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La rinotraqueitis vírica felina, popularmente conocida como la Gripe del gato, representa una de las enfermedades más comunes y preocupantes que afectan a nuestros felinos, especialmente a los más vulnerables.

Jorge Cruz, veterinario clínico en activo, nos adentra en los detalles de esta afección vírica que, si no se trata a tiempo, puede tener consecuencias fatales para el animal. Subraya que los gatitos muy jóvenes, de pocas semanas, y aquellos que viven en colectividades son los más vulnerables a contraer esta enfermedad.

"La falta de cuidados adecuados o de intervención profesional en estos grupos puede agravar la situación rápidamente", explica en un vídeo de YouTube.

El origen

Según explica el veterinario Jorge Cruz, la rinotraqueitis vírica felina es causada principalmente por el virus herpes felino tipo 1, el cual ataca el tracto respiratorio superior de los gatos.

Sin embargo, el veterinario enfatiza que esta afección a menudo se asocia con lo que se denomina enfermedad respiratoria felina, un cuadro clínico complejo caracterizado por la combinación de varios agentes infecciosos.

"En el desarrollo de la enfermedad pueden estar implicados otros agentes como el calicivirus, bacterias como la Bordetella bronchiseptica e incluso la clamidia, lo que puede complicar significativamente el cuadro".

Síntomas alarmantes

Los signos de la Gripe Felina son muy parecidos a los de una gripe humana, de ahí su nombre coloquial. Jorge Cruz describe una serie de síntomas clave a los que los propietarios deben estar atentos:

  • Estornudos y mocos: Muy comunes, indicando la afectación respiratoria.



  • Conjuntivitis con legañas: A menudo verdes o amarillentas, y en tal cantidad que pueden impedir ver los ojos del animal.



  • Fiebre: Un indicador general de infección.



  • Daño en los cornetes nasales, depresión y anorexia: Estos síntomas señalan un deterioro en el bienestar general y la capacidad del animal para alimentarse.



  • Tos: Característico de la afectación traqueal (rinotraqueitis).



  • Hipersalivación y deshidratación: Consecuencias del malestar general y la dificultad para tragar.

Cuando la Gripe Felina no se trata a tiempo o se complica con otros agentes, "puede derivar en condiciones mucho más serias, como una neumonía o incluso a una bronquitis, con una correspondiente hospitalización del animal".

Tratamientos

El tratamiento de la gripe felina no sigue una receta única; se adapta a cada caso según la gravedad de los síntomas y los agentes infecciosos que estén detrás. Como explica Cruz, se trata de un abordaje multifacético en el que cada paso puede marcar la diferencia.

La fluidoterapia, por ejemplo, resulta esencial para revertir la deshidratación que suele acompañar a la enfermedad. También pueden entrar en juego los antibióticos, mientras que los mucolíticos ayudan a despejar las vías respiratorias y evitar la acumulación de mocos.

La anorexia es otro enemigo frecuente, y para combatirla se recurre a estimulantes del apetito, que permiten al gato recuperar la energía que necesita. No menos importantes son los tratamientos oculares, que incluyen colirios antivíricos o antibióticos para aliviar la conjuntivitis, un síntoma común y muy molesto.

En cuanto a la alimentación, Cruz subraya la importancia de ofrecer dietas blandas y apetecibles: muchos gatos, sobre todo los más jóvenes, pueden desarrollar úlceras orales o en la lengua que dificultan el acto de comer.

Y en los casos más graves, la administración de antivirales puede marcar un punto de inflexión. "Dan muy buenos resultados", asegura el veterinario, aunque insiste en que deben aplicarse siempre bajo supervisión profesional.

Como método preventivo más eficaz, Jorge Cruz destaca la existencia de la vacuna. Si bien la vacunación no garantiza una protección del 100% contra la infección o que el animal se convierta en portador, sí es fundamental para evitar o reducir el cuadro clínico de la enfermedad. "Es una herramienta clave para proteger a nuestras mascotas", concluye el veterinario.