Publicada
Actualizada

Sale del ascensor del hotel saludando a diestro y siniestro. Luce moreno de campo y de plaza. Posa con naturalidad ante las peticiones del fotógrafo. Luce guayabera blanca. La tarde antes cortó una oreja en Málaga tras una faena importante que no pudo rematar con la espada.

El que atiende a EL ESPAÑOL de Málaga es un Saúl Jiménez Fortes 2.0, un nuevo torero, que anda los caminos del triunfo por el sendero de la belleza y la madurez. En 2025 le ha remontado el vuelo a una carrera que pegaba bocanadas.

Puso La Malagueta boca abajo en la Picassiana en el mes de abril. En San Isidro puso una pica, o un cargamento, en Flandes.

El jueves, después de atender a este periódico, de rosa y oro como los clásicos, cortó una oreja en un mano a mano con Emilio de Justo en su segunda tarde en La Malagueta. En Bilbao, donde tomó la alternativa, este sábado salió con la cabeza muy alta.

Ahora disfruta del día a día de Málaga, donde echó las raíces entre El Ejido y el Puerto de la Torre.

Responde despacio pero con las ideas claras, siendo consciente del peso que tiene su figura en Málaga.

Saúl Jiménez Fortes durante la entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga Francis Silva

¿Quién es Saúl Jiménez Fortes?

Una persona sencilla, amante de su profesión, de la vida, que le ha puesto mucho compromiso, mucha entrega, mucha pasión a una vocación, que es la de torear, y que me gusta disfrutar de las cosas pequeñas, de la vida, y que también, aunque sea sencillo, la vida me ha puesto pruebas muy difíciles, me han hecho hacer cosas extraordinarias y cosas que me han hecho mejorar, como persona y como torero.

Desde esta terraza se ve la Malagueta. ¿Es tu plaza? ¿Es la Malagueta diferente a otras plazas? ¿Sientes algo especial?

Sí. Entreno ahí a diario, está tu gente y eso me motiva y me inspira. En La Malagueta normalmente se suele dar mi mejor versión y mis mejores faenas.

¿Cómo es el público de Málaga?

Es un público que sabe esperar, que te invita a torear, el olé suena bien, suena bonito. El público no va con una idea preconcebida de la tarde. Y ahora, concretamente en estos últimos años, donde mi carrera está dando un vuelco, siento mucho cariño de la ciudad.

Eres el torero de Málaga. ¿Hay un plus de responsabilidad a la hora de torear en La Malagueta?

Sí, sin duda. Los días anteriores, incluso el rato antes, lo paso mal. Pero es una responsabilidad que quiero y que elijo, de la que me siento afortunado y orgulloso y no quiero renunciar a ella. Existe todo ese cariño, hay muchísima gente que viene a verte, creo que van cuatro o cinco ‘No hay billetes’ seguidos en las tardes que toreo en Málaga. Sabes que la gente espera mucho de ti, que hay gente que viaja desde muchos sitios de la provincia, incluso de fuera, que vienen a verte expresamente y que quieren ver la mejor versión de Fortes. Y también sabes lo difícil que es, no siempre la magia ocurre, pero me ilusiona más que esperen cosas buenas de mí y que vengan a verme a que no esperen nada. Entonces es una responsabilidad que quiero llevar con agrado, pero no siempre es fácil.

Ayer -el lunes- toreaste. ¿Cómo duerme un torero después de una corrida?

En las primeras horas me cuesta dormir mucho. Después de torear estás muy activado. Relajarte después de tanta tensión, responsabilidad, miedo, adrenalina… Estás pensando también en la tarde, en lo bueno, en lo que podía haber hecho mejor, y cuesta un poquito conciliar el sueño.

Saúl Jiménez Fortes durante su entrevista con EL ESPAÑOL Francis Silva

Estás en un proceso nuevo. Has dicho en alguna entrevista que este año todo ha cambiado. ¿Por qué y qué ha cambiado? ¿Este Saúl es un torero diferente al que tomó la alternativa o al de su primera época?

