Málaga pierde otro negocio histórico. El famoso bar Casa Antonio, con 65 años de recorrido y situado al lado del Hospital Civil, cierra sus puertas el día 15 del próximo mes de agosto.
Así lo han anunciado los hermanos Fina y Antonio López Vargas, propietarios del negocio que antes perteneció a sus padres. "Queremos cerrar un ciclo de segunda generación y que nadie siga con el nombre del bar", comenta el hombre. A pesar de que han tenido ofertas sobre la mesa, consideran que "no hay relevo, no hay gente con la responsabilidad suficiente" para hacerse cargo del legado.
Fina y Antonio son la segunda generación del bar que nació en 1960. Aunque no siempre estuvo en Gálvez Ginachero. Sus comienzos se remontan a Arroyo de los Ángeles con el bar y una pensión, abiertos a partir del dinero obtenido tras la venta de su antigua finca.
Pero es la construcción de la Avenida de Martiricos la que propicia el cambio del bar a tan solo unos metros del Hospital Civil. Desde entonces, 28 años ya, sirven comida caliente y casera al 061, a todo el cuerpo médico y, prácticamente, a cualquiera que acompañe al enfermo. "Aquí siempre se ha acogido a todo el mundo", comenta Fina.
Con o sin dinero, nunca han rechazado dar un plato de comida a nadie. Recuerdan una vez en especial a un hombre que apareció pidiendo alimento al que sirvieron su mítico menú del día sin problema alguno y que, poco después, fue a darle las gracias anunciándoles que había encontrado trabajo.
Han dado de comer, han prestado dinero, han dejado fiado y nunca lo han reclamado. Son un centro social para aquellos cuyo único pasatiempo es ir a sentarse en la barra del bar, son ese sitio al que acudir antes de empezar la jornada laboral.
Barra del bar Casa Antonio.
Han formado una familia con la gente del barrio y el hospital. Y eso no lo logra cualquiera. Es cierto que ahora hay mucho comercio, "pero es verdad que están impersonalizados porque tienen unas tarifas, unos requisitos", cuenta Antonio.
La noticia de su marcha ha supuesto un duro golpe para su clientela, aunque se alegran de que estos dos hermanos tengan por fin su merecido descanso. Con su partida, el barrio "se va a quedar desolado", cree Fina, y "es la referencia que va a perder", añade Antonio.
¿Y por qué ahora? Los hermanos decidieron hace dos años, con edad para jubilarse, esperar a Paco, un camarero que empezó a trabajar con el padre de ambos con 16 años y al que le ha llegado el momento de dejar el mandil. "Cerrar y que se quede dos años buscando trabajo no lo podíamos hacer", explica el dueño.
Interior del bar Casa Antonio.
Con ellos se cierra la etapa de Casa Antonio. Duros comienzos con un cierre al poco tiempo de abrir a causa del estrés y letras que pagar, pérdida del gran sustento que es el 061 durante dos años a causa de la pandemia y una vida llena de recuerdos anclados al bar que los vio crecer.
Fina y Antonio planean dedicarse a su familia, a hacer "viajes con el Imserso" y a vivir cosas que nunca han podido, como ir al cine. El 15 de agosto será la última vez que el bar Casa Antonio abra sus puertas al público porque, esa noche, se acabarán 65 años de trabajo duro.