Mujer tiñéndose el cabello en la peluquería.

Mujer tiñéndose el cabello en la peluquería. iStock

Belleza

Rubén Peña, peluquero profesional, advierte del gran error al teñirse el pelo: "Daña el color y el cuero cabelludo"

El profesional recomienda cuidar la coloración, además de la salud capilar, con este sencillo truco al alcance de todas.

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Cada vez más personas apuestan por el tinte como parte de su rutina estética. Bien para cubrir sus canas, para aportar más luz a su rostro o, simplemente, para cambiar de look de vez en cuando.

Ello sumado a que cada vez la coloración capilar está formulada con productos que cuidan nuestro cabello para, además, mostrar su mejor versión.

Sin embargo, lo que muchos desconocen es que una práctica tan cotidiana como lavar el cabello demasiado pronto, después de teñirse, puede afectar resultado del color.

Según el reconocido peluquero y formador Rubén Peña, uno de los errores más frecuentes tras aplicar un tinte es lavar el pelo antes de tiempo, lo que afecta directamente a la durabilidad y la intensidad del color.

Peña, estilista de Toni & Guy y referente en el ámbito del color profesional, lo explica con claridad: "Tras aplicar un tinte, lo ideal es esperar entre 48 y 72 horas antes del primer lavado. Este intervalo permite que la cutícula capilar se cierre por completo, facilitando una fijación óptima del pigmento".

Durante el proceso de coloración, la cutícula, la capa más externa del cabello, se abre para que el tinte penetre en la fibra capilar. Si el cabello se lava antes de que esta cutícula vuelva a sellarse, el pigmento no se retiene adecuadamente, lo que se traduce en un color menos intenso y menos duradero.

Además del tiempo de espera inicial, Peña recomienda limitar los lavados a dos o tres veces por semana una vez transcurridas las primeras 72 horas. Los lavados frecuentes no solo degradan el color más rápido, sino que también alteran el equilibrio natural del cuero cabelludo, provocando sequedad, irritación o un aspecto apagado del cabello teñido.

Detalles que protegen el color

Otro aspecto que suele pasar desapercibido es la temperatura del agua. "El agua caliente abre de nuevo la cutícula del cabello, lo que favorece la pérdida de pigmento", señala Peña. Por ello, se recomienda optar por agua templada o fría, que ayuda a sellar la cutícula, mantener el color y aportar un brillo natural al cabello.

El champú adecuado también es un ingrediente clave en la rutina post-tinte. Utilizar un champú específico para cabello teñido no es una sugerencia, sino una necesidad. Rubén Peña aconseja evitar fórmulas con sulfatos agresivos y optar por productos diseñados para preservar el color.

Entre los ingredientes más eficaces, destaca el ácido cítrico, que ayuda a equilibrar el pH y cerrar la cutícula, y el ácido ferúlico, un antioxidante que protege frente a los radicales libres y prolonga la intensidad del color.

Los champús con pigmento, como los violetas o azules, pueden ser útiles para mantener o matizar el color, pero deben usarse con moderación. "Una o dos veces por semana es suficiente. El uso excesivo puede provocar matices no deseados o sobrecargar la fibra capilar", advierte el experto.

Cuidado con el sol, la sal y el cloro

El entorno también influye en la duración del tinte. La exposición solar directa, el cloro de las piscinas y la sal del mar pueden provocar una rápida oxidación del color, así como deshidratación y debilitamiento del cabello.

Para prevenir estos efectos, Peña recomienda el uso de protectores solares capilares, evitar la exposición prolongada al sol sin cobertura (como sombreros o pañuelos), y aplicar mascarillas o aceites reparadores tras el contacto con estos elementos.

Por supuesto, una rutina eficaz para el mantenimiento del color no se limita al lavado. El uso de mascarillas nutritivas, aceites capilares, sérums y acondicionadores sin aclarado ayuda a preservar la salud de la fibra capilar, aporta hidratación y mejora el aspecto general del cabello teñido.

También es importante evitar prácticas agresivas como el cepillado en húmedo sin protección, el uso excesivo de herramientas térmicas sin protección, o la fricción intensa al secar con toalla, ya que estos factores pueden comprometer la integridad de la fibra y del pigmento.