El puesto de las clarisas.

El puesto de las clarisas.

Málaga

Las monjas clarisas del Convento de La Trinidad llegan al Mercado de Huelin para vender dulces: "Sabor a cielo"

Esta apuesta les permite romper con la estacionalidad del producto y explorar nuevas propuestas en unos tiempos en los que las ventas se estaban complicando.

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Las claves

Las monjas clarisas del Convento de La Trinidad han abierto un puesto permanente en el Mercado de Huelin para vender su repostería tradicional.

La iniciativa surge para asegurar ingresos estables y contrarrestar el deterioro del convento, apoyándose en empresas y voluntarios malagueños.

El puesto cuenta con una imagen renovada gracias a la colaboración de un estudio creativo local y otras empresas, destacando la calidad artesanal de sus dulces.

Entre los productos que ofrecen se encuentran tocino de cielo, bolitas de coco, tortas de Santa Clara, mantecados y otros dulces elaborados sin conservantes ni colorantes.

En el mercado de Huelin desde hace unos días además de ofertarse boquerones, sardinas y jureles, también se venden delicias clarisas como las bolitas de coco o el tocino de cielo. Las monjas clarisas del Convento de La Trinidad acaban de aterrizar en este icónico mercado para mejorar sus ventas y abrirse a nuevos clientes gracias a la ayuda de un estudio creativo malagueño, La madre de los Beatles, y varias empresas de la ciudad.

Durante siglos, en Málaga y en buena parte de España, ha pervivido la tradición de llevar huevos a las Clarisas antes de una boda para pedir que no lloviera. Con esos mismos huevos, las religiosas elaboran desde hace más de doscientos años una repostería artesana caracterizada por la sencillez y la ausencia de conservantes, colorantes o ingredientes procesados. Su principal ingrediente siempre era el amor que le ponían.

La venta de estos dulces se ha realizado tradicionalmente a través del torno del Convento de la Trinidad, con apoyos puntuales en cofradías o mercadillos gracias a la colaboración desinteresada de voluntarios. Sin embargo, el paso del tiempo y el progresivo deterioro del edificio tras episodios como la dana fueron reduciendo las ventas, al mismo ritmo que aumentaban los desperfectos en el convento.

Las nueve monjas que actualmente residen en el recinto entendieron que era necesario dar un paso más para asegurar ingresos estables. Así surgió la idea de abrir un punto de venta permanente en el Mercado de Huelin, una apuesta que permitiera romper con la estacionalidad del producto y explorar nuevas propuestas.

El salto no fue sencillo. Elaborar dulces con recetas centenarias era terreno conocido. Emprender un negocio, no. La clausura les impide atender al público, lo que obligó a contratar personal y asumir tareas desconocidas como la gestión del stock, la previsión de la demanda o el transporte diario desde el convento. Un proceso que ellas mismas resumen como un auténtico calvario.

Un pequeño milagro de Navidad

Tras meses de incertidumbre, el puesto ha logrado abrir con más ilusión que recursos. Fue entonces cuando entró en escena el estudio creativo La Madre de los Beatles, que decidió implicarse de forma altruista y transformar un espacio desnudo y envejecido en un puesto acorde con la calidad del producto artesano que allí se vende.

El equipo se desplazó hasta el obrador del convento para encontrar inspiración en su forma de vivir y trabajar. De ese encuentro nació una imagen sencilla y luminosa, sin artificios, basada en la cercanía, la honestidad y el respeto al oficio.

El diseño debía ejecutarse en tiempo récord para aprovechar la campaña navideña. Para hacerlo posible, se activó una cadena de solidaridad. La empresa Galantis asumió la rotulación integral del puesto, a la que se sumaron otros trabajos como la renovación del suelo o la pintura del techo. La imprenta Gráficas Pimentel colaboró con la impresión del nuevo packaging, concebido para dotar al producto de una identidad reconocible y memorable. Los últimos detalles llegaron de la mano de Noesfacil, con la aportación de delantales personalizados y bolsas de tela.

Hoy, las Clarisas se declaran profundamente agradecidas por la cadena de apoyo surgida a raíz de su llegada al Mercado de Huelin. Aunque solo han podido ver el resultado final en fotografías, saben que el puesto no pasa desapercibido.

Desde allí se sigue vendiendo la repostería de siempre, tortas de Santa Clara, tocino de cielo, bolitas de coco, buñuelos, mantecados dobles, roscos, empanadillas de cabello de ángel, magdalenas, yemas, pastitas de té o flores de San Francisco, con una imagen renovada que ha devuelto visibilidad y futuro a una tradición centenaria elaborada, como siempre, desde el corazón.