Cambia porque yo creo que torear es una expresión del espíritu, torear es algo artístico, pero sobre todo espiritual y algo vocacional, y creo que es un reflejo de quién tú eres como persona y cómo tú estás. Se torea cómo se es y cómo se está en el momento. Entonces, la persona que yo era con 21 años al tomar la alternativa, o con 24, es diferente a la que soy ahora, que tengo 35. Eso, más el propósito y el interés que yo he tenido por mejorar, por buscar otro camino, por dominar, entender más toros, entender más tipos de toreos diferentes y dar una vuelta de tuerca a mi toreo, que vaya encaminado más a la búsqueda de la belleza, más que a la búsqueda del triunfo, es lo que ha hecho que se vea como una versión nueva y una versión mejorada.

Claro, ahora hablas de la belleza, has mencionado la belleza. Al principio, si tu forma de torear destacaba por algo era por la pureza, por estar ahí jugándotelo todo.

Bueno, pero no es un cambio. No es cambiar, sino avanzar. Al final la pureza yo creo que es hacer la autenticidad, es hacer lo que haces con compromiso y siendo fiel a ti mismo. Eso creo que es la pureza. La diferencia es que cuando no encontraba la excelencia, pues muchas tardes las tenía que solventar con la ilusión, con la garra, con las ganas, con jugarme la vida y con triunfar como fuera. Pero sabía que era porque primero la prioridad era triunfar y cuando pasa el tren hay que montarse y ya habrá tiempo de mejorar. Y quizás ese camino lo empecé hace nueve o diez años, cuando tuve las coronadas tan fuertes, donde vi que mi vida corría un peligro. Ahí me planteé muchas cosas y me planteé si puedes perder la vida toreando, perder la vida por simplemente triunfar en un sitio y agradar. Y querer agradar a unas cuantas personas no tiene sentido para mí. Tiene sentido para mí desarrollarme como torero y ser el torero que quiero ser. A partir de ahí hubo un cambio de prioridades, empecé a buscar con la misma inocencia, con el mismo compromiso, asumiendo los mismos riesgos… Buscar la belleza, torear con sentimientos, torear con el cuerpo abandonado, es torear con pureza y es torear con verdad. Y eso es más cercano a lo que quiero transmitir de mis sentimientos.

"El mano a mano con Roca Rey, la Picassiana de 2025 y la tarde de San Isidro han cambiado mi carrera"

Este renacer de Fortes, después de una temporada con pocas apariciones, llega curiosamente cuando has renunciado a la búsqueda del triunfo por el triunfo.

Sí, es curioso. Creo que cuando uno más busca el triunfo, al menos en mi caso, menos capacidad de triunfar creo que tengo, menos probabilidad de triunfar. Eso es porque, parece una contradicción pero creo que no, cuando he buscado el triunfo había una cierta inseguridad o desconfianza de querer dar tu mejor versión, y de alguna manera buscar también la aprobación, conseguir el fin antes que crear la obra. Entonces, no es renunciar al triunfo, es, oye, quiero obtener el triunfo, pero que el triunfo sea la consecuencia y que el fin sea la obra. Y ahí asumes un papel más protagonista, más creador, más inspirador, y de la otra manera quieres aprovecharte de la situación para triunfar. Estás como un poquito más en supervivencia, en que tengo que triunfar. Creo que ahí hay muchos más miedos y muchas más desconfianza que cuando uno va simplemente a ser libre en la plaza, a torear, a torear y ser feliz. Y si triunfa bien, y si no, nada. Creo que ahí hay una confianza más auténtica, más de verdad. Por eso, renunciando al triunfo, aunque parezca contradictorio, ha llegado un triunfo mayor que se ha hecho desde otro espacio.

Entonces, ¿qué es el triunfo?

