Restaurante Sinestesia.

Restaurante Sinestesia. E. E.

Ocio

Así es el restaurante más tecnológico de Madrid: proyecciones, sólo 16 personas y un menú de 270€

Sólo 16 personas pueden disfrutar de una experiencia gastronómica de la mano de un chef con dos estrellas Michelin y tres Soles Repsol.

10 febrero, 2024 03:17

Una puerta metálica, casi anodina, se abre para recibir a los comensales. Sólo 16 afortunados en cada pase pueden disfrutar del restaurante más tecnológico e inmersivo de Madrid. En una sala completamente blanca, una mesa alargada con las sillas no hace presagiar a simple vista la magia de las imágenes y de las sensaciones que se va a vivir cuando arranca el viaje.

El restaurante Sinestesia.

El restaurante Sinestesia. E. E.

En cuestión de minutos, se hace la oscuridad, el negro, y se pasa a la explosión de colores del arcoíris con un objetivo claro: aprender a qué saben, a qué huelen y hasta a qué suenan cada una de estas tonalidades.

La primera advertencia seria es que no se puede ir al baño hasta la pausa marcada (sólo por el bien del comensal) porque el show en la única mesa de este restaurante no se para nunca. La segunda, mucho más importante que la primera, es obligatorio dejarse llevar por el conjunto de sensaciones que surgen de los estímulos audiovisuales que se van proyectando en todo el espacio a media que sale el menú.

Todo está interrelacionado en Sinestesia. El sonido. El olor. Las imágenes. Hasta la cadencia con la que se sirven los platos y las bebidas, simétrica, al compás, con la mirada furtiva de los camareros que parecen más bien bailarines marcando un ritmo interno.

El plato verde de Sinestesia.

El plato verde de Sinestesia. E. E.

Y es que en Sinestesia, el nuevo restaurante que ha abierto en Caleido, con la asesoría de Kiko Moya, dos estrellas Michelin y tres Soles Repsol en Alicante, no es un simple lugar donde comer o cenar como los que hemos visto hasta ahora. Más bien es un mundo mágico, que se apoya en la tecnología, para disfrutar sin poder cerrar la boca en las más de dos horas que dura el espectáculo haya o no comida sobre la mesa.

En psicología, sinestesia significa la imagen o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente. Es decir, lo que provoca en el resto de los sentidos activar el gusto o el olfato o la vista. Y ese es precisamente el juego que Kiko Moya plantea a sus comensales, combinando videos, fotos, proyecciones y alta cocina en un viaje multisensorial.

La excusa son los colores (rojo, amarillo, naranja, verde, azul, morado... ) y a qué sabe cada uno pero la conclusión es que nuestro cuerpo está preparado para disfrutar con sensaciones de frío, calor, y hasta sopresas en las papilas gustativas que te dejan "muerta" algún órgano por un rato.

Los platos, que en algunos casos están pensados para que sean colaboraciones con otros chefs de alto prestigio, nacionales e internacionales, no buscan tanto el giro en la elaboración como el redescubrimiento de cosas que están a nuestro alcance y el descubrimiento de otras que no son tradicionales de nuestra cultura.

Kiko Moya preparando uno de los platos sorprendentes que se sirven en Sinestesia.

Kiko Moya preparando uno de los platos sorprendentes que se sirven en Sinestesia. E. E.

Un apertivo que cambia de color casi por arte de magia, un gazpacho morado, una quisquilla muy alicantina, un arroz del senyoret increíble, un homenaje a todo lo verde, unas migas de patata y panceta con un huevo pochado y láminas de trufa para acabar rematando con una tira de asado de wagyu sobre parmentier negra, vainilla y ceniza de cebolla. El menú por sí es apetitoso. Pero en Sinestesia se vuelve sublime por la mezcla de imágenes que se proyectan alrededor.

El postre, en un arcoíris explosivo, no podía ser algo normalito. La apuesta es una supermousse de chocolate con espuma de café y helado de avellanas del Piamonte. Y en este caso lo de super no es una exageración.

En total, siete etapas en las que toda la habitación se transforma a través de elementos que nos provocan muchas sensaciones con una sola tonalidad como protagonista. Así, de repente, bajas al fondo del mar, paseas por un desierto y vuelas entre las estrellas del cielo.

Un juego de percepciones que se produce también en el maridaje, donde, como en el cuento de Alicia en el País de las Maravillas, las bebidas tienen propiedades mágicas y cambian de color, se llenan de bubujas o se mezclan perfectamente con cada bocado.

Vamos, que Sinestesia y su viaje de 270 euros (con maridaje) o 190 euros (sólo con agua), poco tiene que ver con los restaurantes tradicionales a los que estamos acostumbrados ya que consiguen no sólo que lo que te lleves a la boca sea exquisitio sino que los otros sentidos se sientan retados constantemente para que la felicidad no sea sólo cosa de bocados sino de colores.