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José Luis Rodríguez Zapatero (Valladolid, 1960) entra en la sala con la voz baja y las ideas claras. No viene a defender un programa ni a rebatir a nadie. Viene a hablar de lo que le importa de verdad, su madre, el amor de su vida y la igualdad. En esta conversación, más que entrevista, Zapatero se muestra frágil, contundente, emocionado. Como un hombre que ha vivido mucho, ha perdido, ha amado y aún cree que el mundo se puede cambiar.

Habla de su madre y recuerda cómo murió poco después de que él fuera elegido secretario general del PSOE. “La tenía de la mano, sabía que era una despedida”, dice. Y esa pérdida, lejos de endurecerle, le hizo más sensible. De ella nació su compromiso feminista, su lucha por la igualdad como motor político y personal. “Me considero feminista plus”, confiesa, sin miedo a las etiquetas.

También habla de Sonsoles, su mujer. De cómo se enamoró de ella en la universidad, de un chubasquero amarillo y de un periódico doblado bajo el brazo. “Estoy tan enamorado de ella como el primer día”, asegura. Cree en el amor, no como idea romántica, sino como principio ético. “El amor solo existe si es libre”, dice. “Y es una de las pocas cosas que sobrevive a la muerte”.

Zapatero defiende lo que piensa sin levantar la voz. Con convicción, pero sin ira. Cree que el feminismo no es una ideología más, sino “un estadio elevado de la civilización”. Y confía en que algún día, la violencia de género sea apenas un mal recuerdo. Mientras tanto, sigue luchando con la palabra. Creyendo, como en los grandes discursos, que la política, cuando nace del amor, todavía puede salvarnos.

José Luis Rodrgíguez Zapatero: El amos es de las pocas cosas que sobreviven a la muerte.

José Luis Rodrgíguez Zapatero: "El amos es de las pocas cosas que sobreviven a la muerte". David Morales