En España, cada vez son más los propietarios de perros y gatos que recurren a residencias y guarderías para animales de compañía.
Este fenómeno refleja no solo el aumento constante del censo de mascotas en los hogares españoles, sino también la creciente consideración que reciben los animales dentro de las familias.
Sin embargo, junto a esta expansión, también surgen interrogantes y posibles incidencias que conviene conocer antes de confiar la custodia de nuestros compañeros a un centro especializado.
Un servicio en expansión
La proliferación de hoteles y guarderías para mascotas responde a una necesidad muy concreta: cubrir la ausencia de los propietarios cuando no pueden atender a sus animales.
En el caso de los hoteles caninos y felinos, hablamos de estancias superiores a 24 horas, que suelen coincidir con viajes profesionales, vacaciones o incluso hospitalizaciones imprevistas.
Las guarderías, por su parte, funcionan con horarios más cortos y permiten a muchos dueños atender las necesidades de socialización de sus cachorros, mejorar el comportamiento de animales con ansiedad por separación o proporcionar estimulación cognitiva y motriz a perros senior o con problemas de movilidad.
Ambos modelos de establecimiento están considerados núcleos zoológicos. Esto significa que requieren autorización administrativa, inscripción en un registro y la supervisión de un veterinario responsable.
Además, las comunidades autónomas son las encargadas de inspeccionar periódicamente su funcionamiento para garantizar que cumplen con la normativa vigente.
Requisitos básicos antes de ingresar a una mascota
Los expertos insisten en que, antes de confiar un animal a uno de estos centros, es fundamental comprobar que dispone de número de núcleo zoológico.
Este requisito asegura la existencia de protocolos de profilaxis, programas de limpieza y desinfección, un plan sanitario y la supervisión de un facultativo veterinario.
El segundo paso imprescindible es la firma de un contrato de prestación de servicios, donde debe constar la identificación del animal y de su propietario, así como información esencial sobre la dieta, tratamientos médicos, carácter o necesidades especiales.
Este documento protege a ambas partes y evita malentendidos derivados de acuerdos verbales. Igualmente, el propietario debe comunicar los datos de contacto de su veterinario de confianza, de modo que en caso de incidencia el centro tenga una referencia directa.
El contrato, además, debe garantizar que el establecimiento dispone de personal suficiente y cualificado, con formación en el manejo de animales y, en caso necesario, licencia para gestionar perros de razas potencialmente peligrosas.
Normas sanitarias y vacunación
Entre las condiciones habituales de admisión destaca la necesidad de que las mascotas tengan la cartilla de vacunación al día. Una de las exigencias más comunes es la vacuna frente a la traqueobronquitis infecciosa, conocida popularmente como "tos de las perreras".
Los veterinarios advierten de que vacunar al perro o gato justo antes de su ingreso no asegura la protección, ya que el organismo necesita un periodo para desarrollar inmunidad.
Por ello, recomiendan planificar con antelación la estancia y consultar siempre al veterinario habitual para aplicar el protocolo adecuado.
Qué hacer en caso de incidencia
A pesar de las medidas de prevención, pueden producirse incidencias en estos centros. La normativa establece que cualquier problema de salud debe ser comunicado de inmediato al propietario, quien será el encargado de autorizar la intervención de un veterinario.
Solo en casos de urgencia vital, el establecimiento podrá actuar sin autorización previa, siempre priorizando el bienestar del animal.
Los accidentes también son una posibilidad. Un ataque entre animales durante un juego, una caída que provoque un traumatismo o incluso la fuga de un perro son escenarios que, aunque infrecuentes, pueden suceder.
La responsabilidad última recae en el centro, que debe garantizar cierres perimetrales seguros, agrupaciones de animales por edad, temperamento y tamaño, así como supervisión constante. En situaciones de conflicto, la firma del contrato resulta esencial para determinar responsabilidades y exigir garantías legales.
La otra cara del crecimiento del sector
El auge de guarderías y residencias caninas ha generado también un debate social y profesional. Muchos propietarios valoran positivamente la posibilidad de contar con un servicio de calidad para sus animales, pero también se han detectado casos de centros que operan sin autorización o sin condiciones mínimas de bienestar.
Las asociaciones veterinarias recuerdan que un establecimiento registrado es sinónimo de garantías sanitarias y de seguridad. De lo contrario, los propietarios se arriesgan a exponer a sus animales a riesgos evitables, desde contagios de enfermedades hasta negligencias en su cuidado.
En resumen, antes de dejar a nuestro perro o gato en una residencia o guardería, conviene seguir tres pasos básicos:
- Comprobar el registro como núcleo zoológico del centro.
- Firmar un contrato detallado que refleje la información esencial del animal y del servicio.
- Planificar con antelación la vacunación y la preparación sanitaria de la mascota.
De este modo, no solo aseguraremos el bienestar de nuestros animales de compañía, sino que también contribuiremos a reforzar un sector en expansión que, bien regulado, supone un recurso valioso para millones de familias españolas
Cuando surgen conflictos: la vía pericial
Y pese a todas las precauciones, pueden darse situaciones conflictivas que deriven en reclamaciones legales: desde daños físicos a los animales hasta fugas, negligencias o incumplimientos contractuales.
En estos casos, contar con un informe técnico elaborado por un perito veterinario es esencial para acreditar los hechos ante un procedimiento judicial o extrajudicial.
En España, la referencia en este ámbito es PERIVET, el único gabinete nacional integral de peritaje veterinario, especializado en la elaboración de informes periciales para casos relacionados con animales de compañía, responsabilidad profesional, medio ambiente, industria agroalimentaria o conflictos civiles.
Si un propietario se enfrenta a una incidencia en una residencia o guardería para animales, acudir a un perito veterinario cualificado puede marcar la diferencia a la hora de defender sus derechos y los de su mascota.
***José Antonio Allande es director veterinario en Perivet.