Lunes 5 de mayo, la circulación ferroviaria no acaba de restablecerse. Mi tren a Barcelona salía a las 20:05. Estoy en Atocha. Llega la hora y no hay llamada (son las 19:55) empiezo a temerme lo peor. Ya estoy sentado en el tren, 20:20. Nos avisan por megafonía que no pueden empezar el viaje. Ya nos dirán cuando podemos empezar.

Me llama un cliente desde Sevilla. Dado que tengo que estar a las 16:30 horas del 15 de mayo, me sacarán un billete de tren desde Madrid a Sevilla a las 08:00 de la mañana de ese día, salvo que vaya, por favor, el día anterior para asegurarse que llego en hora.

Renfe parece un ferrocarril de mi juventud, cuando los españoles añorábamos la puntualidad suiza o centroeuropea. Ni siquiera hay autobuses para trasladar a los viajeros secuestrados en los AVEs, Oigos o Iryos, … El caos y la incertidumbre ha desbaratado el sistema que era el paradigma de la puntualidad. Para eludir responsabilidades, el Gobierno empieza a circular el rumor del sabotaje.

Pero lo mismo que en el apagón se sabía que el exceso de las fuentes renovables podría descompensar la red, también se sabe que hay cacos dispuestos a jugársela por unos cientos de euros robando cobre y catenarias que se pueden caer. Eso hay que prevenirlo.

Mientras TVE estrena un magacín vespertino con conocidas estrellas de la “vida en rosa” pagados con impuestos. Como TVE no tiene publicidad, los ingresos de estas profesionales salen de los bolsillos de los contribuyentes: de los que les gusta ese tipo de programación; de aquellos a los que no les gusta; e, incluso, de los que creen que es un despilfarro.

Mientras TVE estrena un magacín vespertino con conocidas estrellas de la “vida en rosa” pagados con impuestos

La TVE lo hace para competir en share (participación de audiencia) con las cadenas privadas. La diferencia es que estas últimas las sufragan las empresas que se publicitan en ellas. 

De manera que TVE compite deslealmente ¿por qué no se quejan? Porque muchos medios de comunicación privados no quieren enfrentarse al Gobierno. El BOE es un arma de destrucción masiva administrativa. 

Así que en el apagón, en Renfe o en TVE prima la ideología sobre el sentido común. 

España, paso a paso, va convirtiéndose en un territorio de poder acaparado desde el Gobierno. Las últimas operaciones han sido Telefónica e Indra. La de Prisa les salió mal, pero lo intentaron.

La siguiente operación es la opa del BBVA sobre el banco de Sabadell. Ni los organismos europeos, ni la CNMC (Comisión Nacional del Mercado y la Competencia) han visto inconvenientes a que decidan los accionistas del banco de Sabadell en el mercado bursátil si venden, o no, sus acciones. 

Así que en el apagón, en Renfe o en TVE prima la ideología sobre el sentido común

El Gobierno se opone a la opa porque piensa que le resta poder. Además, tendrá la gratitud del Sabadell que tiene su sede en Cataluña. Una Cataluña que Sánchez cuida por razones de matemática parlamentaria. No sería extraño que el Consejo de Administración de ese banco acabe nombrando por cooptación un consejero afín al sanchismo, si finalmente el Gobierno se opone a la opa.

La consulta pública anunciada por el Gobierno es un paripé para hacer lo que quiera Sánchez en función de sus intereses parlamentarios. Es sustituir el derecho natural del accionista por la manipulación del Gobierno, cuando todos los organismos expertos han expresado su “nihil obstat”. Sustituir la opinión técnica por la ideología desinformada. Una bufonada.

Así se está urdiendo el entramado de poder económico para el sanchismo alargado (si sigue gobernando después de las próximas elecciones) o el post-sanchismo (si es desalojado del poder por esos comicios).

Para asegurarse votos hay una operación de ingeniería social pilotada desde el Gobierno con: subvenciones, dádivas y encuestas incomprensibles del CIS. También una operación de ingeniería económica para asegurar poder para el bloque PSOE-Izquierda radical-independentistas.

Pero aún queda un territorio no conquistado: autonomías y poder local en manos del PP.

Dentro de este territorio irredento hay una “aldea”, que al estilo de la de Asterix, sigue resistiendo y cada vez con más mayoría según los sondeos ¿Será que Ayuso se cayó en la pócima del poder electoral al nacer como Asterix en la del poder físico?

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.