José Luis Puche (Málaga 1976) es uno de los artistas malagueños con mayor proyección mundial. Su estilo, sus formas y toda su pintura le han situado en el escaparate y hoy expone su obra en lugares como Sídney, donde se celebrará su próxima exposición.

El inicio de su verano ha pasado por visitar, entre otras ocasiones, la Gala Starlite en Marbella, y en estos días de agosto pasa sus vacaciones con Mar, su pareja, en un lugar alejado del foco. Así es como realmente se relajan.

Su vida ha cambiado mucho gracias al arte. Puche ha pasado de moragas universitarias a terrazas de chiringuitos con amigos extranjeros, una evolución lógica. 

¿Cuál es tu primer recuerdo de verano en Málaga?

Mis padres alquilaban un apartamento en los Álamos durante una quincena aproximadamente, venían con nosotros mis tíos y mis primos y recuerdo la cantidad de amigos que hacíamos allí. Mi madre siempre organizaba fiestas para todos y nos disfrazaba, sólo de rememorarlo recuerdo lo feliz que éramos jugando y pasando larguísimas horas en la playa, no había manera de sacarnos del agua.

¿Y tu primer concierto?

Mi estreno fue por todo lo alto, Michael Jackson en Marbella con el Bad Tour. Nunca he vuelto a ver Marbella como aquel día, había muchísima gente por todos los lados, tribunas de comida que llegaban, como escaleras, a todo lo alto del Estadio Municipal. Nunca olvidaré tampoco que durante la cola pasó por delante de nosotros Steven Spielberg, que era quien producía toda la gira y acompaña a Michael Jackson en todos sus conciertos, mi madre me dio papel y bolígrafo para pedirle un autógrafo, yo le seguía por un pasillo, entró por una puerta, yo entré con él y mi sorpresa fue llegar a una sala donde estaban todos los músicos comiendo tortilla de patatas y muy cerca el acceso directo al escenario con todos los instrumentos ya dispuestos. Spielberg se giró, se dio cuenta de que estaba allí, me cogió de los hombros y me sacó sin más. No me llevé nada firmado por él, en aquel momento, que era un niño, sólo sabía que había hecho E.T., pero lo que viví esa noche con el concierto fue increíble, de hecho, podría asegurar que después de haber vivido muchísimos conciertos más aquel fue el más maravilloso que he vivido.

¿Recuerdas algún amor de moraga?

Uy, sí. Cuando estaba en la Universidad recién acabado los exámenes, por San Juan siempre nos estrenábamos con una buena moraga para recibir el verano, siempre en el Peñón del Cuervo. Quien las ha vivido sabe que las noches son muy largas, que se duerme en la playa y se aprovecha la mañana para seguir en la playa, así que el tiempo y el momento dan para mucho, pero eso si, siempre fueron eventuales, muy fugaces.

¿Qué le dirías ahora?

Te invito a mi próxima exposición que es en Sídney

¿A qué político, a qué famoso y a qué deportista invitarías a una moraga en el Peñón del Cuervo?

Como político a Paco de la Torre, siempre me ha parecido una persona muy interesante y divertida, además de ser la persona que me casó y al que me gustaría conocer más en su faceta fuera de la política.

Como famoso al artista don Enrique Bunbury, sería un toque muy contrapuntístico para la noche, tiene ese punto de lucidez y brillantez mental y artística que me fascina.

Y deportista a Usain Bolt, se le ha echado mucho de menos en estas Olimpiadas y no estaría mal picarnos entre los cuatro para unas carreritas por la orilla después de unas cuantas sangrías. Por cierto, seguro que nos ganaba Paco.

¿Cómo es la moraga perfecta? ¿Sardinas, pinchitos o sólo de copas?

La perfecta es con buenos amigos y personas nuevas por descubrir y conocer, el típico amigo o amiga que se traen tus colegas. Es necesaria una o dos barbacoas, con pinchitos, crestitas, sardinas,… y por supuesto no puede faltar ese barreño donde entre dos o tres nos ponemos a hacer la sangría con su fruta recién pelada y picada.

Imprescindible meterse en el agua en algún punto de la noche, tiene algo de inquietante y misterioso estar dentro del agua a esas horas Era ideal cuando amanecía y no te cuento cuando siendo joven aguantabas toda la mañana del día siguiente, pero los cuerpos no son lo que eran y ahora hasta que el cuerpo aguante.

