El acceso a la vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones sociales en España. No es una percepción: los datos confirman que nuestro país se ha descolgado del entorno europeo en uno de los hitos vitales más relevantes para los jóvenes.
Mientras que en la Unión Europea la compra de la primera vivienda se produce de media a los 34 años, en España este paso no llega hasta los 41. Siete años de diferencia que no pueden explicarse solo por una cuestión cultural.
Esta brecha sitúa a España a la cola de Europa en acceso a la vivienda en propiedad y refleja un problema estructural que va mucho más allá del ciclo económico. El encarecimiento sostenido del precio de la vivienda, la falta de ahorro previo y un mercado laboral marcado por la temporalidad han levantado un muro de entrada difícilmente franqueable para miles de jóvenes solventes.
Sin embargo, esta realidad no es inevitable. En otros países europeos con mercados financieros comparables al español existen mecanismos consolidados que permiten reducir estas barreras sin relajar los criterios de solvencia.
El seguro de crédito hipotecario, ampliamente utilizado en países como Francia, Países Bajos, Alemania o Reino Unido, ha demostrado ser una herramienta eficaz para facilitar el acceso a la vivienda a compradores solventes con menor capacidad de ahorro inicial.
Las políticas públicas puestas en marcha en los últimos años no están logrando revertir esta situación
Gracias a estos instrumentos, es posible financiar un mayor porcentaje del valor del inmueble, reduciendo la necesidad de ahorro previo y acortando los plazos de acceso a la vivienda. De hecho, entre el 20% y el 40% de las hipotecas en estos países incorporan esquemas de garantía, lo que se traduce en edades de acceso a la vivienda entre cinco y diez años inferiores a las de España.
Volviendo al caso español, el problema se agrava por una combinación de factores bien conocidos. Comprar una vivienda exige hoy disponer de entre un 20% y un 30% del valor del inmueble en ahorro previo, lo que en términos absolutos supone reunir alrededor de 44.000 euros para cubrir la entrada y los gastos asociados.
Una cifra inalcanzable para muchos jóvenes, especialmente cuando los salarios reales han perdido poder adquisitivo desde la pandemia y el precio de la vivienda continúa creciendo a tasas cercanas al 10% interanual.
A este escenario se suma una emancipación cada vez más tardía. Los jóvenes españoles abandonan el hogar familiar a los 30 años de media, casi cuatro años más tarde que sus homólogos europeos. La consecuencia es un círculo vicioso: sin emancipación no hay ahorro; sin ahorro no hay acceso a la compra; y sin acceso a la compra, la emancipación se retrasa aún más.
Las políticas públicas puestas en marcha en los últimos años no están logrando revertir esta situación. Los programas de avales para jóvenes presentan una ejecución limitada frente a la demanda existente y las hipotecas con un loan to value superior al 80% siguen concentrándose en perfiles muy concretos.
España se enfrenta así a una decisión clave: aceptar que la edad de acceso a la vivienda siga siendo la más alta de Europa o incorporar soluciones
Paralelamente, el alquiler, tradicionalmente concebido como una etapa transitoria, se ha convertido en muchos casos en una trampa de permanencia, con un esfuerzo económico que supera incluso al de la compra.
España se enfrenta así a una decisión clave: aceptar que la edad de acceso a la vivienda siga siendo la más alta de Europa o incorporar de forma decidida soluciones ya probadas en otros mercados. El seguro de crédito hipotecario no es una fórmula experimental, sino un instrumento consolidado que permite gestionar mejor el riesgo, ampliar el acceso al crédito y desbloquear el mercado sin comprometer su estabilidad.
Retrasar siete años el acceso a la vivienda no es solo un problema inmobiliario. Es una anomalía social con consecuencias económicas y demográficas a largo plazo que España no puede seguir normalizando.
*** Mariola Municio, Client Relationship Manager de Qualis Credit Risk España y Portugal-Grupo Asegurador AmTrust Financial.