La enfermera Mila García, en su puesto de trabajo.

La enfermera Mila García, en su puesto de trabajo.

Actualidad

El otro drama de enfermeras y médicas: "Nadie quiere cuidar de nuestros hijos por miedo"

A Mila le está resultando imposible encontrar a alguien que se quede con sus dos hijas pequeñas para ir al hospital: "Cuando saben que soy enfermera me ponen excusas"

24 marzo, 2020 02:54

La gente tiene miedo. Tiene miedo de ir al hospital, de acercarse a los infectados que en lugares pequeños se están convirtiendo en auténticos apestados, pero también tiene miedo de estar junto a esos héroes a los que aplauden todas las noches desde sus balcones, a las 20.00 horas, pero que no se cansan de insistir en que también son personas que tienen sus propios temores y sus propias familias.

Y ahí, en sus familias y en su cuidado, es donde tienen su talón de Aquiles estos miles de héroes y heroínas de carne y hueso: "Llevo todo este tiempo intentando buscar niñera para mis dos hijas pero no quieren. Primero te dicen que sí pero al día siguiente te dicen que no. Te ponen excusas, pero sé que si me dedicara a otra cosa, no tendría este problema", explica Mila García, enfermera en el Hospital General Universitario Morales Meseguer de Murcia y una madre desesperada porque conseguir que sus pequeñas estén bien cuidadas mientras ella cuida de otros.

Y su caso no es único. Ayer lanzaba la queja en Twitter y fueron muchas y muchos sanitarios (enfermeras y médicas) las que se unieron a una situación que las lleva de cabeza y que está interfiriendo en sus trabajos aunque "nunca aparezca en los medios de comunicación.

"La semana pasada me vi en una situación desesperada. Tuve que venirme a trabajar un día y dejarlas solas, a una niña de 12 y otra de 5, y decirle a un amigo que las vigilara de vez en cuando", se queja esta enfermera divorciada y sin familia en Murcia capital. "Cuando saben que soy enfermera, que trabajo en un hospital, te dejan tirada con pocas horas de antelación", relata.

Ni siquiera en la UCI

Y eso que Mila trabaja en Oncología, "poniendo la quimioterapia a mis pacientes". Reconoce que no está en el foco de la infección directamente, pero aún así le pasa factura esta situación. "Nuestros pacientes están inmunodeprimidos y hay que llevar mucho cuidado porque son como una diana. Se intentan filtrar y a primera hora les sacamos sangre para que se dé el visto bueno para el tratamiento. Muchas veces te dicen 'estoy mal', 'tengo fiebre', 'no sé si me van a poner el tratamiento' y ahora que te digan que tienen fiebre o que se encuentran mal es una alarma", aclara.

Además, como su trabajo no es en la UCI y no están en un contacto directo con pacientes de coronavirus, no cuentan con la misma protección que otras enfermeras de otros sectores pero como ella misma advierte: "No es una tarea de tanto riesgo como en la UCI pero al final también lo es".

Mila reconoce que su situación familiar la tiene dividida en dos y es fácil de comprender que haya tweeteado lo que le ocurre con el hastag de "malamadres". "Hay, además, una incomprensión en tu entorno que te dicen tienes que centrarte en tu trabajo y más ahora que alguien puede venir infectado, pero a la vez tengo que estar pendiente de llamarlas, de que están solas, de si cogen el teléfono. !A ver cómo lo hago!", se lamenta.

Parejas de médicos

La historia de esta enfermera murciana es la misma que se repite en cientos de plantas de cientos de hospitales. El cierre de los colegios dejó sin alternativas al personal sanitario que se vio obligado a dejar a sus niños o con una persona externa o con los abuelos, la solución que venían desaconsejando hasta los propios médicos pero que es el último recurso de muchas familias.

"Muchas compañeras han mandado a sus hijos con los abuelos, a veces fuera de Murcia. Y llevan 15 días sin verlos, cuando, además, sabemos que no se puede hacer porque estás juntando dos focos. Pero es que no hay más soluciones", asegura.

De hecho, en la cadena de Twitter que se ha desarrollado por su denuncia salen situaciones parecidas por todo el territorio español. Elena cuenta que ella y su marido son médicos y que sólo les ha quedado la opción de los abuelos, "con la comedura mental que eso lleva y el estrés mental de volver de trabajar".

E Irene, médica endocrino, divorciada y con tres hijos, advertía de que en Sevilla tenía el mismo problema que Mila: "Aquí la chica sigue viniendo mientras trabajo, pero su familia no quiere que venga por miedo al contagio y no sé lo que aguantará la presión. Vivo al día, no hay otra. ¡Animo!".

La queja pública de Mila ha sido la última de sus opciones para intentar buscar una solución. El padre de sus hijas vive en otra ciudad y, además, tiene que trabajar también porque está empleado en el sector de Salud Pública y sus padres, que están en Cartagena, "están aislados y son mayores", asegura.

Red de voluntarios

Muchos profesionales sanitarios se han lanzado a las redes sociales para ir paliando los problemas que le han surgido durante esta pandemia. Gente que tenía que ir de Toledo a Madrid todos los días para trabajar y pedía una habitación, enfermeras que las trasladaban a Madrid o a Sevilla y necesitaban transporte o un techo donde dormir, pero también muchos que pedían ayuda con sus familias ante la situación de desamparo en la que temen dejarlas cada turno, cada guardia.

De ahí se ha creado una red de voluntarios en todo el país que trata de buscar ayudar por zonas para que la solidaridad de los españoles acabe cubriendo la falta de tacto que las administraciones están demostrando muchas veces.

"Igual que anuncian ayudas para parados o para empresas, que tengan en cuenta cuál es la situación de médicas y enfermeras", pide Mila.

Los especialistas en epidemias aseguran que una de las circunstancias que primero hay que cuidar es al cuidador y a sus familias, para garantizar su tranquilidad en el trabajo. Sin embargo, según datos oficiales, el 12% de los infectados es personal sanitario y al mínimo síntoma los están dejando en casa aislados y sin hacerle la prueba por falta de test, por lo que los recursos van escaseando.

Por eso, Mila no cree que sea una solución la única opción que le dan a muchas mujeres que como ella están solas con sus hijos: "Podría cogerme una baja o un permiso sin empleo ni sueldo, pero no puede ser el camino cuando necesitan al máximo número de sanitarios", asegura.

"Todo el mundo está aplaudiéndote a las 8 de la tarde pero luego...", se lamenta casi con la voz rota. 

El lunes sus hijas se quedaron con la chica de la limpieza pero Mila, y todas las Milas que trabajan en distintos hospitales de España, no saben qué van a hacer hoy martes, o mañana miércoles, o el jueves... o si la cosa se pone peor y tienen que seguir hasta sábados y domingos.