Activada la cuenta atrás para que La Invisible abandone voluntariamente el edificio de titularidad municipal que viene okupando desde hace más de 14 años en el Centro histórico de Málaga, el Ayuntamiento de la capital invita al colectivo a protagonizar "una salida normalizada". Y lanza una advertencia: "Si quiere quedarse que pelee la vuelta, pero no con la amenaza de 'me vas a tener que sacar la Policía'".

"Es lo que quiere la mayoría de los malagueños", ha explicado a EL ESPAÑOL de Málaga el concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, quien defiende la necesidad de que el inmueble de la calle Nosquera sea objeto de una rehabilitación integral, tal y como concluyen los informes técnicos hasta ahora emitidos.

Desde su punto de vista, la necesidad de intervenir sobre la construcción es evidente, dada la existencia de ciertas estancias que se encuentran clausuradas desde hace años. "Hay un riesgo cierto, hay deficiencias a nivel de conservación que hacen recomendable su rehabilitación y con ese informe encima de la mesa hay que tomar una decisión", ha insistido el edil. 

López abunda en el llamamiento a la "normalidad social", confiando en que el colectivo cultural y social asuma el decreto municipal y abandone sin tensión el inmueble. Algo que no parece que vaya a ocurrir atendiendo a los últimos acontecimientos, caso de la manifestación que convocó a varios miles de personas contra la orden de desalojo.

El Ayuntamiento viene insistiendo desde hace semanas en la posibilidad de abrir un proceso de diálogo con La Invisible para que puedan dar continuidad a su actividad en espacios alternativos.

El concejal advierte de que en el supuesto de que el movimiento social se oponga a lo mandatado en la orden recibida formalmente en la tarde del pasado lunes, el Consistorio seguirá adelante con el proceso.

Ello incluirá otro periodo de ocho días para que el desalojo voluntario y, en última instancia, la petición al juzgado del permiso para proceder al mismo. "Iremos hasta donde ellos quieran llegar", ha señalado, asegurando que su intención no es la de dar marcha atrás en este tema. 

"Si no se van por su propia voluntad, la sociedad malagueña debería llamarles la atención", ha dicho. Y se ha preguntado: "¿O queremos ser ejemplo de la subordinación?".