Bueno, el triunfo personal es desarrollarme como torero y mostrarme en plenitud, y dejar faenas para el recuerdo. Eso es lo que a mí más me motiva. Además, creo que no soy un torero, aunque quisiera, de estadísticas, de encadenar puertas grandes. Soy un torero de días y de grandes faenas, y que el día que se conjuga todo, que sale un toro y que aquello sale bien, creo que se queda en la retina y en la memoria del aficionado. Por ahí es por donde más fácil marco la diferencia. ¿Qué pasa? Que no solo importa lo que uno piensa, hay otros factores y para que pueda seguir toreando, hay días que, aunque no llegue esa faena para el recuerdo, también es conveniente triunfar, para que el apoderado pueda seguir haciendo contratos; para que la gente que va a la plaza y paga, vea justificada su entrada. Y ahí no puedes esperar siempre a que la inspiración llegue.

Saúl Jiménez Fortes posa frente a la Catedral de Málaga Francis Silva

Hablando de faenas que se quedan en la retina, ahí dejaste la del 21 de mayo en Las Ventas, en la Feria de San Isidro. ¿Qué supone esa tarde en tu carrera?

Bueno, pues ha sido un antes y un después. Digamos que he pasado por ese desierto, he estado cuatro o cinco años sin torear casi nada, unas dos o tres corridas al año, que es muy poquito. Y en la corrida del año pasado del mano a mano con Roca Rey, la Picassiana de aquí este año -cortó dos orejas-, y esta tarde de Madrid, en tres tardes, ha cambiado mi carrera. De pasar de la nada a estar en todas las ferias, y sobre todo en la boca de muchos aficionados. Y bueno, la tarde esa de Madrid fue clave para eso. Y me ilusiona que hubo mucha gente que los días de después me decía pues hace veinte años, treinta años, que no sentía nada igual en una plaza de toros. En Madrid, ese tipo de relatos me impactan mucho y me inspiran mucho, y hasta me abruma un poco, me sorprende.

¿Saúl, qué piensas cuando estás delante del toro?

Intento dejar la mente en blanco y que sea la intuición la que vaya desarrollándose. Evidentemente, no es un blanco total, hay pensamientos, pero sí creo que cuanto menos preparada lleves la faena y más te dejes llevar por el momento presente, es más fácil acertar y leer lo que el toro te está diciendo que en cada momento que necesita.

"Delante del toro intento dejar la mente en blanco y que sea la intuición la que vaya desarrollándose"

¿Cómo se lee lo que te dice un toro?

Pues de las cosas más bonitas y de las cosas que a mí me han enganchado para ser torero es el lenguaje no verbal con el toro, de tú entenderlo más allá de la técnica, de ver cuándo un toro está, cuándo tú le puedes a un toro, o el toro se entrega, o cuando tú creas esa conexión con él y consigues fusionarte con él.

¿Y cómo lo lees?

Pues con la mirada, con las expresiones, con sus pequeños gestos, y hombre, evidentemente alguien que toree por primera vez no va a ser capaz de leer eso. Eso al final es una intuición que se va desarrollando toreando, cada animal es diferente, pero al final hay muchos patrones que se van repitiendo y que unos toros te recuerdan a otro, y uno se va desarrollando ese lenguaje.

¿Estás en el mejor momento de tu carrera?

Sí, yo creo que sí. En cuanto a madurez y en todos los aspectos. al final también no solo que me esté encontrando bien, sino que es el momento donde más ‘fortistas’ hay, más gente está ilusionada, más gente está viajando para verme a la plaza y más estoy toreando también.

"Es el momento donde más ‘fortistas’ hay, más gente está ilusionada, más gente está viajando para verme a la plaza"

¿Te llega ese calor del ‘fortismo’?