¿Cuál es la peor resaca veraniega que recuerdas?

Siendo universitario unas cuantas, jaja, en general todas porque lo das todo esa noche, no duermes y al día siguiente eres no llegas ni a ser persona

¿Qué plan no puede faltar en tus veranos?

Todo ha cambiado mucho, ahora tenemos amigos extranjeros que vuelven siempre en verano y es imprescindible quedar con ellos, estar con nuestros buenos amigos tomando algo o cenando en las terrazas de Málaga, escaparnos Mar (su pareja) y yo a un buen viaje y poder disfrutar de fiestas veraniegas que se han vuelto un clásico en nuestras vidas.

¿Cuál ha sido tu feria más recordada?

La de los años 90 eran espectaculares, las recuerdo como un evento donde todo el mundo mostraba su felicidad en las calles, a partir del 2000 vi que la cosa cambió, la música, los chiringuitos de calle, ahora la actitud es distinta al menos en el Centro.

¿Y esa en la que tienes más lagunas?

Jaja, aquellas en las que el Cartojal se adueñó de nuestros cuerpos, siempre sabes cómo entras pero nunca como acabas.

La ola del Melillero… ¿cuántas toallas te ha mojado?

Un par de ellas, pero una vez que te pasa y lo aprendes comienzas a observar y divertirte viendo como le pasa a quien no lo sabe.

¿Cuál fue tu primer trabajo de verano? Ya sabes, ese al que te metes para ganarte unas pelas y poder salir con tus amigos…

El Bar Puche, el bar de mi padre y mi tío Manolo y Tomás. Era un bar con mucha solera junto al Materno Infantil de Málaga. Por allí pasaba todo el equipo médico del hospital y familiares de pacientes y nuevos padres. Por las mañanas era un hervidero de médicos que entraban a sus consultas y había que servirles el desayuno, al medio día preparábamos las comidas y siempre me esperaba un saco de 25 kg de patatas por pelar. Por las tardes el bar se llenaba de familias que festejaban con champán la llegada de un nuevo bebé, era sin duda un sitio donde se vivían muchas situaciones pero donde aprendí muchas cosas que son valiosas cuando llega la hora de trabajar por tu cuenta.



¿Cuál es tu heladería favorita malagueña?

Diría que Casa Mira, porque no recuerdo ni un sólo día que siendo niño pasáramos con mis padres por Calle Larios y no nos compraran un helado, soy un clásico, turrón y tutifruti me pirran y en Mira están de lujo.

¿Porra, gazpacho o ajoblanco?

Sin duda porra antequerana, en verano no hay cosa que más me guste, fresquita acompañada de una Victoria entra espectacular. Aunque el gazpacho también me pirra, mi madre, como casi todas las madres, lo hace increíble, con una roca de hielo en el vaso no hay nada que lo iguale.

¿Cuál es ese chiringuito que no falta en tus planes de verano?

El Zagal en el Palo, siempre atienden muy bien, hay muchas mesas y está todo riquísimo, allí hemos llevado a muchos amigos tanto a comer al mediodía como a cenar por las noches. A todos nuestros amigos extranjeros les encanta probar los espetos y el pescaíto.

¿Dónde te llevarías a tu mejor amigo a comerse un campero?

Al Burger Parrilla en la Plaza Montaño. Vivía allí hasta que nos echó la gentrificación. Su propietario es una persona maravillosa y sus hijos trabajan con él, las patatas fritas son naturales y los camperos están para morirse. Es la clásica hamburguesería familiar donde todo se hace con amor y esmero, eso el cliente lo percibe y repite la experiencia ¿Y a tu peor enemigo? Al mismo sitio, no hay que ser rencoroso.

¿Cuál es tu playa favorita de la provincia?

Costabella en Marbella. Tenemos mucha familia marbellí, cuando era niño mi madre nos dejaba estar una semana en casa de mi tía Anita, con todos mis primos. Por aquel entonces solíamos frecuentar aquellas playas así que comenzamos a encontrarnos todos los domingos del verano allí. Son playas muy bajitas, de estas que para que te cubra el agua necesitas muchos metros mar adentro, arena fina, limpia y fina, seguimos yendo cada vez que podemos.

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