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    La torpedista Estefanía Ruiz, frente al submarino Tramontana, en el Arsenal de Cartagena

    Silvia P. Cabeza
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    El espacio del submarino es tan reducido que sólo cuenta con una ducha enana y dos baños para 65 personas

    Silvia P. Cabeza
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    Estefanía advierte que lo mejor del submarino es la familia que forman y el ambiente menos jerarquizado

    Silvia P. Cabeza
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    Estefanía Ruiz, junto a las camas donde descansa la tropa en el Tramontana, que ocupan un espacio mínimo aunque están intentando que cada uno tenga la suya

    Silvia P. Cabeza
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    La marinero recuerda que el submarino no está fabricado por la comodidad de los militares sino para cumplir su misión.

    Silvia P. Cabeza
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    Estefanía asegura que nunca se ha sentido discriminada por ser mujer porque en el submarino todos dependen de todos

    Silvia P. Cabeza
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    Una misión del submarino suele durar más de un mes, en el que están totalmente incomunicados

    Silvia P. Cabeza
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    En el submarino ha participado en varias misiones internacionales, entre ellas, dos durante al guerra en Libia

    Silvia P. Cabeza
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    Sólo hay 32 mujeres en la especialidad de submarinos en España, un 10% del total de los militares en este área

    Silvia P. Cabeza
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    El Tramontana fue su primer destino cuando salió de la Escuela de Submarinos de Cartagena

    Silvia P. Cabeza
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    Ha disparado únicamente en simulaciones de emergencias donde serían los cabos y marineros los que lanzarían el torpedo

    Silvia P. Cabeza
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    Cuando son poca tripulación trabajan en dos guardias: seis horas de trabajo, seis horas de descanso

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    Desde que dio a luz a su primera hija no ha podido hacer misiones largas porque ha estado en reducción de jornada

    Silvia P. Cabeza
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    Entre los tubos de torpedos, Estefanía se muestra orgullosa de ser una especialista y de su trabajo

    Silvia P. Cabeza