Un coche expuesto al sol puede incrementar su temperatura un 88%.

Un coche expuesto al sol puede incrementar su temperatura un 88%.

Motor COCHES

¿Las olas de calor afectan más a un coche térmico o eléctrico? Estos son los principales daños

26 julio, 2023 02:49

Las temperaturas extremas del verano afectan negativamente tanto a las mecánicas de combustión de interna como a las de propulsión eléctrica, ya que, por encima de los 25 grados, se producen reacciones químicas que impiden el correcto funcionamiento de los motores o las baterías.

En este sentido, muchas ciudades españolas alcanzan los 40 grados en verano, y si se tiene en cuenta la temperatura que puede ganar un coche expuesto a la luz solar, esta puede incrementarse en un 88%. Por tanto, los vehículos se someten a condiciones climáticas más duras de las que pensamos.

El club automovilístico RACE apunta que para que un motor térmico funcione se necesita una mezcla entre gasolina y aire que produce una explosión, la cual mueve los pistones ubicados dentro de los cilindros. Esta fuerza de empuje se transmite a través del cigüeñal hasta las ruedas y así un vehículo puede desplazarse.

No obstante, el rendimiento del motor se ve afectado cuando el calor supera los 25 °C o 30 °C, ya que a medida que asciende cada grado de temperatura externa, el aire que se mete en el motor tiene cada vez menos oxígeno.

Esto finalmente provoca que la mezcla dentro del cilindro con la gasolina no sea idónea, según explica el miembro del Área de Reparación e Innovación Mecánica del RACE, Rafael Soriano Rojas.

El rendimiento del motor se ve afectado cuando el calor supera los 25 °C o 30 °C.

El rendimiento del motor se ve afectado cuando el calor supera los 25 °C o 30 °C.

Menos potencia y más consumo

Esa falta de oxígeno en el motor hace que el coche pueda sufrir pérdidas de potencia, al mismo tiempo que el consumo de gasolina sube y, por ende, la autonomía es menor. Al no haber oxígeno suficiente el motor inyecta más gasolina para remediar esa escasez, es decir, inyectando más combustible en los cilindros.

Esto se traduce automáticamente en recorrer menos kilómetros que antes con un depósito y que el consumo de carburante sea mayor, aumentando el gasto para el usuario.

El exceso de temperatura teóricamente podría afectar negativamente también a la temperatura de trabajo del motor, que en los coches más antiguos era de 90ºC y en los actuales ronda los entre 100ºC y los 110ºC, explica RACE.

Impacto en el coche eléctrico

Los vehículos eléctricos no se libran del impacto negativo del calor, sin embargo, en este caso, no afectan tanto al propio motor, sino al rendimiento de las baterías. Estas tienen el punto óptimo entre los 14ºC y los 25ºC.

Si llegan a superar estas temperaturas, las reacciones electroquímicas que se producen dentro de la batería (al hacer la carga y descarga de electricidad) se aceleran demasiado. Por tanto, el exceso de temperatura provoca que la vida útil de estos dispositivos de almacenamiento de energía se acorte, un problema que afecta directamente a la autonomía del coche eléctrico.

Las altas temperaturas provocan que la vida útil de los dispositivos de almacenamiento se acorte.

Las altas temperaturas provocan que la vida útil de los dispositivos de almacenamiento se acorte.

"Es una de las mayores tareas pendientes por mejorar en este tipo de vehículos, junto con los puntos de recarga, la duración de la recarga y el precio", afirma RACE.

Pese a eso, para mitigar los daños causados por las temperaturas extremas, las baterías incluyen un sistema de refrigeración líquida propia con electroventiladores que se activan para enfriar cuando es necesario estos acumuladores.

Además, el motor de un coche eléctrico también incluye refrigeración para que se disipe el calor producido durante su funcionamiento.

Otros elementos afectados

Al margen de cómo afecta el calor a un motor térmico o eléctrico, hay otros componentes del vehículo a los perjudica de manera más visible. Hablamos de los frenos o los neumáticos, los cuales pueden sufrir un mayor desgaste.

Por otro lado, es indudable que las temperaturas extremas también ponen en riesgo la salud del conductor, con posibles casos de deshidratación. Esto provoca pérdidas de reflejos y reacciones, algo que se puede remediar con aire acondicionado (entre 21 ºC y 23 ºC), bebiendo agua y otro tipo de bebidas refrescantes sin alcohol o parando cuando sea necesario, sin superar las 2 horas de trayecto o los 200 kilómetros de recorrido.

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