Patricia Sierra
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Llegan las vacaciones y, con ellas, la población se multiplica. Para muchos, es su primera vez en Málaga. Y, como cada año ocurre, se sorprenden con ella, ya sea por el encanto de la provincia o la forma de ser de su gente.

Es el caso de una joven madrileña recién llegada a la Costa del Sol desde la capital. Noelia conoce a muchos españoles de todas partes, pero a malagueños no tanto.

Está acompañada de su pareja procedente de Italia. Vienen a disfrutar juntos de una escapada romántica en Málaga. Planean descubrir los puntos más icónicos de la ciudad y su 'pescaíto frito' durante los próximos cuatro días.

A pesar de que aún les queda viaje por delante, menos de 24 horas han pasado desde que llegaron a la estación, no dudan en compartir sus primeras impresiones sobre la población malagueña.

Mientras su pareja admite que, por ahora, solo "he visto italianos e ingleses hablando". Noelia asegura que la vida malagueña es muy diferente a la madrileña, "noto un ambiente más relajado que en Madrid".

La joven no ha hablado con mucha gente, tan solo en el supermercado y poco más. Sin embargo, eso le ha bastado para encontrar a los malagueños "muy abiertos y muy simpáticos".

Es más, "no he conocido gente así", confiesa. Noelia destaca encontrar en la población de la Costa del Sol una cercanía y una tranquilidad totalmente desconocida para ella, hasta el momento.

Madrid, para ella, es muy distinta. Ese ambiente relajado, mucho más social, que la joven nota en las calles malagueñas, allí parece ser imposible de encontrar. En la capital "todo el mundo va a lo suyo y no mira mucho a la gente".

A la pareja aún les queda mucha Málaga por descubrir y muchos locales por conocer. Planean descubrir el museo Picasso, la Alcazaba, el castillo de Gibralfaro, la playa de la Malagueta y, como no, los espetos.