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Vecinos y comerciantes ante el Metro en Eugenio Gross: "Será un fastidio, pero cuando esté terminado nos alegraremos"

La preocupación y la resignación marcan la nueva realidad de los vecinos de Eugenio Gross, que ya asisten al arranque oficial de las obras de construcción del suburbano.

Más información: El Metro de Málaga al Civil ya se siente en Eugenio Gross: estará unos 30 meses cortada al tráfico

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Por mucho que se avise, por mucho que se quiera preparar el cuerpo, la realidad es que los vecinos de la calle Eugenio Gross y las calles aledañas no han empezado a ser conscientes de que la obra del Metro ya está aquí hasta ahora.

El corte total al tráfico de la vía es la imagen definitiva. Y es el momento exacto en que se inicia una larga cuenta atrás en la que serán testigos directos de la construcción del ferrocarril urbano en su extensión hacia el Hospital Civil.

Un ‘privilegio’ que ya han tenido los residentes de Carretera de Cádiz, de La Unión, de Juan XXIII, de Callejones del Perchel… Todos son ‘víctimas’ del avance de una infraestructura que, con el paso de los años, forman ya parte del día a día de miles de malagueños.

Imaginar la capital de la Costa del Sol sin el suburbano se antoja imposible. Sin embargo, la evolución propia de una red que debe estar en continuo crecimiento trae consigo no pocas molestias y quebraderos de cabeza. En Eugenio Gross, como antes en Hilera, ya lo saben.

Corte de tráfico en Eugenio Gross.

Corte de tráfico en Eugenio Gross.

A estos vecinos y a los comerciantes que cada día abren sus negocios en la calle se les abre un tiempo de transformación plena, en el que tendrán que convivir con las molestias propias de la ejecución de una obra de gran envergadura.

Aunque podrán seguir deambulando por las aceras, se toparán de lleno con las vallas que crearán un enorme recinto de obra. Y, en no mucho tiempo, empezarán a ver trabajar los gigantes de hierro y acero, las pantalladoras, encargadas de morder el cemento como paso previo a la construcción de los muros pantalla del futuro túnel.

Todo dentro de lo ordinario en una operación que el año que viene cumplirá veinte años activa.

"Es un fastidio grande, porque estas obras son largas y costosas y molestan mucho. Pero al final, cuando están terminadas, siempre se alegra uno"

Emilio, vecino

La reacción de la vecindad es casi de resignación ante lo inevitable. "Es un fastidio grande, porque estas obras son largas y costosas y molestan mucho. Pero al final, cuando están terminadas, siempre se alegra uno", explica Emilio, vecino del barrio.

Él, como otros muchos, piensan más en sobrevivir a lo que está por llegar y disfrutar del Metro cuando esté listo. "En el futuro quedará mejor y será una buena forma de comunicarse", añade.

Algo más preocupado se le ve a Miguel Ángel. Es el dueño de Rey Pele, un histórico bar situado en la acera oeste de Eugenio Gross. Lleva funcionando desde hace 30 años. Ya empieza a imaginar el momento en que coloquen las vallas frente a la entrada de su negocio.

"Ahora mismo no lo veo muy viable", dice cuando se le pregunta por el corte del tráfico y el inminente inicio de la obra. "Esta no es una calle que está en el Parque Tecnológico; aquí podrían haber duplicado las líneas de autobuses o el tranvía, pero no haber hecho el Metro", explica.

El temor que tiene Miguel Ángel, como otros muchos comerciantes antes que él, es el modo en que los trabajos de construcción van a afectar al bar. "Creo que será negativo; voy a tener que recortar el horario, porque aquí a las siete de la tarde, con esta calle cortada, no pasa nadie".

"Voy a tener que recortar el horario, porque aquí a las siete de la tarde, con esta calle cortada, no pasa nadie"

Miguel Ángel, dueño del bar Rey Pele

"No me queda otra que aguantar, mientras los números salgan", admite. Y recuerda la experiencia de una conocida con un bar en la calle La Unión, también afectada por las obras del Metro. "Ella tuvo el negocio cerrado tres años; ella pudo aguantar porque tenía un poder adquisitivo… Aquí somos 14 personas trabajando. Cada uno tiene una casa, una familia…”, añade.

Maia, en el interior de su negocio.

Maia, en el interior de su negocio.

Algo parecido le pasa a Maia, una danesa que llegó a Málaga hace dos años. Desde hace año y medio regenta una crepería. Y ahora se topa de lleno con el Metro.

"Sabía que la obra iba por aquí; cuando esté lista va a estar perfecto, pero estoy preocupada", confiesa. Porque ella, como otros muchos, creen que cuando se dice que las obras se alargarán unos tres años, serán más meses.

Maia comenta que su negocio busca ser un "un rincón de calma" para los clientes, algo complicado de lograr cuando "el polvo y el ruido" de los trabajos del suburbano estén a las puertas.

Recuerda que en Copenhague las obras del Metro, que se alargaron 25 años, hizo que el 80% de los negocios pequeños tuviese que echar la persiana al año y medio. "La gente no iba", señala.

Juan Rueda lleva viviendo en la zona de Eugenio Gross desde hace 50 años. Ahora podrá ver de cerca las grandes máquinas construyendo el ramal ferroviario hacia el Civil.

El suyo es el sentir de muchos. "Me parece una barbaridad. Cuando esté hecho será maravilloso, pero vivo aquí y ya me ha trastornado todo". En su caso, trata de mirar a medio plazo y asumir que forma parte de la evolución. "Si esto es un beneficio para la ciudad…”