El Puerto de Santa María, 9 de agosto de 2025. Lo que prometía ser una tarde de gloria taurina en la Plaza Real de El Puerto de Santa María acabó convirtiéndose en uno de los episodios más tensos de la temporada.
Los protagonistas: Morante de la Puebla (45 años) y Andrés Roca Rey (28), dos figuras del toreo que arrastran desde hace tiempo diferencias personales y profesionales. El detonante: un quite fuera de turno que encendió los ánimos y desató un cruce de palabras.
Todo ocurrió durante la lidia del cuarto toro, cuando Roca Rey realizó un quite que, según Morante, no correspondía por reglamento. El sevillano, visiblemente molesto, se dirigió al peruano en el callejón.
"Eso se hace en otro momento, después del segundo puyazo, no del cuarto. Aquí no es reglamentario", le recriminó con gesto serio. La respuesta de Roca Rey fue tan altiva como inesperada: "Maestro, fúmate un purito despacito".
La frase, que ya circula como meme entre los aficionados, provocó murmullos, risas nerviosas y miradas cruzadas entre los presentes. Entre ellos, una testigo de excepción: Victoria Federica (24), hija de la infanta Elena (61), que presenció el encontronazo desde su localidad en el tendido.
La tensión entre Morante y Roca Rey no es nueva. Ya en Santander, semanas atrás, se vivió un primer episodio de desencuentro cuando Morante sustituyó a Cayetano en el cartel, una decisión que no fue bien recibida por el peruano.
Desde entonces, los roces han sido constantes, y el ambiente entre ambos se ha vuelto cada vez más eléctrico.
Roca Rey, en una plaza de toros.
Ambos representan estilos opuestos: Morante, el clasicismo y la cadencia; Roca Rey, la fuerza y el espectáculo. Dos gallos en el mismo corral, como dicen los aficionados, y esta vez el corral ardió.
A pesar del pique, los tres toreros -Morante, Roca Rey y el local Daniel Crespo- salieron a hombros por la Puerta Grande, tras firmar faenas memorables. Morante, vestido de nazareno y azabache, cuajó una obra exquisita al segundo toro.
Roca Rey, con catafalco y oro, cortó dos orejas tras una estocada fulminante. Crespo, con burdeos y oro, se mantuvo al margen del conflicto y conectó con el público desde la naturalidad.
"Aún no han hablado"
Aunque el cruce de palabras fue tenso, al final del festejo ambos toreros se dieron la mano antes de salir a hombros, en un gesto que muchos interpretan como una tregua.
Sin embargo, fuentes cercanas aseguran que "aún no han hablado" y que la rivalidad podría continuar en próximas citas, como la Feria de San Miguel en Sevilla, donde volverán a compartir cartel. La escena vivida en El Puerto recuerda a las grandes rivalidades del toreo clásico.
