Málaga

La Archicofradía de la Expiración va a tener que superar no pocos requisitos para poder ir adelante con el ambicioso proyecto de ampliación de su casa hermandad, localizada junto a la Avenida de Andalucía y contigua a la Iglesia de San Pedro, catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC). 

Esta última particularidad hace que el pronunciamiento de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía sea determinante en el futuro de una operación que dio sus primeros pasos a inicios de 2020, antes de que la Covid obligase a ralentizar la iniciativa.

El primer dictamen de Cultura al Estudio de Detalle mediante el que se pretende ordenar el nuevo desarrollo tiene fecha del pasado 22 de diciembre. En la citada resolución, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL de Málaga, los técnicos autonómicos ponen sobre la mesa la necesidad de realizar ajustes de cierta consideración en la propuesta de intervención. Los responsables de la hermandad trabajan ya en dar respuesta a los mismos. Incluso, se cuestiona la posible construcción de un aparcamiento subterráneo con capacidad para 130 plazas

Esa es una de las piezas principales del proyecto, encargado al estudio HCP. El mismo, tasado en unos 7 millones de euros, incluye la ejecución de un nuevo cuerpo con unos 2.000 metros cuadrados edificados para dar cabida a todo el equipamiento de la Expiración, incluyendo el salón de tronos. De este modo, el edificio actual sería destinado a la creación de un salón de actos con capacidad para unas 300 personas.

Atendiendo al expediente de Cultura, el Ayuntamiento de Málaga solicitó el pasado 23 de enero de 2021 un pronunciamiento "expreso" en relación con la reconstrucción de uno de los volúmenes que se pretende demoler y su relación con la recuperación de la visual del torreón de la Iglesia de San Pedro. A este primer elemento suma pronunciamiento sobre las condiciones de adosamiento al BIC que se proponen en el Estudio de Detalle. 

Otra de las imágenes del proyecto inicial.

De acuerdo con los datos recogidos, esta iglesia data del año 1629. El actual conjunto edificatorio y sus construcciones anexas son resultado de múltiples transformaciones, de las cuales, las más próximas en el tiempo han sido las llevadas a cabo entre los años 1943 y 1946, así como la construcción del módulo trasero levantado en 1964 y su transformación en 1999. 

Pero en la parcela existe una parte vacante de suelo urbano sobre la que la Expiración quiere levantar un edificio destinado a equipamiento privado y aparcamiento bajo rasante. Y es aquí donde se plantean las primeras discrepancias por parte de Cultura. 

De manera expresa, se señala como "no compatible con el mantenimiento de los valores culturalmente protegidos" el ajuste propuesto en el Estudio de Detalle en relación con la huella edificable prevista en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU). En el mismo se delimita la huella edificatoria de la futura edificación, "yuxtapuesta al flanco este del monumento" y con una altura máxima de cuatro plantas.

No obstante, los técnicos apuntan: "Cualquier ajuste de la citada huella deberá realizarse en el marco del estudio y análisis de la trama urbana original y el papel desempeñado por la Iglesia en la conformación del barrio, sobre la base del arrabal medieval preexistente, y en un marco de control de las afectaciones de la nueva edificación sobre el patrimonio arqueológico subyacente". 

Serán los resultados de estos estudios los que determinarán "si resulta conveniente el ajuste de las previsiones del PGOU, y en qué términos, por contribuir al mejor entendimiento del BIC y de sus relaciones históricas con la ciudad, por favorecer la dinámica conservativa del monumento o por suponer una mejora para su percepción visual y contemplación". 

En relación con la propuesta de recuperación visual y puesta en valor del torreón lateral mediante la demolición de "un cuerpo añadido en una de las ampliaciones", desde Cultura se considera que la propuesta "no parte de un estudio previo que la avale, en un marco de adecuado conocimiento de la configuración primigenia de este flanco del monumento, de su secuencia evolutiva y de los factores de idoneidad de la retirada del cuerpo edificado, en sus niveles conservativo, funcional y perceptivo".

Interior del equipamiento proyectado.

 

Es por ello por lo que supedita "la viabilidad de esta actuación concreta" a la realización de los estudios de tipo histórico y documental (para determinar las distintas ampliaciones en esta zona), así como de tipo arqueológico, mediante una lectura estratigráfica de paramentos que permita establecer la secuencia evolutiva del monumento, identifique las distintas fases o ampliaciones, y las caracterice a nivel constructivo. Estos estudios, se precisa, deberán realizarse en el marco de una actividad arqueológica de análisis de estructuras emergentes y de sondeos arqueológicos. 

En cuando a la integración de la nueva edificación respecto a la existente, corresponderá al proyecto final la justificación de la correcta integración de la nueva arquitectura en relación con la preexistente. Y en este sentido, subraya la necesidad de que el mismo aborde la configuración de la nueva edificación buscando reducir un posible efecto pantalla sobre el monumento, así como el efecto de contaminación visual y perceptiva. 

Cultura también aborda los usos previstos por la Archicofradía, reclamando que se tenga en consideración la repercusión que van a tener sobre el monumento. Y en particular pone el foco en la propuesta de construir varias plantas de aparcamiento subterráneo. Sobre ello, menciona los "considerables inconvenientes" que su implantación puede tener en un entorno protegido.

Dudas sobre el aparcamiento

De manera precisa habla de los movimientos de tierras de la obra precisa y su "potencial incidencia" sobre el patrimonio arqueológico subyacente; su capacidad de alterar el equilibrio de la base de sustentación del BIC (corrientes freáticas, dinámica de las corrientes subálveas, parámetros geomecánicos del terreno, etc.); las "peculiaridades" de su ejecución material, que comportan "cierto factor de riesgo para la propia integridad del BIC", caso de la ejecución de muros pantalla en la propia medianera de la iglesia, y la "inevitable irrupción" en superficie de los elementos básicos como grandes huecos para entrada y salida de vehículos, rampas, vados, núcleos de evacuación, elementos técnicos de extracción de humos… 

Si bien desde el departamento autonómico se admite que se trata de "inconvenientes" susceptibles de ser rebajados en la fase de proyecto, también se advierte de que son "indicadores relevantes de la incompatibilidad que el citado uso despliega en relación con la casuística de protección del monumento". 

Asimismo, subraya la necesidad de llevar a cabo de manera previa una actividad arqueológica de sondeos para realizar una diagnosis de carácter arqueológico del lugar. "Por ello, la viabilidad de las actuaciones bajo rasante está condicionada al conocimiento arqueológico del subsuelo", se destaca. 

Y no sólo ello tomando como referencia la localización de la parcela, considerada como de protección arqueológica de tipo 3, sino los antecedentes ya conocidos de importantes hallazgos arqueológicos en el entorno más directo, caso de los restos del arrabal de Attabanim encontrados durante la construcción del túnel del Metro.

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