Sí, sí, en Málaga sí. Pero en cualquier otro sitio, este año, me he encontrado gente de Málaga en Francia, en Santander, en Gijón, en muchos sitios y gente que no es de Málaga que también te admira. Te cuento una anécdota que me pasó hace un par de años en México, porque yo nunca había estado en esa zona de Yucatán, en Mérida. Días antes de torear en una tertulia, cuando hacían el turno de preguntas, me dice un joven que era muy admirador y que tenía un hijo que se llamaba Saúl, porque nació con un pequeño problema y él me identificaba como una persona que había sido muy resiliente y que me había crecido mucho ante cualquier adversidad. Y por la admiración que me tenía, su hijo no se podía llamar de otra manera. Eso me impactó mucho, porque es una persona que no conoces de nada, que está a diez mil kilómetros y cómo puede influir tanto en su vida o te tiene tan presente su día a día cuando no nos conocemos. Ese tipo de cosas son bonitas.

¿Saúl ha cumplido su sueño?

Bueno, en una parte sí, en una parte me siento orgulloso de quien soy, me siento orgulloso del torero en que me he convertido. Pero también me queda mucho por delante y me mirar mucho al futuro, en qué torero me quiero convertir. Y a partir de ahí en los entrenamientos, en los tentaderos, me van saliendo cosas que que luego van a ir saliendo en la plaza. Me gusta ir anticipándome y ver qué es lo que se puede ir creando en el futuro. Me gusta el concepto de esas nuevas versiones, como ese software que se va mejorando cada día y se va actualizando. Vivo en esa constante búsqueda de la mejora continua, pero a la vez muy consciente de que la historia se escribe día a día y sé que ha habido tarde en estos años que se han inscrito páginas muy bonitas de mi vida, de la historia del toreo y de la historia de Málaga. Cosas muy poco probables que ocurran pero que han ocurrido. Al final un día para la historia se pasa un día cualquiera, y soy muy consciente también de lo afortunado que me siento, del momento que estoy viviendo. Obviamente, he cumplido sueños pero me quedan otros muchos.

Saél Jiménez Fortes posa para la entrevista para EL ESPAÑOL de Málaga Francis Silva

Saúl, ¿cómo es tu día a día?

Entreno en Inacua. Muchos días también vengo a la plaza de toros a torear de salón. Y después también muchos tentaderos, viajar a ganaderías. Pero bueno, digamos que un día normal compagina el entrenamiento físico, el toreo de salón y un poco vivir para la profesión.

¿Hay tentaderos en Málaga, o tienes que buscarlos fuera?

En Málaga el único sitio donde he estado este año ha sido en Antequera Manuel Blazquez. Donde más tentaderos suelo hacer es en la zona de Salamanca, Sevilla, Madrid, Cádiz también en la Ruta del Toro. En los inicios de mi carrera, a los 19 años, me fui a Salamanca, donde estuve viviendo cinco o seis años seguidos, y pasando los inviernos, y baso mucho mi preparación en Salamanca, Madrid y Sevilla.

¿Correr una maratón es necesario para la preparación de un torero?

(Risas) No. Pero sí, hemos hecho cinco maratones y medias maratones unas cuantas también. Es algo que me gusta mucho, que me servía para la preparación y me sirve para coger fondo. Pero no es el ejercicio más específico para un torero, porque en la plaza lo que ocurre no es con un ritmo sostenido durante mucho tiempo, no es una cuestión de resistencia sino una cuestión de picos de intensidad, donde tienes que recuperar de una manera corta y breve. Entonces mi entrenamiento digamos más específico y más diario va más orientado a lo que es la preparación de la corrida de toros, pero la maratón era como una afición, un reto y algo que me mantenía para estar preparado. Pero estoy orgulloso de mi participación. Tampoco son grandes marcas, pero siempre hay que vivir la experiencia. Es algo de mucha fortaleza mental y eso sí creo que tiene mucha similitud con el toreo. Es un momento donde ves que ya no puedes más y no te queda otra que correr y hay que seguir corriendo.

Y fuera del toro, ¿en qué ocupas tu tiempo?

