto vimos que la situación se volvía más estable, empezamos a trabajar en todos los proyectos que habíamos iniciado. En 2020, con pandemia, contratamos a 145 maquinistas y en 2021, ampliaremos a 200 más. Vamos a licitar en breve la adquisición de material rodante de gálibo ancho y apostaremos por la transformación digital de la estación 4.0, que la gente va a poder ver en Gran Vía, por ejemplo".

Accesibilidad

Todo para que como decía el eslogan de la compañía hace unos años, "el Metro de Madrid vuele", aunque siga sin poder ser para todos. "Uno de los compromisos principales que tiene esta compañía es el trabajo por la accesibilidad. Teníamos un plan para conseguir una accesibilidad de más del 70% de la red y ahora trabajamos en otro con CERMI que sigue apostando por el 100% accesible. Asumiendo las muchas dificultades que tiene".

Javier Carbajal

Aún hoy hay estaciones en las que llegar al tren en silla de ruedas, con un carrito de bebé o con dificultades de movilidad es misión imposible. "Hablamos de estaciones muy antiguas, profundas, en las que es muy difícil las obras. Los trabajos de accesibilidad tienen una envergadura tremenda. La gente cree que es colocar dos ascensores y ya, pero tienes que hacer itinerarios de accesibilidad perfectamente medidos y comprobados para acceder a todos los andenes, a todas las líneas, y eso lleva a obras de entre siete y nueve ascensores por estación".

Maneja las paradas, sus problemas, los avances tecnológicos y las incidencias principales de usuarios como si llevara toda la vida en la casa. De hecho, no sólo conoce al dedillo la historia de la mujer en la compañía, sino también los secretos y caprichos del creador de las primeras estaciones, de sus motores, de sus trenes... 

"Una de las cosas que más llama la atención de Metro es la luz. Desde el principio fue una de las obsesiones de Antonio Palacios y ha sido como un leit motiv que ha ido unido a la compañía durante sus 101 años de historia. Llama mucho la atención cuando comparas la infraestructura con otros metros", explica.

Lo mismo le ocurre con el famoso rombo que es "la marca de la casa". El logo del subterráneo es una adaptación del de Londres pero con otra tipografía y distinta geometría, pero sobre todo, al igual que en la capital británica, ha conseguido convertirse en una imagen que "acompaña a todos los madrileños y muestra todo lo que podemos hacer, toda la parte social que movemos", asegura su consejera delegada.

La recién elegida "Ingeniera del año 2020", se marcha tal y como llega. Corriendo y después de visitar la Nave de Motores y una estación, donde sigue explicando detalles técnicos e históricos. Es difícil no pensar que en su casa, la referente para sus hijas tiene que ser ella. Y para muchas más. "Yo les digo que no consientan que nadie les diga lo que pueden hacer y lo que no". Para ella, la música siempre suena guerrera pero amistosa.