Málaga

Sandra L. Romarís (Málaga, 1999) es cinturón negro de jiu-jitsu, un arte marcial antiguo que proviene de mucho antes de los japoneses, incluso. Es una defensa personal llevada a su ámbito más completo. Empezó hace ocho años en este deporte.

Cada día que pasaba por la puerta del dojo yoshinkai, situado en la barriada de El Torcal, sentía que tenía que formar parte de este deporte. “Mi madre no quería dejarme porque decía que no era para mí, que me iba a hacer daño. Al final, con mi cabezonería, hace 8 años que entré y no he querido hacer otra cosa”, explica la joven, de tan solo 22 años. 

Desde que se le metió esta idea en la cabeza, Romarís ha ido compitiendo en campeonatos de todo tipo. Ha sido bronce en el último campeonato europeo de Random Attacks (2018) en el que participó dentro de la categoría junior. Asimismo, en todos los campeonatos nacionales en los que ha participado ha sido oro en pareja. Lo mismo ha ocurrido en los autonómicos y en los provinciales. También en 2016 obtuvo un oro en la categoría junior de Kosen Judo

Pese a todo su esfuerzo, Sandra no cobra por sus logros y compagina la competición con su trabajo, la ilustración, y con sus estudios de diseño gráfico. Hace unos días publicó un tuit en el que anunciaba que vendía retratos que dibuja para poder costearse un viaje a Asturias con todo su equipo.

"Vamos a ir todo mi equipo a una especie de Summer Camp, donde vendrán maestros de todo el país y haremos entrenamientos. Además, allí también me examino de cinturón negro 1º dan de judo por la WIBK. En esta ocasión no es viaje oficial de competición, son solo unos entrenamientos", explica Romarís

Como la joven deportista cuenta, al ser un viaje no oficial, desde la FEJJYDA y su delegación en Andalucía, por la falta de ayudas públicas hacia este deporte, solo pueden permitirse pagarle  el transporte en coche durante los 10 días que dura el campamento. Sin embargo, entre vuelos, comida y alojamiento, a Sandra le cuesta aproximadamente unos 500 euros acudir a Asturias.

"No recibimos ayudas oficiales porque el jiu-jitsu no es un deporte reconocido por el Consejo Superior de Deportes y, por ello, no podemos categorizarnos como deportistas de élite aunque seamos competidores internacionales", dice. Sí que recibe ayuda de la propia Federación, que hace todos los esfuerzos posibles, especialmente en los viajes internacionales, donde solo tiene que pagarse, normalmente, las comidas.

Sandra L. Romarís en su dojo, situado en la barriada El Torcal. Alba Rosado Málaga

El jiu-jitsu, un deporte desconocido en España

Cuando se le pregunta si cree que la falta de ayudas tiene que ver con la poca popularidad que tiene el deporte en España, Romarís lo tiene claro: "Nadie conoce el jiu-jitsu tradicional. El que es el padre del judo moderno, pero del que todo el mundo se ha olvidado. Por lo tanto, no es que no tenga valor, es que ni siquiera se conoce. Los peques que entrenan en nuestro dojo y sus madres siguen diciendo que "llevan al niño al karate", así que ¡ya ves!".

Aunque la deportista también trata de desmentir mitos sobre el fútbol y las artes marciales. "El fútbol lo ve mucha gente porque también hay mucha publicidad de por medio y eso lo hace un deporte masivo. Sin embargo, debo decir que aunque parezca que no las ve mucha gente, millones de personas se conectan en streaming a disfrutar de competiciones de judo o kárate. Con el jiu-jitsu no ocurre porque no está considerado como un deporte masivo", cuenta.

El arte, a secas, su otra pasión

Está estudiando un máster en diseño gráfico en Gauss Multimedia y vende sus retratos a través de sus redes sociales. Puede permitirse compaginar el deporte con su profesión como ilustradora gráfica por su don a la hora de organizarse los tiempos. "Si tienes ganas de hacerlo, te acabas organizando bien", señala.

Reconoce que si no vendiera sus ilustraciones, el esfuerzo económico que supondría para sus padres sería enorme. "Creo que no podría ir ni tanto tiempo ni tantas veces como quiero. Lo divertido, este tipo de convocatorias de verano, me sería muy complicado", afirma.

Además, casi todas son de animales, su otra pasión junto al arte y el jiu-jitsu. Al dojo muchas veces le acompañan sus perras Laya y Peggy, que son ya como dos integrantes más del equipo.

Sandra L. Romarís posando con sus dos perritas en el dojo donde entrena. Alba Rosado Málaga

Sueños a largo y a corto plazo

La joven lo tiene claro: quiere encontrar trabajo como ilustradora o diseñadora gráfica, en la provincia de Málaga. Así, podría seguir entrenando con su equipo para todas las competiciones. A largo plazo, sueña con ser profesora en un pequeño dojo para ayudar al suyo y "si se puede, abrir otras franquicias".

Además, la deportista anima a todo el mundo a que practique su deporte ya que "ayuda a trabajar en equipo, entrenar la paciencia y la comprensión, coger herramientas creativas y de resolución de problemas de forma rápida y eficiente, y muchos valores como el compañerismo, el compromiso o la lealtad".

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