Bueno, ahora la verdad es que la familia me ocupa muchísimo tiempo igual que mi profesión. El poquito tiempo que tengo lo dedico a los dos hijos que tengo de cuatro y dos años. Paso el tiempo con la familia, el cine, me gusta en general de cualquier tipo de deporte. Ahora también estoy muy aficionado a ir a la playa y practicar paddle surf. Aquí voy disfrutando de la ciudad, que he estado mucho tiempo fuera y ya llevo cuatro o cinco años aquí y me gusta disfrutar de la ciudad.

La acabas de poner en la conversación. ¿Qué es Málaga para Saúl y qué lugar crees que ocupas tú en Málaga?

Bueno, pues me siento muy arropado, muy acogido y muy bien aquí. Porque aunque he vivido mucho tiempo fuera, y hubo un momento donde necesité salir de Málaga para crecer, mi cuerpo me lo pedía y era necesario, volver aquí, que mi hijo haya crecido aquí, está mi familia y tienes toda tu niñez aquí… Disfruto mucho del día a día, de las tradiciones, de la Semana Santa, el otro día estuvimos ahí disfrutando mucho de la Virgen del Carmen, disfrutando de tu gente… Como cualquier ciudad, las raíces siempre tiran mucho.

¿Qué recuerdos tienes de tu niñez en Málaga? ¿De cómo fue aquella infancia?

Tuve una infancia en El Ejido, en estudié en Los Salesianos, y luego ya cuando era un poquito más grande nos fuimos a vivir al Puerto de la Torre, y también me vinculo mucho allí. Es una vida normal, también muy vinculada al campo, porque mi padre tenía una pequeña ganadería y disfrutaba mucho de estar ahí cercano al toro, al caballo. Una vida así de sencilla de un niño que ya en su momento tenía cierta curiosidad con el toreo, pero también con el deporte. Jugaba mucho al baloncesto, estuve en la cantera del Málaga jugando de portero; después también estuve en Los Guindos mucho tiempo jugando al baloncesto, que me gustaba un poquito más que el fútbol, y disfruté mucho de ese deporte. Era un tiempo donde prácticamente me aburrían un poco los toros, no quería ser torero.

"Mi infancia fue una vida sencilla de un niño que ya en su momento tenía cierta curiosidad con el toreo, pero también con el deporte"

¿Y cuando volvió la idea de ser torero?

Con 14 años más o menos, mi padre apoderó a un novillero y ahí es cuando me volvió a picar el gusanillo y ya empecé a entrenar con él, a ilusionarme con el toreo de nuevo

Málaga CF, Unicaja, torero de éxito… No te has bajado nunca de la elite.

(Risas de nuevo) No, no. Cuando el Málaga fue a la Champions, mi padre decía fíjate ahora que mi hijo se va, es cuando el Málaga está en Primera y arriba del todo. Pero no, no, la élite del fútbol y del baloncesto es otra cosa. Yo estuve en la escuela y en la cantera y no hubiera tenido cualidades para llegar arriba.

Ahora Málaga está de moda. ¿Eres de los que defiende este modelo, o de los que piensa que algo se ha escapado de las manos?

Entiendo las dos cosas. He vivido mucho tiempo fuera, ahora que he vuelto a Málaga, entiendo lo atractivo que es, lo bien que se vive. Cuando vas fuera es cuando valoras lo bien que se vive en Málaga, lo que aporta como ciudad, la tranquilidad aun siendo una ciudad grande, una ciudad con historia. Se come bien… Y ahora está ese boom, es la ciudad donde mejor se vive prácticamente de España y casi del mundo. Entonces, es normal que haya tantísima demanda y eso también genera otros problemas, como el problema de la vivienda, como el turismo que vas por el centro histórico y prácticamente no te encuentras a ni un malagueño, que quizá le quita un poco o mucho de identidad a una ciudad. Pero creo que también es necesario y es bueno. Málaga siempre ha sido una ciudad de acoger a gente que viene de fuera. Pero sí me gusta que se respetan y se mantienen mucho las tradiciones de Málaga a pesar de todo ese boom y de todo ese crecimiento. Pero creo que la renovación que ha tenido Málaga ha sido buena.

