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Adiós a otro negocio histórico en el Centro de Málaga. El emblemático Zaldi Hogar, con más de 175 años de recorrido, echará el cierre la próxima semana.

Así lo ha confirmado a EL ESPAÑOL de Málaga la hija de Clemente Solo de Zaldívar, propietario del negocio, Victoria Solo de Zaldívar. "Los alquileres suben mucho y todo tiene un límite, ¿se trabaja para vivir o se vive para trabajar? Nos está costando dinero trabajar a día de hoy", denuncia la mujer, que cree que "todo tiene un límite". Parece que el edificio donde estaban ubicados ha cambiado de propiedad y no han podido llegar a un acuerdo con el alquiler.

Ellos son la sexta generación de este histórico negocio. Aunque pensaron en el traslado, los altos alquileres, a su vez, de pequeños locales del Centro de Málaga les han impedido seguir escribiendo páginas en la historia de Zaldi, obligándolos al cierre.

La noticia ha sentado como un jarro de agua fría a su clientela, que sabe que son de los pocos negocios que siguen vendiendo "artículos de calidad". "Pusimos hace seis semanas todo a la mitad de precio, no quisimos anunciar el cierre. Y con el boca a boca hemos estado un mes entero como pulpo, sin parar", ha declarado.

El actual propietario del mítico Zaldi Hogar, Clemente, recuerda que su abuelo (y primer dueño del establecimiento) le contaba que sus clientes y amigos, cuando iban a comprar, le decían: "Epifanio, dame cosas buenas que soy pobre”. Ese ha sido su secreto para aguantar más de un siglo en el casco histórico.

El local, situado en mitad de la calle Nueva, una de las vías comerciales más famosas de Málaga y especializado en menaje y productos textiles de hogar cree que estarán cerrados antes del próximo día 10. "Me quedan pocas cositas ya, los últimos días han sido una locura, pero aquí estaremos para el que las quiera", dice Victoria con una sonrisa al otro lado del teléfono, consciente de que llega un fin de etapa.

Durante sus casi dos siglos, Zaldi Hogar ha tenido momentos en los cuales lo han pasado regular; el último de ellos, durante la pandemia de la Covid-19. "Cuando abrimos las puertas después de la pandemia la gente se dio cuenta de que tenían sábanas muy rotas y antiguas, o las paredes de los pasillos. Llamaron a los pintores para que pintaran las cortinas", contaba Clemente hace unos años ante este periódico, explicando que la gente comenzó a comprar lo que "les hacía falta, porque vivían más en la calle que en su casa".