Has mencionado la vivienda. Un torero, que puede ser una persona algo especial con su cabeza ocupada en otras cosas, ¿está al día de la calle, a la atención de esos problemas?

Bueno, muchas veces no es que esté al tanto, sino que eres una persona normal y los problemas te afectan a ti de manera directa o indirecta. Cuando suben los precios ya no solo de la vivienda, sino de la compra, del día a día, de todo. Te afecta, obviamente. Mi mujer también trabaja, ahora ha montado un negocio y ves lo difícil que es emprender, echar un negocio adelante, los requisitos que hay, los impuestos que hay. Todo eso lo vives en primera persona.

¿Y la vivienda?

No nos queda otra que aceptar la situación y cada uno puede elegir. El que quiera vivir en el centro sabe el precio que hay que pagar y el que no pueda o no quiera, nos guste o no, va a tener que irse más fuera de la ciudad. Hay un concepto en otras ciudades de pueblos dormitorios que en Málaga no había y que hay que crear y hacernos la idea de que quizás también se puede trabajar en Málaga pero vivir más tranquilo, vivir fuera y a un precio más asequible. Y bueno, quizás sea la solución para muchas personas.

¿Y a qué le tiene miedo un torero de las cosas mundanas?

Bueno, es verdad que ser torero te da la capacidad de aprender a relativizar las cosas; no es porque sea más valiente y tengas menos miedo. Tienes que aprender a convivir con el miedo. Luego hay mucho miedo del día a día, pero sabes un poco cómo afrontarlo, cómo deshacerlo. Pero bueno, evidentemente me da miedo que a mis hijos les pase cualquier cosa, que haya problemas de salud en la familia… A todo eso sí me da miedo. Pero es verdad que no soy una persona muy miedosa. Por ejemplo, cuando estoy con los niños, prefiero que ellos experimenten, que hagan lo que tengan que hacer, siempre más o menos estando pendientes y con cuidado, pero que aprendan, aunque sea a base de algún golpe o de alguna caída, antes que evitarles todo. Yo soy más de ese tipo de persona.

"Ser torero te da la capacidad de aprender a relativizar las cosas; no es porque sea más valiente y tengas menos miedo. Aprendes a vivir con él"

¿Cómo te imaginas al final de tu carrera?

Hay algo que ha cambiado mucho con el tiempo. Cuando empecé a torear y tomé la alternativa, pensaba que iba a ser una carrera breve, corta, intensa, que iba a ser más figura de lo que soy a estas alturas y que me iba a retirar pronto. Y ahora, independientemente de que haya conseguido más o menos, de ser más o menos figura, me ilusiona el seguir toreando para alcanzar cotas cada vez más altas en mi forma de torear. Creo que había veces que me he ido sorprendiendo a mí mismo, que ha habido toros que me han hecho dar una versión aún mayor. Y luego me preocupa un poco la idea de el día que dejes de torear, el cambio tan grande que te puede dar la vida, no poder disfrutar del campo… Y ahí hay que prepararse para otro tipo de vida. Y también hay otras cosas que me gustaría hacer. Por ejemplo, este tiempo que he estado más parado, estuve estudiando mucho sobre la psicología, sobre la mentalidad, sobre el cachina, el acompañamiento de otras personas. Es algo que también me gusta.

¿Te encomiendas a Dios cuando sales a la plaza?

Sí, sí, sí. Mucho. Porque al final no queda otra que aceptar lo que cada tarde depara y lo que está para uno. Y también me gusta ser agradecido. Yo he sido afortunado con mi familia, con mis momentos. Y cuando tenía que parar un toro, o en momentos muy decisivos que he tenido en mi carrera. Por ejemplo, el año pasado que ya estaba muy al límite, de tener una última oportunidad y que tu carrera se podía ir casi a pique, hubo como esos golpes de suerte de decir pues mira, Dios te ha mandado aquí este toro para que soluciones tu carrera. Y en esos momentos, recuerdo esas tardes, ayer mismo -por el lunes- de mirar al cielo y dar las gracias.